Mis pies temblaban al bajar las escaleras con mis delgadas sandalias doradas. Quería pensar que temblaba por el frío y mi húmedo cabello acabando de salir de la ducha pero muy en el fondo sabía que eran por nervios.
Mi vestido ligero y acampanado de flores amarillas adornaban mi cuerpo y el ligero maquillaje en mi rostro no disimulaba mis nervios al escuchar la música fuerte y murmullos de los invitados en la sala.
Apenas mi pie tocó el último escalón, un chillido emocionado se escuchó por toda la sala mezclandose con la música y atrayendo la mirada de todos en mi.
Elisa sonreía a más no poder y sentí mi rostro enrojecer al observar el rostro sorprendido y emocionado de todos, pero por sobre todo el de Luis.
Todos habían cambiado ligeramente en apariencias, pero aquél castaño que alguna vez había conocido en un bar, había cambiado muy notoriamente.
Su piel lisa y añiñada estaba adornada por unos piercing en sus cejas y orejas, su cuerpo ya no era tan delgado y en vez de ello, músculos lo suplantaban y de su barbilla una muy ligera barba comenzaba a asomarse.
Era como si aquél chico de 18 años al cumplir los 19 se hubiese súper desarrollado y aquello me tenía algo aturdida.
No sé cuánto tiempo habíamos pasado viéndonos hasta que de un momento a otra aquella morena se aproximó rápidamente y me llevó ante ellos los cuales se turnaban torpemente en abrazarme y decirme lo cambiada que estaba.
La única notoria diferencia en mí, además de mi cuerpo, había sido sin duda mi cabello, ya no estaba tan corto como antes, y en todo el año, éste había crecido incontrolablemente hasta llegar al inicio de mis nalgas. Sin embargo ellos resaltaban otras cosas de las cuales no era conciente.
— ¿Te tenían entrenando en un gimnasio o qué? — bromeó Jhonny volviendo a sentarse al lado de su novia y estirándose a la mesa para tomar unos snacks, pero éste fue detenido por una leve palmadita de parte de Elisa.
— Deja que le tome foto — reprochó la morena sacando su móvil y mi sonrisa se hizo más grande.
— Hacíamos ejercicio eventualmente — murmuré divertida bajo la atenta mirada de todos.
Estaba inquieta en mi asiento, todos se veía realmente lindo, habían muchos dulces y bebidas en la mesa y a lo lejos podía oler un delicioso aroma a pizza. Literalmente, tenía un año sin probar una rebanada y, a pesar de mis nervios, se me hacía agua la boca del solo imaginar que había una de esas perfectas comidas circulares cortada en triángulos, cerca.
Era extraño como todos se habían sentado de una manera en que yo quedaba en frente de ellos en aquel vacío sofá, y, como si mi incomodidad hubiese sido muy evidente. La alta figura de Luis nuevamente se levantó y se sentó a mi lado poniéndome más nerviosa de lo que estaba.
— ¡uy! — canturreo Elisa con picardía al ver aquella escena y mis mejillas al instante ardieron a más no dejar — debería tomarte una foto Luis, estás babeando. — se burló y aunque la burla había sido para el castaño, mis ojos se abrieron un poco al oír aquello.
— Ya, lo hubieras visto cuando venía para acá — comentó Lukas atrayendo mi mirada curiosa.
-— cállense, están exagerado — pidió apenado Luis pero al ver la diversión de Jhonny alentando a Lukas, mi curiosidad aumento.
— ¿Qué pasó? — pregunté echando una leve mirada al castaño y éste negó restándole importancia a diferencia de el resto.
— tuvimos que esperar como media hora a que saliera de su casa porque no sabía qué ropa ponerse — burló Jhonny y la sonrisa de Elisa se hizo presente seguido de sus bailarinas cejas — y para nada, al final se puso la ropa más básica de todas.
— Están exagerando — replicó Luis y mis ojos viajaron a su ropa examinando su conjunto, éste al igual que todos los hombres en la sala, traía un jean, y, cubriendo su pecho, una linda camiseta gris a juego con sus zapatos, completaban su vestimenta. — me tuve que cambiar porque la camisa estaba bastante arrugada, ellos lo dicen a broma, solo quieren molestar — trató de excusarse ampliando mi sonrisa divertida.
— Se que te traigo loco, Luis, no tienes que fingir — bromeé coqueta provocando la risa de los presentes, solo que mi risa se calmó un poco al ver que éste se había tensado ligeramente y reía nervioso en comparación al resto.
No sabía si era la paranoia o si el echo de haberme visto nuevamente me había
agrandado de cierta forma pero mi pulso comenzó a acelerarse al darse cuenta de la extraña situación.
Joder, no podía gustarle a Luis, ¿O si?
¿En qué momento había llegado a éste punto con él?
Todos nuestros tratos habían sido amistosos y en ciertas ocasiones no lograba recordar los sucesos por el alcohol en mi sistema, sin embargo, al siguiente día solíamos actuar normal como siempre, por lo que me daba a entender que nada fuera de lo normal había pasado.
¿Cómo le gustas a una persona sin hacer esfuerzo en gustarle?
Y mientras todos reían y burlaban al castaño, mis ojos se posaron en el vaso de cristal en frente de mí con un líquido transparente dentro y, sin pensar, lo bebí de un solo jalón arrepintiendome al sentir que aquella sustancia pasaba por mi garganta como si de llamas se tratase.
No recordaba cuanto llegaba a quemar una bebida y una vez el vaso fue colocado en la mesa con un rostro complemente arrugado, mis pies se movieron por si solos levantarse y llamando la atención de todos — ¿Qué tal si hacemos algo divertido? — pregunté lo suficientemente alto para que me escucharan a través de la música que aparentemente solo ellos se les hacía conocida.
Justo cuando mis labios nuevamente iban a abrirse para proponer un juego, los rasgados ojos miel de una emocionada morena se iluminaron al instante, pero en vez de causarme emoción su extraña felicidad, cierta malicia en su mirada solo hizo que mis sonrisa se borrara un poco confundida sintiendo que algo malo pasaría.
— ¡Ya vuelvo! — chilló levantándose y dirigiendose a pasos rápidos a la cocina.
— Desde que llamó para tu fiesta de bienvenida ha estado actuando tan extraña — bromeó Jhonny y mi rostro levemente palidecio a diferencia de los ojos que rieron confirmando sus palabras.
"bienvenida"
Elisa no les había dicho que me iría, ellas les había dicho que era una fiesta para celebrar mi llegada, y él solo ver a la morena volviendo a acercarse con sus ojos brillosos, hacía que mi corazón latiera más fuertemente suponiendo lo que pasaría.
Dos grandes bolsas fueron colocadas en la mesa y muchas pelotas de ping pong y vasos rojos y azules aparecieron ante nuestros ojos. Mi mirada viajaba cautelosa a cada movimiento que daba, y mientras los chicos hablaban divertidos y tomaban con juego las botellas de ron que había traído, yo sudaba frío pensando en lo que pasaría.
— ¿Jugaremos Beer Pong? — preguntó curioso Jhonny y mi mirada dudó.
Había visto a Elisa jugar ese jugo miles de veces en las fiestas adolescentes, y. Aunque muchas veces me habían invitado a jugar, no veía nada de entretenido un juego en donde beber era su única finalidad.
— Yo... no creo que deba jugar — negué viendo cómo estos se organizaban y mientras Elisa acomodaba los vasos, Luis servía las bebidas y Lukas bromeaba con Jhonny pegándole algunas de las pelotas en la cabeza.
— por favor Luci, no seas agua fiestas, ¿Qué tan importante debes hacer mañana como para que le temas a un poco de alcohol? — preguntó achinando sus ojos y mi ojos endurecieron viendo lo que tramaba.
Tenía que ir en autopista, no podía emborracharme si iba a manejar hasta Chicago por más de cuatro horas seguidas y ella lo sabía.
— claro, jugaré — solté decidida ante su retadora mirada y me acerqué a la mesa con el juego previamente organizado en ésta.
— ¡Que bien! — exclamó ensanchando su sonrisa — y para que sepan, las reglas se cambian ligeramente — añadió y todos giraron a verle.
— ¿Cómo? — preguntó Lukas — ¿No solo es lanzar y si cae el otro equipo bebe?
Negó — no, también propongo que hagamos retos — se encogió de hombros la morena — para hacerlo más divertido.
— ¿Qué? — murmuré por lo bajo mientras los demás afirmaban a su idea sin escucharme.
Retos.. pasarían todo el juego retandome.
Yo no servía en puntería y aún así participaba como si supiera.
— bien, ¿Chicas contra chicos? — rió coqueto Jhonny acercandose a su novia y ésta negó lanzandome una mirada.
— Nosotros seremos el equipo rojo, que Luis, Lukas y Luci sean el azul. — indicó y los antes nombrados se fueron a mi extremo de la mesa sin rechistar, e incluso, Lukas apresuradamente se puso en frente con una bolita en manos retando a Jhonny el cual imitaba divertido su acción. — ya saben, el que falle deberá cumplir un reto de el otro equipo.. — trató de hablar pero apenas esas palabras salieron de su boca, una bola de ping pong salió volando, y luego de rebotar dos veces en la mesa, limpiamente cayó en uno de los vasos siendo atrapada por el licor en éstos. — Lukas, no, éso es trampa. — trató de quejase Elisa viendo su jugada.
— ¿Trampa? — rió — No seas picada — negó y Jhonny reprimiendo una risa tomó la bebida sacando la pelota de ésta y llevándola completamente a su boca mientras tumbaba el vaso sin nada dentro al suelo.
— ¡Sí! ¡Trampa! — repitió la morena — estaba hablando cuando..— se quejó y otra pelota cayó en los vasos enfrente de nosotros de la misma manera en que antes Lukas lo había echo, solo que ésta vez, Jhonny había lanzado la esfera.
— ¿Y eso no es trampa? — se quejó Luis y la morena sonrió nerviosa y negó.
— Hizo un tiro limpio.
— pero igual estabas hablando — replicó Lukas y ésta rápidamente rodó los ojos.
— No seas picado — repitió lo que aquél chico de ojos verdes le había dicho antes y yo hice un esfuerzo para no reírme. — tú turno, Luci — murmuró diciendo lentamente mi nombre y generando tensión. Sus ojos me acechaban como si fuese su mayor enemiga y no disimulaba al hacerlo, incluso, el castaño a mi lado pudo notarlo y al ver mi mano dudosa sosteniendo una de las bolitas sin saber exactamente cómo arrojarla, él se acercó, mi corazón latía con fuerza al igual que mi confusión cuando su rostro comenzó a acercase más y más al mío, pero justo cuando hasta creí que llegaría a besarme, su aliento a vainilla con ron fue lo único que chocó de mis labios, al éste girar rápidamente y aproximarse a mi oreja.
— lo está haciendo para ponerte nerviosa, tú solo tira, yo resuelvo el resto — susurró y mi cuerpo se erizó levemente al sentir el aire en mi oreja.
Era irónico que dijese que Elisa actuaba así para ponerme nerviosa cuando más nerviosa me había puesto su cercanía. Sin embargo, haciendo caso a sus palabras, carraspee y asentí preparándome para tirar mientras mis ojos seguían confundida al castaño de ojos avellanas, rodear la mesa y acercase por la espalda a Elisa bajo la atenta mirada divertida de Jhonny.
Para mí mala suerte, todo salió mal.
Justo cuando estaba por lanzar, el grito de queja de Elisa se hizo presente y la bola cayó muy desviada de su camino perdiendose entre la sala.
— ¡Jhonny, aleja a Luis! — chilló empujando al nombrado el cual sostenía su brazo tratando de alejarle de la mesa. — ¡Amor! — volvió a pedir la morena y Jhonny hizo caso tomando él igualmente al Luis.
Una pelea extraña de niños se hizo presente y mientras Luis reía con Jhonny que le sostenía para hacerlo caer, Elisa veía al castaño con molestia como si éste estuviese interfiriendo en su gran sueño.
Ganarle a una chica que no tiene puntería.
Dos limpios rebotes en la mesa fueron el causando de una enorme sonrisa en la morena. Ella sonreía como si de un trofeo de hubiese ganado y, a su vez, daba a demostrar lo competitiva que podía ser.
Sabía que me retaría y una gran parte de mi hizo que tragara en seco al imaginar lo que podría ocurrirsele pero sobre todo, sus ojos mirándome con malicia solo hacía que la paranoia de que revelara mi viaje para arruinar la reunión, se hiciera presente.
— vamos Elisa, no seas mala conmigo — pedí en broma aún cuando sabía que aquellas palabras iban muy en serio.
Y, como si hubiese echo que recapacitara con aquellas palabras, su sonrisa bajó de intensidad y solo volteó a ver con malicia a Luis, retenido en el suelo por Jhonny el cual aún intentaba hacer que no se moviera y el traicionero de Lukas le ayudaba sosteniendo sus pies.
— Te reto a que hagas sufrir a Luis — retó y mi confusión se hizo presente. — castigalo un poco por lo mal que se porta — murmuró divertida y un ligero rubor corrió por las mejillas de el castaño mientras Jhonny le soltaba divertido y con su rostro pícaro al igual que el ojos verdes.
¿Castigarlo? ¿Qué se supone que debía hacer? ¿Regañarlo?
Luis apenas fue liberado pudo pararse y yo aproveché tenerlo de frente para carraspear y preparara mi mejor voz de madre posible.
— Luis...— murmuré severa — ¡Pórtate bien! — ordené y ésta vez los confusos eran ellos.
Los tres se miraron confundidos por mis palabras mientras que Luis sonreía enternecido. Rápidamente la risa se hizo presente y mi incomodidad creció al no entender lo que sucedía.
— bien, cumplió con el reto — trató de defender Luis y Elisa bufó acercandose a la isla de la cocina para traer a arrastras una silla de éstas.
— Así no era, no te quieras pasar de listo. — negó ésta mientras se acercaba al castaño y mientras lo arrastraba podía notarsele sus largas uñas clavarsele en el brazo pudiéndose imaginarse doloroso.
De un solo movimiento había logrado que éste se sentara en la silla y sus ojos se fijaron en mí. — El reto, Luci, es castigarlo de otra forma.
— ¿Qui..quieres que le pegue? — pregunté y Lukas rió.
— Quizás lo haces e igual le termina gustando — bromeó éste y Luis le miró mal.
— si éso deseas. — afirmó divertida Elisa haciendo que Luis se tenzara al escucharle, pero al ver mi mirada aún confundida ésta se acercó y en un tono más bajo pero que podía escucharse a través de la música, habló — El castigo es provocarle y no darle nada. Bailale, Luci. — indicó, y como si aquello de por sí no fuese mucho más vergonzoso de lo que ya era, sus manos rápidamente tomaron su móvil conectado vía Bluetooth a la corneta, y luego de teclear rápidamente, con una sonrisa en su rostro cambiar la música a una mucho mas suave, tentadora y sensual.
Mi cuerpo estaba estático aún cuando la música sonaba. Mi corazón latía con fuerza y mi pecho dolía al instante.
Bailarle.. provocarle... No podía hacer aquello.
Mis pies muy lentamente se acercaron a él y pude notar como su manzana de Adán bajaba trangando con fuerza y al igual que yo, sus nervios se hacían presentes, pero justo cuando estaba por alejarme, las luces de aquella sala fueron apagada dejando que la luz de el día entrando por las ranuras de las cortinas fuesen lo único que iluminara la habitación.
Todos rápidamente giraron a ver el interruptor y bajo éste, como un niño travieso, Lukas sonreía divertido. — solo le genero el ambiente a Luis — se justificó y los demás a diferencia de mi sonrieron por su ocurrencia.
— Luci — susurró Luis tan bajo que parecía que a través de nuestra cercanía, solo había podido escucharle yo. — no tienes porqué hacer ésto... — comentó al ver mi rostro nervioso y confundido.
Pero antes de que pudiese pronunciar alguna palabra, mi cuerpo por sí solo comenzó a moverse lentamente dejándome guiar por el sonido de la música.
Mi cuerpo no llegaba a tocar el suyo pero el solo moverme hacía que sus dientes se apretaran fuertemente dando la impresión de que se romperían, y aún cuando aquél baile se suponía que era para él, mi cuerpo solo se movía y por un breve instante imaginé que estaba sola en aquella sala, no obstante, podía verle y notar de reojo que su mirada había bajado ligeramente a mi trasero, avergonzada, giré, haciéndole frente para evitar su mirada y, en todo lo que llevaba de baile, me acerqué y al instante maldije al hacerlo.
Sus manos sin poder contenerse tomaron mi cintura intentando atraerme a él, y al sentir su tacto mi cuerpo dejó de moverse y mis ojos fijaron en los suyos.
Ya no bailaba, ni siquiera parecía respirar. Mi pulso se aceleraba pero parecía estar anclada al suelo.
Sus ojos color avellana veían intensamente a mis ojos y con la misma intensidad bajaron a mis labios haciéndome tragar en seco nuevamente.
Él se acercaba, Luis se acercaba tan sutilmente que llegaría a besarme y yo no reaccionaría.
No entendía porqué tenía la sensación de que aquellos labios ya los conocía y, aquella extraña sensación de conocerlos solo hacía que mi cuerpo no reaccionara ante él.
Nuevamente su olor chocaba a escasos centímetros de mi rostro haciendo que éste palideciera.
Iba a besarme, Luis iba a besarme... Pero justo cuando casi podía sentir sus labios sobre los míos, mi cuerpo se separó repentinamente de el suyo dejándolo confundido y provocando la enorme risa de Elisa que no había tardado nada en comenzar a burlarse de él.
La luz fue encendidas y mi corazón seguía sin poder controlarse.
No sabía qué sucedía conmigo, yo no podía hacerlo, no podía besar a alguien que solo veía como un amigo, no podía besar ni sentir nada por nadie que no fuese... Hugo.
— ¡Mira tu cara! ¡De verdad creíste que Luci te besaría! — chilló Elisa y mis ojos ignoraron por completo a Luis mientras llevaba rápidamente uno tras de otro, dos vasos llenos de aquel quemante líquido marrón.
Luis sonreía como si aquello hubiese solo sido un juego pero muy en el fondo sabía que no era así.
Me había comportado como una estúpida dejandome llevar por el momento. Por poco iba a dejar que me besara, por poco no le detenía y éso hacía que otra cosa más se añadiera a mi lista de cosas que odiaba de mí misma.
Pensar que cada día me desconocía más, me aterraba, y a pesar de que nuestros labios no se habían tocado, no pude evitar en ése momento sentirme sucia y avergonzada como si lo hubiese hecho.