Luz, amor y oscuridad

Ángela 5:00 AM Mi gato me despierta con sus maullidos indicándome que tiene hambre, yo como su fiel esclava me levanto adormilada a llenarle su tazón. Me sorprende que siempre a esta hora no tenga comida, no se atrasa ni un segundo y agradezco eso ya que no tengo que escuchar el molesto sonido del despertador, porque sí, me molesta que me despierte la alarma pero no mi gato. —Buenos días mi niño, ¿Cómo despertó el gato más lindo del mundo? —cabe decir que le hablo como una boba, a lo que él solo me responde con su tierno maullido. Aprovecho despertarme tan temprano para ejercitarme, aunque soy una chica de contextura delgada y aparento ser débil, no lo soy, desde mis ocho años mi súper papá me obligó a practicar diferentes artes marciales, lo cual agradezco porque así lo pude mandar a la mierda cuando decidió golpear a mi madre, fue la primera y única vez que lo hizo, desde entonces no sabemos de él, y mi mamá después de 4 años lo sigue amando. —Pff es que el amor aparte de ciego es pendejo —dejo de lado ese pensamiento para cambiarme y ponerme mi ropa deportiva. Tengo por costumbre organizar mi habitación antes de salir del apartamento, tomo mis llaves, una botella con agua, mis audífonos, mi celular y sin hacer mucho ruido para no despertar a mi madre salgo dónde el frío de la mañana me pega en el rostro. Aunque es temprano en Ciudad Azul ya hay movimiento. Personas haciendo deporte, que van a laborar, estudiar o simplemente están tomando un café en sus balcones, vivo en un barrio de estrato medio, ni muy pobres ni muy ricos, aunque ahora no nos encontramos en el mejor momento económico. Pongo música a todo dar en mis audífonos, tomó varias respiraciones y empiezo a trotar hasta el parque central, al llegar relajo mis músculos, cierro los ojos y empiezo danzar lento pero consciente incluyendo algunas acrobacias y movimientos del capoeira y terminar con algo de Kung fu. Después de unas dos horas decido volver al apartamento y encuentro a mamá ya despierta. El apartamento es pequeño pero muy bonito y organizado, pagamos alquiler ya que mi padre vendió la casa y no nos dio ni un centavo del valor. Cada una cuenta con habitación propia y al entrar no encuentras una sala sino el comedor que está pegado de la cocina, como dije, es pequeño. —Buenos días mami. —Buenos días hija, ¿Cómo te fue? Debiste quedarte en casa y descansar al menos hoy —Eva mi madre es una señora de 48 años, cabello largo n***o grueso que ya se le empieza a ver ciertas canas, es más bajita que yo y cuando era joven tenía un cuerpo de infarto que aún mantiene; me tuvo a sus 27 años y es la mejor madre del mundo, empezó a trabajar cuando papá se fue (o nos hecho cuando vendió la casa), él era un machista que nunca la dejó desempeñarse como mujer, la tenía como esclava s****l y de eso me enteré hace poco cuando le diagnosticaron depresión y una enfermedad que la vuelve cada vez más débil y no la deja trabajar, su pasado es muy turbio, sufrió desde que fue concebida y aún mantiene ese corazón puro, cree en el amor (yo no), cree en el perdón (yo no, me gusta la venganza, como dicen por ahí, "dejar el pan para la leche"), de un temperamento dócil (yo tengo un temperamento fuerte), cree en Dios (yo no). Y es que como voy a creer en él, si vivimos en un mundo olvidado. Hace un tiempo cuando era muy pequeña la iglesia tenía muchos fieles, pero eso se acabó, el Vaticano cometió ciertos errores que lo llevaron a la ruina y con ello destruir la fe, no hay religión que permanezca en pie, si pides un milagro por más pequeño que sea sucede lo contrario, la "brujería" que muchos dicen que existe se extendió en el mundo, yo a eso lo llamo enfermedades, muchas enfermedades, de todo tipo y sin cura, la maldad surgió, pero a pesar de todo hay personas como mi madre, una entre un billón, que siguen creyendo que algún día vendrá un ser que renovará la tierra. Me dan ganas de reír solo con pensarlo. —Mamá sabes que no soy capaz de dejar de entrenar así sea un día, mantiene mi mente ocupada. —Te prepararé el desayuno —dice mi madre en un suspiro resignada. —Okis. ¿Mamá qué es eso? —pregunto señalando el sobre que se encuentra sobre la mesa. Mi madre al mirar lo que señalo se tensa. —Hoy se cumple el segundo mes sin pagar el arriendo del apartamento, nos darán una semana para pagar o nos sacan —su tono preocupado es contagioso llenando el ambiente de tensión. Y es que cómo no preocuparse, hace 3 meses termine la universidad y no he encontrado empleo, estudié Criminología becada y para desempeñarme en el ámbito debo ser o policía o abogada, y no hay beca para la última. —Mamá hoy iré a la escuela de policía, voy a indagar si hay becas para entrar allí, luego de eso iré y aceptaré la oferta para ser mesera en el bar. —¡NO! No serás mesera en ningún bar de mala muerte, Dios proveerá hija. —Vale, vale, me iré a duchar —suspiro implorando paciencia. « Lo siento madre, pero es aceptar ese empleo o quedar en la calle, porque no creo que tu Dios provea de nada ». Después de una ducha rápida y asear mis dientes, decido ponerme un buzo amarillo, jean, Vans School y peinar mi cabello que llega más abajo de mis nalgas, es bastante largo y brillante de color amatista y ondulado, es lo que más me gusta aparte de mis labios carnosos y mis tatuajes que cubren la parte superior de mi brazo izquierdo y mis dos piernas, en parte para cubrir ciertas heridas de mi pasado oscuro. Tomo mi bolso con las cosas más importantes y salgo. —Mami creo que vendré para el almuerzo, deséame suerte —le doy un beso en la mejilla como signo de despedida. —Adiós mi niña y no necesitas suerte, Dios está contigo. —Si, sí, adiós —no puedo evitar rodar los ojos. Camino al transporte público de Ciudad Azul, el cual es el mejor del país, hace un día un poco frío a pesar de estar en verano y mientras espero que el tren llegué empieza a nevar. —¡¿Nieve?! —mascullo mientras alzó la mano para atrapar un copo, ¿Nieve en Ciudad Azul? —detallo mi alrededor al ver a todos tan contrariados como yo. « Si acá nunca cae nieve ». Y de un momento a otro empieza a temblar. Mientras busco de dónde sostenerme para no caer al piso debido a la fuerte sacudida escucho un grito desgarrador, al girar a mi izquierda me encuentro con la cosa más fea que he podido ver, mitad bestia mitad humana, de su cuerpo se escurría un líquido n***o que olía a podredumbre, sus ojos revoloteaban y tenía una lanza en su mano derecha. Del hueco en el que salió eso empezaron a surgir más, uno … dos … tres … miles de cosas salían y apuntaban sus lanzas a las personas, atravesándolos y en un par de segundos solo se oían gritos, llantos y gruñidos por parte de las cosas esas. El ambiente ahora estaba frío por la nieve y oscuro como la noche, olía a muerte, a sangre, un olor que jamás olvidaré, estaba en shock y salí de él cuando capté a lo lejos como una maldita cosa apuntando su lanza hacia mí. Jadeé y me puse de pie con velocidad para salir corriendo como si mi vida dependiera de ello. Y depende estúpida. Me dice mi subconsciente el cual ignoro completamente al tropezar con un cuerpo. Estando en el piso me giro y la veo, la lanza viene a toda velocidad hacia mí, cierro los ojos pensando que es mi fin, pensando en mi madre y mi gato, esperando que llegue para saber que se siente, que se siente morir al ser atravesada por una lanza, tengo el corazón a mil, pero el golpe nunca llega y al abrir los ojos veo como un lobo enorme rompe la cosa esa a la mitad, quedando con su hocico lleno de líquido n***o. Éste último ser peludo se gira a mí y gruñe mostrándome sus colmillos, ahora no sé si es peor morir por una lanza o por los mordiscos de un lobo.