-3- Pasado y Presente

842 Words
El hecho de que Santiago sea mi vecino ha revuelto todo mi pasado, es como si de repente los recuerdos que mantenía en mi mente hubieran vuelto todos de una vez. Por alguna razón siempre me acordaba de los que eran agradables, pero nuestra conversación ha hecho que aquellos momentos que tanto me han dolido volvieran y me siento igual que aquel día. Me ha costado tanto superar la muerte de quien sería nuestro hijo, ese ser que nunca llegue a conocer y que por momentos me hizo sentir amor y miedo de maneras iguales. Me vuelvo a sentar en el sofá dónde hace un instante estaba sentada mirando al hombre que fue con quien conocí el amor y las imágenes de aquel accidente vuelven a mi mente y así mismo las lágrimas a mis ojos. No estábamos listos para ser padres, pero jamás habíamos pensado en que ese niño no naciera. Estábamos dispuestos ha luchar por él, pero el destino tuvo planes diferentes y nos dejo ese gran vacío. Cuando veo en lo que se ha convertido Santiago, me doy cuenta de que, si nuestro hijo hubiera nacido, él no hubiera cumplido el sueño de ser uno de los arquitectos más reconocidos del país, estoy segura que su vida hubiera sido otra… Me levanto del sofá y seco mis lágrimas tratando de que esto también alivie el dolor. Santiago es parte del pasado, uno que me hizo feliz y que me hizo conocer el peor dolor que puede enfrentar una mujer, pero eso es todo. Mi vida ha cambiado y la suya también y toca aceptar que todo ahora es muy diferente. Camino hacia mi cuarto y sigo con la tarea de acomodar toda la ropa en el guardarropa. Necesito no pensar, poner mi mente en blanco y sonreír cómo lo estaba haciendo antes de verlo, no me puedo dar el lujo de que el pasado me vuelva a hundir… Escucho mi móvil timbrar y rápidamente camino en busca de este y al ver la pantalla una sonrisa se dibuja en mi rostro —¡Hola, mi amor!— Contestó entusiasmada y es que solo David puede quitar la tristeza que me estaba consumiendo hace instantes. —Hola preciosa, ¿cómo has llegado?— Me pregunta con esa voz que tanto me gusta. —Muy bien, me estoy terminando de instalar en el piso. ¿Tu cómo estas?— Pregunto con interés. —Muy feliz... te tengo una noticia maravillosa.— Anuncia y su entusiasmo me contagia. —¿Cuál?— —Afortunadamente he terminado antes con el proyecto y podré ir a St. Petersburg pasado mañana.— Me cuenta y sus palabras me causan alivio, no quiero estar separada de él mucho tiempo. Me he acostumbrado tanto a pasar todas mis noches entre sus brazos que lo extraño horrores cuando no esta. —Eso es muy bueno... te extraño cómo una loca.— Le confieso entre risas. —Y yo a ti, extraño tus labios— Me dice en un susurro. —Amor... no me hagas esto.— Le suplico. —De acuerdo, pero nos vemos pasado mañana mejor...— Habla entusiasmado. —De acuerdo. Te amo.— Susurro y nos despedimos peleando por quien cortará la llamada hasta que lo hago yo y vuelvo a mi tarea. […] Finalmente he terminado y creo que debería ir a hacer compras. Raúl ha dejado algo de comida, pero si David llega tan pronto no puedo recibirlo de está manera, asique no me queda otra que ir por algo al supermercado. Me ducho, me cambio de ropa y salgo del departamento. Camino hasta el pequeño supermercado que hay a dos calles y hago las compras necesarias para estos próximos días y he hecho mi mejor esfuerzo por no olvidarme de nada ya que soy un desastre. Regreso bastante cargada, la bolsas pesan un poco y debo admitir que me cuesta un poco. —¿Te ayudo?— Pregunta esa voz que tanto conozco. Giro mi cabeza y allí está Santiago. Supongo que es normal que me encuentre con él, después de todo vivimos pared con pared —Por favor— Le respondo con una sonrisa. Él toma varias de las bolsas y termínanos de caminar hasta el edificio juntos —A pesar de todo lo que ha sucedido entre nosotros, me encanta haberte encontrado nuevamente— Me dice con una media sonrisa. —A mi también. Después de todo, no todo ha sido tan malo. Si mal no recuerdo, tu y yo éramos muy buenos amigos antes de todo lo que ocurrió.— Le comento mirándolo. —Así es... quizás podemos volver a intentar ser amigos, aunque sea.— Me propone. «¿Amigos? ¿Se puede con alguien que significo tanto?» —Eh... no lo sé.— Le respondo con muchas dudas. —Aunque sea vayamos a almorzar o tomar un café mañana y hablar ¿que dices?— Pregunta mientras abro la puerta del edificio. —Un café.— Le respondo. —De acuerdo, un café.— Reitera y sonríe.
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