"El día que la tentación se enamoró del deseo". Recuerdo que en mi primer año de universidad, la licenciada Moss, una agradable mujer de 58 años dijo que el corazón solo se deja llevar por los eufemismos que el cerebro le pide que contenga y canalice, porque él es capaz de todo, pero muy cobarde para amar. Por eso, si nos enamoramos, el cerebro envía mil cosas al corazón para que las sienta, pero se muestra renuente a creer que sea un sentimiento confiable. Cabe recalcar que en ese entonces pensé en el título de aquel libro. «El día que el amor le ganó al deseo» y es que en realidad ese era el nombre de aquella historia, pero ella lo llamaba tal y como lo mencioné al inicio. ¿Por qué? No tengo idea, pero según ella la tentación y el deseo eran cosas diferentes. "La tentación te volvía

