A U D R E Y
Sentí que me tocaban el hombro por lo que gruñí pero aún así abrí los ojos encontrándome a mi mejor amiga. Cuando por fin pude reaccionar, vi que estábamos frente al edificio en el que está mi departamento. La ayudé a bajar una de sus maletas, aunque ella me dio la menos pesada ya que nuestra "pelea" porque estoy embarazada y dice que no debo hacer mucho esfuerzo continuaba.
—Chloe, cargué con una manada y un hermano menor durante nueve años. Un bebé no es muy diferente eso. —protesté consiguiendo que ella volteara suspirando.
—Un bebé es mucho más frágil que una manada, Audrey.
Antes de que pudiéramos continuar discutiendo ya estábamos frente a la puerta de mi departamento, por lo que me mordí el labio inferior nerviosa. Chloe no fue a la única persona a la que perdí cuando era novia de Ethan; a mi hermano desde el principio no le gustó ni un poco mi alfa. Todos se dieron cuenta de cómo era él en verdad, excepto yo. Definitivamente me disculparía con mi pequeño, quería recuperar nuestra relación y que volviéramos a ser los mismos hermanos Thompson de antes.
Finalmente luego de sentir la mano de mi amiga sobre mi hombro en señal de apoyo fue que toqué la puerta con los nervios a flor de piel. Cuando la puerta de madera ya no nos separó y nuestras miradas se encontraron, sonreí como si lo viera por primera vez en mi vida.
—Hola, Cam. —lo saludé sintiendo mis manos sudar, más nerviosa que en mi reencuentro con Chloe.
Él solo nos miró asombrado por varios segundos que se me hicieron eternos. Pasó su mirada de la castaña a mí sucesivamente hasta que cerró los ojos un momento antes de abrirlos, probablemente sin creer que después de un año estuviéramos aquí, enfrente suyo con las enormes maletas de Chloe a los lados.
—¿Audrey? ¿Chloe? —nos preguntó incrédulo y nos tocó el hombro a ambas para ver si éramos reales, lo que se me hizo algo divertido.
—Somos reales... Estamos aquí contigo, lobito. —dije acercando mi mano para acariciar con cariño su mejilla. Sentí mis ojos picar, en parte porque las hormonas del embarazo me hacían querer llorar, pero también por cuánto lo había extrañado este último año.
—Lamento esto, pero ¿pueden tener su momento emotivo adentro, por favor? Las maletas pesan un poco. —interrumpió Chloe haciendo una mueca, por lo que ambos salimos de nuestra burbuja.
—Claro, pasen. —musitó con una sonrisa cálida y se hizo a un lado para que pudiéramos pasar, lo cual hicimos.
Nos sentamos en la sala y suspiré sintiéndome nuevamente en casa. Mis padres nos dejaron este departamento en caso de que hubiera una emergencia; en lugar de eso, lo volví algo así como mi refugio cada vez que sentía que estaba haciendo mal las cosas o solo necesitaba un momento para mí. Estas cuatro paredes fueron testigos de las alocadas cosas de adolescente que hacía de vez en cuando, como pequeñas fiestas, emborracharme, traer algunas veces a chicos, enloquecer, gritar. En resumen, este es el único lugar en el no debo ser la respetable alfa Audrey Thompson, sino que sólo puedo ser yo misma sin ser juzgada poe nadie.
—Es bueno volver. —susurré tocando con una mano todos los viejos pero bien cuidados muebles de roble, trayendo distintos recuerdos a mi mente: algunos divertidos, otros tristes. Pero, después de todo, siguen siendo recuerdos.
—¿Qué las trae por aquí? —cuestionó Cameron con interés en cuanto nos sentamos en los sofás de la sala.
—¿No vas a preguntarme al menos cómo he estado? Eso es algo grosero de tu parte. —respondí cruzándome de brazos.
—Si te soy totalmente sincero, creí que no te volvería a ver luego de lo que pasó con el idiota de tu alfa. —confesó poniendo una mano en su pecho, específicamente donde estaba ubicado el corazón, en señal de sinceridad.
—Él ya no es mi alfa. —murmuré cerrando con fuerza los ojos, teniendo en claro que no soportaría su mirada sobre mí tras decirle eso.
—Y supongo que esa es la razón por la que hoy estás aquí. ¿Qué te hizo, Audrey? —demandó saber en un vago intento de mantener la calma. Estaba furioso con él aún sin saber la verdadera causa de que me fuera del lado de Ethan.
Moví frenéticamente mi pie contra la cerámica del piso. No estaba lista para que él lo supiera por miedo a su reacción, pero tenía derecho a enterarse siendo que era una de las pocas personas con mayor derecho a saber. Si no le contestaba, estaría los próximos ocho meses preguntándome qué me había hecho cambiar de opinión con respecto al "amor de mi vida", como solía decirle cuando lo defendía de las cosas malas que los demás dijeran de nuestra relación. Patética, completamente patética.
—Ethan nunca estuvo enamorado de mí, todo era un plan para que nuestras manadas se unieran y la suya se hiciera más fuerte, para intentar quitarme mi lugar como alfa de Moonlight, cosa que no consiguió afortunadamente. También, luego de saber de eso, me descubrí que estaba engañándome con su ex-novia. terminé cosen calma de resumir las razones por las que decidí huir de ese infierno disfrazado de paraíso.
Sé que a simple vista para muchos no parecería algo tan grave, pero vivirlo en carne propia era lo contrario. ¿Qué pensarías si te ilusionaran, te dijeran que te aman, que dejarían todo por ti, que formarían una hermosa familia contigo, que eres lo más preciado que tiene, pero descubras que todo eso ha sido falso, y por encima de todo eso, estés embarazada de esa persona que te dañó? Si eres como yo, huirás para refugiarte en tu familia, la que en verdad te ama, la que te abre las puertas sin importar los errores que hayas cometido.
Esos son Cameron y Chloe para mí, ambos son mis hermanos, de sangre o no.
La mirada de mi hermano se perdió por varios minutos mientras con fuerza apretaba los puños que terminaron poniéndose blancos. Chloe me dio una significativa mirada desde el otro lado de la sala, en el pasillo que llevaba a la habitaciones donde anteriormente estaba acomodando sus cosas en la que sería su habitación para darnos privacidad.
—Cam, yo... estoy embarazada de Ethan y huyendo de los lobos de la manada Luna Creciente que están persiguiéndome porque quieren que vuelva para ser su Luna, pero yo no quiero nunca más. Es por eso vine aquí con Chloe. —expliqué.
Cuando terminé de hablar relamí mis labios esperando un grito o algo como eso, pero solo se quedó callado mirándome y aflojó el agarré del sofá, más sorprendido que cuando nos vio llegar.
—Audrey, dime por favor que es un chiste porque si lo es no es gracioso. -dijo seriamente, por lo que negué con la cabeza pasando una mano por mi cabello.
—No es un chiste, ya lo confirmamos ayer y está embarazada de un mes. —habló mi amiga entrando a la sala y sentándose a mi lado en el largo sillón.
—Se suponía que tú no podías embarazarte por esa maldición que tienes. —buscaba alguna excusa para no caer en la realidad de que había un ser viviendo dentro de mí.
—No a menos que sea de mi pareja destinada. Y para nuestra desgracia, esa persona es Ethan Montgomery. Pero pensamos que cincuenta por ciento de este bebé es mío, eso es lo importante.
—Odio a ese idiota por haberte hecho todas esas cosas tan horribles y porque sea el padre de tu hijo... Pero como siempre, te apoyaré y cuidaré a mi sobrino. —dijo finalmente tras soltar un suspiro, por lo que lo abracé escondiendo mi cara en su pecho.
—Gracias, lobito. Tu opinión es una de las cosas más importantes para mí, y gracias por el apoyo... En serio voy a necesitarlo. —agradecí sonriendo. Amo mucho a mi pequeño hermano porque aunque sean solo dos años de diferencia, siempre será mi bebé.
—Siempre estaré para ti, que ni se te ocurra olvidar eso. ¿Alguien más lo sabe?
—Ustedes dos son los únicos. Al menos por lo que dure el embarazo, quiero que sea así. Si alguien de la manada llega a enterarse, esa información puedo jurar que llegará hasta Ethan y no me siento preparada para eso.
—Debes quedarte aquí para que nadie de la manada te vea, ellos hacen muchos negocios con humanos en las ciudades como ésta y quizás te busquen aquí también. Lo siento, Audrey, pero sería un peligro que salieras a la calle por ahora. —musitó apenada Chloe y solo suspiré mordiendo mi labio.
—Si me quedo encerrada entre estas cuatro paredes, creo que me volveré loca o claustrofóbica, lo que pase primero. —confesé negando con la cabeza algo divertida, por lo que reímos—. Pero todo sea por la protección de mi bebé. Los siguientes dos meses, mientras las cosas se calman, me quedaré aquí.
—Muy bien. Ahora debes descansar para que mi sobrino pueda nacer sano. —murmuró mi hermano acariciando mi cabello y se puso de cuclillas para darle un beso a mi plano vientre.
Me dirigí después de despedirme de mi familia a la que alguna vez fue mi habitación. Miré cada rincón que tenía un pequeño recuerdo de mi adolescencia y parte de mi adultez. Me acosté rendida en mi cama, el solo hablar parecía llevarse todas mis energías; sin embargo, cada mareo o vómito valía la pena cuando recordaba la razón de mis males.
Antes de caer en los brazos del Morfeo pensé en Ethan y mi futuro bebé, preguntándome a quién se parecerá. Espero que lo único que saque de su padre sea su cabello ya que eso era lo que más me gustaba de su cuerpo; peinarlo, despeinarlo, jugar con él, tirar un poco haciendo que me mirara con falso enojo y que como recompensa por el "maltrato" le diera picos llenos de amor. Sí, ese amor que era solamente de mi parte.
> me recordé a mí misma, golpeando con furia el colchón sobre el que estaba acostada.
—Ya es hora de superarlo... No importa que tenga un pequeño recuerdo suyo creciendo en mi interior. —susurro sintiendo mis ojos cerrarse lentamente hasta que ya no escucho nada a mi alrededor.