Oddette

Isaac. Cantando el primer coro de la reunión veo llegar una familia, son varios, el portero va a avisarle a mi papá y me sorprende que los va a saludar con una alegría tremenda y se dan un abrazo con el hombre, y no es cualquier abrazo, es de alguien con el que tiene mucho afecto y amistad ya que mi papá no es muy efusivo con todos o mejor dicho, con cualquiera, mi mamá va casi corriendo abrazándola a la mujer y que se mueven riendo, los hijos de la pareja se sientan y mis papás van a la radio con el matrimonio saliendo a los minutos con una sonrisa todos, no sé quienes son, no los conozco, mi papá va con la coordinadora diciéndole algo al oído y agarra el micrófono. —Bien... Vamos a hacer una presentación de nuevos miembros de la iglesia, puede estar pasando Exequiel con su familia. —pasan los nueve que son—. Para toda la iglesia, son hermanos que conocemos desde que éramos jovencitos, íbamos a la misma iglesia con Araceli, ella estuvo en nuestra boda y cuando Dios decidió que pastoreemos, estuvimos en su boda y en el nacimiento de las niñas, a pesar de ser íntimos amigos puedo decirles que nuestros amigos aman al señor enormemente y por eso van a comenzar a trabajar con nosotros con toda confianza. —le da el micrófono al hombre con una sonrisa enorme. —Dios les bendiga... Mi nombre es Exequiel, y la verdad que estamos contentos de llegar a esta hermosa congregación y esperamos poder comenzar a trabajar con ustedes en el tiempo indicado, vinimos solo a adorar a Dios, quiero servir a Dios en la limpieza y en los trabajos que se hagan, y esperamos ser buenas ovejas. —miro a mi hermano Natán negando levemente, siempre viene gente nueva pretendiendo ser el centro de atención y ellos son una de esas familias, y ya me veo peleando con mi papá porque los quiere subir al coro. —Dios les bendiga, soy Araceli... Somos esposos hace veinte años, tenemos siete hijos que los presento porque sino se hace muy largo... —los hijos se rien—. La mayor es Harley, Oddette, Ezem, Baram, Ivka... Y los pequeños son Farik y Fedora. —Bien, vamos a ponerle la bendición a los nuevos miembros y pueden pasar a alabar al señor. —oramos poniéndoles la bendición y estoy enojado, no me gusta que mi papá totalmente inconsciente deje que personas que no conocemos ni sabemos como son, toquen los instrumentos. —Hola. —les sonrío cuando vienen al coro, no tienen la culpa de nada—. Soy Ezem. —Isaac, pueden pasar, ¿Qué instrumentos tocan?. —Necesito guitarra y micrófono, Oddi canta. —la señala a Oddi, hermosa mujer la verdad—. Harley el teclado, Baram a batería... ¿Tienen acordeón y guitarra eléctrica?. —Si, ya vengo, —bajo corriendo a buscar las cosas, tienen que preparase antes de que terminen de saludar los hermanos, vuelvo con las cosas, están esperando que les dé permiso de que se acomoden—. Bien, ¿Cómo se acomodan?. —Iva con Fedo mandolina, ¿pueden?. —Si, no se preocupen, díganme y los acomodo. —¿Tocas acordeón?. —Si, les ayudo, ¿Cuál tocan?. —Hacemos un enganchado de coritos, "El es el rey". —Bien, me gusta esa. —¿Vas a oído?, para hacer enganchados digo. —Vamos, no me pongas a prueba. —Yo te voy a poner a prueba... —me paro al lado de la chica con la guitarra, no hay lugar, los miro a todos con un instrumento, el mas pequeño de ellos que tendrá ocho años esta con la trompeta que tenemos arriba del pulpito sin uso alguno dejándome un poco asombrado, a ver qué hace en realidad. —Dios les bendiga, bueno, estamos nerviosos, espero salga bien... —la miro sonriendo a la chica que esta roja—. Soy Oddette, en teclado Harley, en batería Baram, en trompeta Farik, en guitarra eléctrica Ezem y mandolinas, primera Ivka y segunda Fedora, bien... ¿Todos listos?. —Vamos... Lo mira al chico de la guitarra y comenzamos a tocar, quedo sorprendido por lo bien que lo hacen y la hermosa voz que tiene, la chica del teclado y el que los acomodó le hacen los coros y queda hermoso, sinceramente me hacen tragar mis pensamientos porque pensé que hasta nos iban a desafinar los instrumentos, que eso suele pasar seguido cuando tocan sin saber como tratar un instrumento o que recién están aprendiendo, pero ellos saben y los tratan con respeto, que esa es mi pelea con mi papá, que no todos deben tocarlos, son cosas caras que las compramos con un propósito y les pedimos a Dios que bendiga, y no es para venir a aprender, es para tocar y tocar bien. Cuando termina la reunión voy despidiendo a todos los jovencitos, soy el jefe de coro, tengo a dos muchachos que son mas grandes que yo y son difíciles porque no soportan que alguien menor les dé indicaciones. —Recuerden que mañana tenemos ensayo, no lleguen tarde. —Nos vemos. —nos damos la mano con el baterista que es uno de los mas difíciles—. Mañana llego temprano. —Si, nos vemos. —Isaac. —me giro viendo al chico nuevo—. ¿Podemos hablar?. —Si, sube... Junto los cables porque mañana a la mañana limpian y les molesta los cables, dime. —Bueno, quería saber si puedo darte una opinión de una cosa que noté, si no es muy de metido. —Dime. —Bueno... Noté que el sonido esta muy fuerte y a destiempo, la mandolina es lo que mas suena y tapa todo lo demás, tambien noté que el teclado no tiene casi sonido y es el instrumento que lleva al resto, la batería suena en partes, y necesitan un bajo, no digo que alguno de nosotros quiere estar en el coro, solo digo eso porque el sonido demasiado fuerte y tu voz se pierde en el ruido. —¿Ruido?. —Termina siendo ruido. —¿Cuántos años tienes Ezem?. —Diecisiete. —¿Hace mucho tocas instrumentos?. —Si, prácticamente desde que tengo memoria. _¿Sabes acomodar el sonido?. —Si. —Entonces ven mañana y lo acomodas, hago lo que puedo con lo que tengo, y no tengo mucho, lo escuchaste. —Si, tal vez con el sonido mejora. —Bien, ven mañana entonces, tenemos ensayo a las ocho de la noche, ven y tocamos varias alabanzas hasta que acomodes el sonido. —Mañana vengo entonces, gracias por escuchar. —Gracias por decírmelo. —bajo con todo terminado, somos los últimos en irnos donde mis papás despiden a todos y siempre charlan con alguien, y esta vez somos nosotros y la familia nueva. —Amigo, él es mi hijo mayor, ¿se acuerdan de él?. —Siiii. —la señora me sonríe—. Siempre me acuerdo de él tocando el pandero adelante. —me rio asintiendo, no los recuerdo para nada pero si me acuerdo de tocar el pandero o el acordeón que me habían comprado, era uno pequeño y hacia ruido hasta que salió una melodía—. Que grande que estas, siempre te cargaba a ti y a tus hermanos antes de tener a mis niños. —Bueno, —mi papá sonríe pero con angustia, porque sé que habla de mi hermano Mateo que falleció hace dos años—. Vengan a casa Exequiel, vengan asi nos ponemos al día. —Dale, pasamos a comprar para comer. —Papi... —alza en brazos a uno de los mas chicos de sus hijos que lo envuelve y le cuesta donde es un nene grande. —Bien, ahí te mando la ubicación, pasamos a comprar también, somos muchos. —salimos todos asi nos vamos, y si, somos muchos, nosotros somos seis, soy el mayor de mis hermanos que ahora somos cuatro, y ellos son nueve, un montón, tengo mi auto y me voy con los instrumentos de nosotros personales y con Natán, mis hermanas van con mis papás. —¿Te acuerdas de ellos Isaac?. —No, no me acuerdo para nada. —Bueno, papá y mamá parece que si, que los conocen pero de su juventud, capas que ahora no se conocen nada o no son lo que eran. —Para mi son unos que siempre hablan, solo que no me acuerdo el nombre, el otro día en el trabajo me dijo que había visto a un viejo amigo y que habían ido a comer con ellos y mamá. —¿Cuándo?. —La verdad que no sé cuándo será. —salen siempre a visitar a los miembros de la iglesia entonces no sabemos nunca a dónde van o nos dicen y no prestamos atención. —Bueno, ni idea la verdad... Aaaahhh, me acuerdo, salen en unas fotos. —Tienes razón, ahora me acuerdo de las fotos. —llegamos a la casa de mis papás donde me hicieron un departamento atrás, así que me voy a mi casa a comer algo y acostarme, mañana es un día muy pesado en el trabajo. Papá—. Ven a comer, compramos para todos. Isaac—. Ya me acosté, estoy re cansado. Papá—. Dale ven, quieren verte y hablar contigo, te conocen desde la panza. Isaac—. Voy un rato y me vengo, no miento con lo cansado que estoy. Me cambio con ropa normal y comoda y voy a la casa de mis papás entrando por la cocina, se escucha un bochinche tremendo donde hablan, rien, música y los ruidos de los platos, mas que nada por esto les dije a mis papás a los veinte que si me podía hacer algo atrás, me dijeron que si y gracias a Dios, porque de los siete días de la semana, cinco tienen gente en la noche, y yo muchas veces simplemente quería ir a dormir y ya, pero no podía, y hace cuatro años que vivo ahi atrás y tengo mi paz y tranquilidad. —Buenas... Disculpen por tardar. —me siento donde me guardaron lugar y mi mamá me da un plato y un vaso. —¿Vives solo Isaac?. —Si, bueno, vivo atrás pero si. —¿Tienes veinticuatro verdad?. —Si, tengo casi veinticuatro. —Me acordaba, porque éramos amigas con tu mami y Marina. —Ay siii, Mari, hace tiempo no la veo, la vi hace unos años en el hospital que estaba de pasantía me dijo. —Siii, esta en la lucha también. —¿Ustedes son las mas grandes?. —las miro a las dos que están juntas y son iguales, solo que una delgada y la otra rellenita. —Si, somos las mas grandes. —¿Qué edad tienen?. —Diecinueve. —intento de no mirarlas mucho, no soy un hombre atractivo ni nada, pero parece que cuando se enteran que soy el hijo del pastor me vuelvo el mas hermoso, y eso me da rabia. —Recuerdo cuando tus papás anunciaron que estaban de novios... —mi mamá sonríe viendo a mi papá que se pone rojo—. Ay que lindo que fueeee, y después cuando se comprometieron, cuando se casaron. —Yo también me acuerdo cuando Exequiel comenzó a ir, cuando nacieron las niñas, después Ezem, que lindos momentos Ara. —Si Ester, hermosos momentos. —como hamburguesa asintiendo de lo buenas que están. —Isaac. —la miro a la chica que me habla sonriendo, es la delgada, no es una linda forma de expresarme pero soy malo con los nombres—. ¿Eres el jefe de coro?. —Si, soy el jefe de coro. —¿Sabes tocar todos los instrumentos?, porque mi hermano te dijo del acordeón y dijiste que si enseguida. —Bueno, no todos pero lo que hay en la iglesia si... Tocaron muy lindo, tienes una voz hermosa. —Gracias. —Cuando pasen los meses de prueba los quiero en el coro chicos. —bajo la mirada comiendo de nuevo, se supone que eso lo debería decidir yo, para eso me puso como jefe de coro, se supone—. Necesitamos mas jóvenes con ganas de alabar y que sean respetuosos con Isaac, tengo problemas con el baterista y lo quiero bajar del coro, pero no tengo a nadie para subir, Ezem, ¿tocas la batería con fuerza como para una vigilia?. —Si señor. —Bien, te subo a ti entonces. —Van a enojarse en la iglesia Juan. —el hombre todo tatuado e intimidante habla—. No queremos problemas a penas llegamos. —Los conozco a ustedes dos, lo dejé claro hoy en la iglesia, y el que se enoja es porque sabe que esta mal y le molesta, Isaac, mañana comienzan a practicar contigo. —Si papá. . . Holiiissss, sé, sé que quieren la historia de Violeta que roguemos a Dios sea la próxima, pero esta historia tengo muchas ganas de hacerlo y espero de verdad salga como lo tengo en la cabeza.