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Mierda, mierda y más mierda. Si, bonito comienzo,¿Verdad?,pero no me culpes, voy a llegar tarde a la preparatoria por culpa de la mierda de despertador que tengo. Definitivamente tengo que comprarme otro. Bajo corriendo a la cocina, ya vestido y con la mochila para coger unas cuantas galletas y salir de casa, no sin antes despedirme de mi hermana. -¡Me voy mana!-le grito, aunque como siempre no hay respuesta. Por si os lo preguntáis, "mana" es como una abreviación de "hermana" ella y yo siempre nos llamábamos así. Sigo corriendo lo más rápido que puedo mientras me como mis galletas de desayuno, aunque no esté muy lejos la preparatoria,pero eso no quita el hecho de que llegue tarde. Estoy llegando y veo como el conserje está cerrando la verja, cosa que al verme correr hacia él, intenta cerrar más rápido. Cuando veo que no me da tiempo a cruzar por ella, decido saltarla. La GRAN mayoría de las veces hago eso(ya que no es la primera vez que llego tarde), aunque sé que al conserje le molesta mucho. Sigo corriendo al interior del edificio mientras escucho de fondo los gritos del conserje enfadado. No falta nada para llegar a la clase. Miero mi reloj, y veo que todavía faltan unos pequeños minutos para que toque la sirena. Veo mi clase y abro la puerta de golpe, viendo a todos mis compañeros sentados y a la profesora de historia mirándome incrédula por haber interrumpido su clase. Segundos después, suena la sirena, y aunque estaba aliviado de llegar a tiempo me extrañó al ver a todos levantándose para irse. -Señor Gómez, le felicitaría por su nuevo récord de llegar a tiempo justo antes de que fuese la sirena-sonrio un poco aliviado-si no fuese porque es la sirena que indica el final de la primera clase-y...adiós a mi felicidad- pídale a algún compañero los apuntes, mañana pregunto lo que hemos aprendido hoy-dice pasando por mi lado para salir de la clase. Caí derrotado de rodillas intentando recuperar el aliento de la carrera que me había hecho, y sentí como alguien ponía su mano en mi hombro. -¿Otra vez llegando tarde Ethan?-me dice mi mejor amigo Javier, sonriendo -No te rias-suspiro-resulta que era la sirena de la segunda hora y no la del comienzo-Javi se ríe a carcajadas -¡No me esperaba menos! Esque eres único , sólo tú puedes hacer eso. -Em...se supone que un mejor amigo te da apoyo moral, y no se ríe en tu cara-solo indignado mientras caminamos a la segunda clase -Pues entonces, yo soy la excepción-pasa un brazo por mis hombros. Sonrio sin poder evitarlo. Javi es mi mejor amigo desde que estaba en el orfanato, y cuando salimos de ahí, decidimos asistir a la misma preparatoria. Siempre hemos estado el uno para el otro, incluso en los momentos más difíciles. Incluso en mi momento más difícil -¿Y que nos toca ahora?-pregunto -Biologia-dice con un suspiro-cada vez odio más está asignatura, Ethan, prestame un poco de tu memoria porfavor. -Lo haría, si tú me das un poco de tu "don" con los números Suspira de nuevo-Estoy acabado, necesito tu ayuda otra vez con esto, te prometo que yo también te ayudaré-yo tan solo me río Siempre a sido así. A Javi se le dan genial los números, pero es muy malo con lo de memorizar cosas, a mi, por el contrario, se me dan fatal los números, pero tengo una memoria fotográfica muy buena, por lo que memorizo muy bien las cosas. -Aún no lo entiendo-continua Javier-tienes una memoria fotográfica que es la hostia, pero eso solo es para paisajes o cosas así, no para memorizar un texto entero,¿Como lo haces?¿Te tomas alguna droga que no me quieras dar? -No-digo mientras me río-memorizo la hoja, y con eso memorizo el texto -No te entiendo pero haré como que si Llegamos a la segunda clase, y nos sentamos en nuestros asientos. Intento sentarme justo a Javier, pero una chica me coge de la muñeca al pasar por su lado y me detiene. -Oye Ethan,-dice mientras se enrolla un mechón de su cabello en su dedo coquetamente-¿Quieres sentarte aquí? Está libre -No gracias-digo amablemente soltandome de su agarre-me sentaré con Javier. Sigo caminando y la veo de reojo hacer un puchero. Si, podría decirse que soy popular aquí, pero no os confundais, no soy de esos que a cualquiera que se le acerca se les echa encima. Incluso si ven a un a piedra con tetas se la tiran. Yo prefiero rechazarlas intentando herirle lo menos posible, no quiero problemas, aunque parece que no lo entienden. Supongo que no son muy inteligentes. Me siento en mi lugar junto a Javier, y la clase empieza como cualquier día normal, o eso creía yo. Soy Ethan Gómez, y esta es la historia de cómo mi vida dió un cambio radical.