Las empleadas corrían de aquí para allá agitadas, en medio de gritos que llenaban la casa. Dominick recorría cada centímetro de la mansión cerciorándose de que no hubiera un sólo detalle que pasara por alto, la casa era un edificio de cuatro pisos bastantes grandes, el primero constaba con el salón principal de baile donde habían unas puertas que conducían a la cocina y un sótano, en las partes laterales se hallaban los pasillos que conducían a las escaleras para ir a las habitaciones de los siguiente pisos. En la parte trasera y delantera de estaba se hallaban dos inmensos jardines que conducían sutilmente a las entradas además tenía un hermoso balcón en el cuarto piso que daba a la entrada principal permitiendo observar todo aquel que quisiera entrar, allí se instaló una pequeña sala de estar para los invitados que quisieran contemplar el paisaje que se extendía.
Después de revisar la casa se dirigió a la cocina donde probó cada alimento cerciorándose de que estuvieran en su punto.
— ¡Emmet!—gritó Dominick, a la respuesta de este apareció un joven de veinte años bastante guapo— busca a Tiffany y vayan por los jóvenes para que se alisten, no quiero retrasos— el chico asintió dejando ver una hermosa sonrisa y se apresuró a seguir las órdenes.
Austin estaba en su habitación observando el traje que se hallaba sobre su cama, se preguntaba si realmente de vería guapo dentro de aquel.
—Austin— dijo una voz irrumpiendo en su habitación—, es hora de que te alistes.
—Emmet—dijo el pequeño, girando hacia él—. No te preocupes ya me iba a bañar.
—Ya Tiffany viene, está con tus hermanos — se acercó hacia la cama observando el traje— ¿Estás listo para esta noche?—Austin lo miró a los ojos, tratando de ocultar en vano las dudas que lo atormentaban—No te preocupes—continuó diciendo —vas a verte hermoso, siempre lo has sido— se acercó y tomó la mano del pequeño entre las suyas—no dejaré que te hagan daño, así que disfrútalo.
Austin asintió, Emmet era la única persona en todo el mundo que lo comprendía, él siempre lo animaba y eso lo hacía feliz.
—Gracias, Emmet—dicho esto lo abrazó.
Para el mayor era la felicidad absoluta poder sentir así a su Austin, odiaba verlo triste y abatido por las palabras de personas mal intencionadas, ¡Él era tan digno y respetable como sus hermanos!
—Emmet, ve y ayuda a Steve y Tanner—dijo Tiffany desde la puerta observando a los dos jóvenes que se abrazaban.
Emmet se alejó de Austin y salió de allí evitando mirar a aquella mujer.
—Vamos, Austin, tienes que arreglarte, esta noche es muy importante para la familia—dijo mientras lo tomaba por los hombros conduciéndolo al baño.
Mientras dejaba correr el agua por su cuerpo el castaño imaginaba todos los escenarios posibles de esa noche, pero de algo estaba seguro: Nada lo arruinaría.
El señor Owen no daba crédito a lo que veían sus ojos, sabía que sus tres hijos serían los chicos más guapos de aquel baile pero Austin sobresalía en medio de la multitud, parecía un chico totalmente diferente desde sus modales en adelante diferían de aquel chico que causaba dolores de cabeza, no pudo evitar sonreír al verlo compartiendo con otras personas al igual que sus hermanos.
Pero Austin se sentía un poco incómodo, era la primera vez que se relacionaba o sostenía una conversación larga con otras personas, no podía negar que pensó que sería rechazado pero para su alivio no fue así por el contrario las personas parecían dispuestas a hablar con él y eso lo tranquilizaba. Con su mirada recorrió el salón y visualizó disimuladamente a las personas que se encontraban allí, desde su criterio no había nadie rescatable todos eran personas insípidas que sólo hablaban de dinero y negocios, no entendía cómo su padre podía rodearse de personas así.
Sintió un tacto sobre su hombro.
—Lo estás haciendo bien — al girarse pudo ver a Dominick sonriéndole—gracias, si quieres puedes ir a tu habitación no quiero que te sientas incómodo.
Austin le devolvió la sonrisa y negó gentilmente.
—No te preocupes, estoy bien—dicho esto Dominick le guiño el ojo y cruzo la puertas hacia la cocina.
Soltó un pequeño suspiro, no le daría el gusto de marcharse a las personas que se jactaban de él, se dirigió al baño no sin antes buscar con la mirada a sus hermanos, Tanner estaba con un pelinegro bastante guapo de facciones delicadas quien parecía ser el hijo de los Scott y Steve estaba con unas damiselas al otro lado del salón, cuando atravesaba uno de los pasillos para ir al baño Austin no pudo evitar oír unas risitas, se quedó quieto y las volvió a escuchar al parecer provenían del pasillo de la vuelta, se acercó sigilosamente y se asomó procurando no ser visto al otro lado allí pudo ver a Beatrice Floyd charlando con Milton uno de los barones reconocidos más por su fama que por el título.
— ¿Y si viste al menor?— dijo Beatrice— el muy tonto cree que se ve guapo pero nunca lograra serlo, seamos sinceros él es el más feo de los tres no entiendo como el señor Owen puede esperar casarlo.
—Oye no seas así con tu futuro cuñado—dijo Milton entre risas.
—Seamos realistas, Milton, nadie se fijaría en él ni por error, ¿no has notados sus facciones delicadas y cuerpo débil? Lo único que podría esperar como esposo es un viudo con ganas de revivir su juventud— dijo, esbozando una sonrisa—, además para que Tanner vea mi bondad aceptaré llevarlo a vivir con nosotros para que sea la nana de nuestros hijos.
Dicho esto ambos estallaron en risas, Austin por otro lado sentía que algo se quebraba dentro de él y las lágrimas no tardaron en caer.
—Además puedo aceptarlo a él y al estúpido de Tanner—continuó diciendo aquella—, hay una gran fortuna y tierras de por medio ¿Cómo no soportarlo?
—Shhh Beatrice, alguien puede escucharte— interrumpió Milton
—Entonces ¿Por qué no me callas?—dijo la chica de manera maliciosa
Austin pudo escuchar los gemidos de la mujer cuando sus labios se chocaron con los de Milton.
Maldita zorra
Quería a Tanner sólo por la herencia familiar, además dijo las palabras que siempre le habían dolido escuchar a Austin, pero eso no importaba, seco sus lágrimas y regreso al salón buscando a Tanner quien se encontraba aún hablando con el hijo de los Scott, se acercó sonriente y tomo a su hermano del brazo.
—Tanner tenemos que hablar— su hermano se giró hacia él —, es importante.
—Austin—dijo, apartando su brazo—. No empecemos, las cosas van bien.
—Tanner, no es un juego en serio es importante— insistió el pequeño.
—Rye...—las palabras del mayor fueron interrumpidas por Beatrice quien se acercaba hacia ellos.
—Tanner, quería hablar contigo—dijo, acercándose sonriente—. Oh, Austin que guapo te ves, te sienta el rojo.
Austin le dedicó una mirada de odio, Tanner se percató de ello.
— Austin, ¿qué te sucede? ¿Por qué la miras así?—dijo su hermano.
Beatrice evitó devolverle la mirada, no iba permitir que el chiquillo arruinara sus planes.
Austin clavaba su mirada en ella hasta que decidió hablar.
—Ella es una falsa que sólo quiere nuestra fortuna— dijo secamente
Beatrice abrió su boca mientras que Tanner se acercó al hijo de los Scott.
—Dylan, hablamos después, ¿Te parece?
Este sólo asintió y miro preocupado aquella escena mientras se alejaba.
—Austin, ¿qué cosas dices?— dijo Tanner tomándolo del brazo — Ella es mi prometida.
—Y una falsa... —dijo
— ¡Tanner, no voy a soportar este trato de tu hermano!—Grito la aludida
En ese momento todas las miradas del salón cayeron sobre ellos creando un gran silencio al rededor.
—Solo digo la verdad, eres una mentirosa yo te escuche hablando con Milton sobre lo estúpido que era Tanner y lo buena que era nuestra fortuna.
— ¡Tanner!—gritó ella.
— ¿Qué sucede aquí?—dijo el señor Owen acercándose mientras miraba a la joven Beatrice llorar.
—Sucede que ella es una interesada—dijo Austin señalándola.
— ¡Austin! Más respeto—objetó su padre— no voy a tolerar ese comportamiento.
En el salón se empezaron a escuchar murmullos.
— Pero, padre, yo la escuché...—se defendió—. Además, la vi besándose con Milton!
— ¡No, Austin! Vete ahora mismo— dijo su padre, lleno de cólera.
El pequeño se sintió decepcionado, no lo iban a escuchar. Respiró hondo y salió de allí hacia el jardín trasero, quería irse lejos y desaparecer, camino hasta el límite de jardín y se sentó sobre el césped ¿Por qué tenía que nacer así? tan débil, poco atractivo y sin talento, sólo quería ser visto igual que sus hermanos sin ser objeto de burla.
Empezó a murmurar bajito y dejó que su voz fluyera en un hermoso canto como hacia cada vez que estaba triste.
Un viento cálido
sopla como si fuera esa noche
las flores que plantaste con amor
han florecido
antes que lo sepa
la primavera ha llegado de nuevo
todavía quiero dormir profundamente
como en invierno.
Las lágrimas corrían llevándose consigo ese dolor que llevaba años dentro de él, no había nada que hacer lo había arruinado todo, su única oportunidad de hacer las cosas bien se había ido a la basura... Simplemente por decir la verdad.
—No deberías estar ahí — dijo una voz ronca tras de él, el pequeño se giró y vio a un peli azabache, que lo observaba, debía ser dos años mayor que él.
—Que te importa lo que haga—dicho esto se puso en pie y se marchó, quería correr a los brazos de Emmet.
Aquel chico lo vio alejarse pensativo.
Después del escándalo ocurrido con Beatrice se dio por terminada la reunión, el Señor Owen escupía fuego por la boca su hijo había no sólo arruinado la fiesta sino su relación con los Floyd ¡¿Qué le pasaba por la cabeza?!
Dominick por otro lado estaba preocupado ¿Por qué Austin actuó así? Es cierto que el pequeño era rebelde pero nunca se había comportado de ese modo con otras personas, además el parecía disfrutar del baile, incluso vio más de una mirada descarada sobre él, tenía que hablar con el pequeño, pero sería después, ahora tenía al frente al señor Owen pensativo y con ganas de golpear a todo el que apareciera.
Después de unos minutos de meditación el anciano levantó su mirada del suelo y la clavó en Dominick.
—Es definitivo, Austin se va al internado.