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1738 Words
CAPÍTULO 08 El agente de policía me mira para luego cruzarse de brazos, lo veo jalar su silla giratoria que esta justo al lado de su escritorio. Se sienta, teclea algo en su ordenador para después mirarme de nuevo. Toca el puente de su nariz y arruga las cejas. Boto el aire retenido en mi boca por la frustración que todo esto me conlleva. Son casi las cuatro de la tarde y el calor en Barcelona es insoportable. Abanico un poco mi rostro para seguir peleando con e imbécil que tengo al frente. —Perdone…—visualizo al inspector al escuchar su voz—¿A quién desea llamar?—pongo los ojos en blanco. Me acomodo en mi puesto y me cruzo de piernas—El mejor de los casos es que se llame a uno de sus padres o algún tutor legal ¿Podría mostrarme su identificación? Le pego a la mesa con fuerza—Le he dicho que voy a llamar a Sergei Russo, ya di su número de contacto ¿Y usted sigue insistiendo llamar a mi padre? ¿Cuáles son sus intenciones conmigo? ¿A caso quiere saber si estoy desprotegida?—el vejete me mira con cara de pocos amigos—llame a la persona que solicité…—echo la silla hacia atrás para sentarme con molestia. Liam aplaude un par de veces e intento controlarme para no terminar rompiéndole el tabique. —Eres una maldita, Dara Smirnov…—mi corazón se agita al escucharlo decir aquellas palabras a mi ex novio—¿Sabes por qué nunca te amé?—mis manos me tiemblan y lo miro de soslayo—Porque eres una loca ¿Sabes que decían mis amigos cada vez que me veían contigo? «Lo único bueno que tiene esa lunática es su dinero y el culazo que se manda» Además…—me giro para verlo a la cara por encima del hombro—Ya estaba con ella cuando empecé a salir con tigo…—siento un extraño vacío en mi pecho. Mis manos me tiemblan y puedo jurar que mi cuerpo ya no me reacciona. Abro la boca para decir alto, pero no respondo, mi cabeza da miles de vueltas. Liam lo único que hizo fue burlarse de mí y de mi familia todo el tiempo—Duramos dos años ¿No?—hablo y él guarda silencio—Dos años donde cada vez que intentabas pasar a segunda base yo te decía que aún no estaba preparada muy a pesar de que te amaba… Los policías están atentos.—¿Eso que tiene que ver?—cuestiona y me cruzo de piernas. El agente toma el papel con el número de Sergei dispuesto a ponerse en contacto con él. Necesito que me saquen de esta pocilga lo mas pronto posible. —Preferí darle mi virginidad a alguien que no fueses tú, el berrinche que hiciste con tus amigos en ese video que por accidente me enviaron; no sirvió para nada. Me la metió un hombre de verdad, no un seudo niño de papi y mami con un micro pene y si no quieres seguir enojándome y termine por joderte mas la vida, lo mejor será que te vayas del país, porque tu mera presencia, me dan ganas de vomitar. Escucho el eco de algo y el ardor en mi rostro me hace caer en cuenta de que ha elegido su propia muerte. Liam ha tenido la pésima idea de golpearme. Miro hacia el suelo y me río y en un arranque de ira me saco el zapato de tacón y se lo estrello en la frente. Corro hasta él manqueando un poco y me le tiro encima arañando todo su cuerpo al paso. Mi pecho arde por la rabia acumulada que tengo con este imbécil. La policía intenta separarnos pero agarro con más fuerza las hebras finas y onduladas de su cabello tan falso como él tirando tan fuerte que algunos hilos quedan en medio de mis dedos. —¡Señorita Smirnov! Suéltelo ahora mismo o si no la enviaré a una celda y se irá mañana.—tenso mi mandíbula. Liam tiene el cabello alborotado y la nariz rota. Lo veo sonreír y exploto de nuevo. Le lanzo una patada tan fuerte que termina en el piso y sin aire en los pulmones. Alguien tira de mi brazo para doblarme hacia adelante para así poderme colocar una esposas en las muñecas de mis manos. Me sacudo para liberarme, mi cabello se pega por el sudor sobre mi rostro. Mi pecho quiere estallar. —¡Suéltame! ¡Suéltame!—grito con todas mis fuerzas al ver como una enfermera llega para curar la herida que le he propinado a mi ex novio. Estoy segura que Miguel y papá se van a enterar de esto. Agarro los barrotes de la celda en donde me han encerrado y emito un bullicio tan fuerte que alguien termina echándome agua en la cara. Me alejo de allí segura que apenas coloque un pie fuera de este lugar voy a demandar a todo el mundo. Este sitio es frío, tanto que me ha tocado abrazarme a mi misma para poder entrar en calor. Me siento sobre el suelo sucio y aprieto mis ojos porque lo único que ha traído Liam a mi vida es problemas. No sé cuánto tiempo ha pasado y empiezo a preocuparme al pensar que Sergei no vendrá a ayudarme solo para joderme la vida. Alzo mis piernas a la altura de mi mentón y hundo mi rostro encima de mis rodilla, peleo con el sueño y creo que estoy perdiendo la batalla. —Eres un mar de problemas, pequeña…—una corriente eléctrica se apodera de mi estómago. Con lentitud levanto la cabeza para encontrarme con un italiano con el cabello revuelto y ropa deportiva.—Estaba llenando un informe de la aduana cuando de la nada un tío que no conozco me llama para decirme que mi sobrina estaba en la cárcel.—muerdo mi mejilla interna para seguir en silencio y no decir algo que empeore todo—Pero me dije… ¡Joder! Yo no tengo sobrina… Y cuando escucho tu nombre supe que el día se había vuelto interesante de un instante a otro… Me incorporo para ir hasta las rejas—Vamos ya sácame de aquí—ruego. Sergei hace un sonido peculiar con su boca—¿Por qué me miras así? —Quiero algo a cambio por sacarte de este lugar, sé que no tienes tarjetas y por ende no tienes dinero para pagar la fianza que de hecho es un dineral. Además he cancelado mis citas de negocio para venir a salvarte el culo y es probable que pierda mucho por eso. Ahora querida mía ¿Cómo me pagarás?—su dedo pulgar separa mis labios. Sus ojos me observan con lujuria logrando que mi corazón palpite como loco. Me separo de él—Eres un maldito sádico…—miro un guardia que acaba de llegar; baja la cabeza y solo se inmuta a abrir la reja de la celda y con lo mismo se retira. El italiano se adentra al horripilante lugar.—Creo que ya eres muy mayor para andar con rodeos. Dime ¿Qué es lo que en realidad deseas?—sus ojos de iluminan. —Arrodíllate para mí y Miguel jamás sabrá lo que sucedió hoy…—mis manos me tiemblan—Te estoy deseando ahora mismo y cuando quiero algo solo lo tomo, así que decide ¿Lo concedes o lo concedes?—sus labios trazan una curva—No tengo todo el día… Niego, no voy a hacer algo así—Papá de seguro vendrá por mí y sabrá que solo me defendí de un imbécil que…—me callo cuando empieza a reír con fuerza. Corro hasta las rejas—¡¡Guardia!! ¡Guardia!—Sergei me toma de la mano y me asusto. —No seas tonta, Miguel no te pasará esto y terminarás loca en un psiquiátrico en Suiza, solo he venido a ayudarte ¿Y me tratas de sádico?—chasquea la lengua—Lo soy, pequeña, soy un sádico que quiere follarte tan fuerte que tus piernas te fallen por un par de horas. Trago saliva con dificultad, el italiano pellizca uno de mis pezones por encima de la blusa que llevo puesta. Entierro mis uñas en la piel de mis muñecas—Lo haré…—ahogo un grito cuando me toma de la nunca para besarme sin frenesí. Su lengua se abre paso por dentro de mi boca explorando cada parte de ella. Pega mi espalda contra la pared para luego subirme sobre sus caderas. Sergei mete sus manos por dentro de la tela de la prenda que cubre mis pechos y de un tirón la arranca. —Quiero verte desde abajo…Sujétate el cabello.—demanda con voz varonil y fuerte. —No tengo con que hacerlo.—jadeo cuando envuelve mi cabello en su puño. Respiro hondo porque he elegido esto por mi misma. Puedo sentir mi sexo húmedo y palpitante. Sergei está envuelto en testosterona y músculos. —Libera mi polla y pasa tu lengua por mi glande, pero antes llena tu boca de saliva. Sé que eres nueva en esto y no sabes cómo me pone saber que soy tu primero en todo.—he pasado del frío al calor en un instante. Coloco mis manos sobre el elástico de su sudadera y abro los ojos cuando su enorme m*****o golpea mi rostro. Ahora un poco más lúcida no puedo creer que todo eso me quitó la virginidad. Trago seco y lo escucho maldecir cuando paso mi lengua por su inicio. Un pequeño jalón de cabello me hace gemir. El italiano no espera más e introduce todo su pene dentro de mi boca, lo miro logrando que este se encienda un poco más. Una capa de sudor se resbala por su rostro. Agarra mis mejillas para llevarlo hasta el fondo. Mi saliva se sale de mi boca porque no soporto su tamaño. Se siente tan bien a diferencia de como pensé que sería. —¡Eres…!—se entierra más y pongo los ojos en blanco—¡Eres fabulosa, pequeña! Voy a follarte la boca… Maldición…—cierra los ojos. Y solo me pregunto ¿Qué carajos estoy haciendo con el amigo de papá?
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