1- El orgullo de Demian
*SEGUNDA PARTE DE MI DULCE REBELDÍA* Es necesario leer la primera parte para entender está historia.
Pov: Demián
Miro el reloj y Penny aún no sale, es raro, ella es muy puntual, diría extremadamente puntual.
Mi esposa es la mujer más estructurada que conozco, es que si no fuera por mí, ella de verdad sería desmedido meticulosa.
Pero digamos que yo le doy ese grado de osadía que necesita, obviamente porque soy el amor de su vida.
Eso no se discute en absoluto, ambos estamos muy locos el uno por el otro desde hace mucho tiempo.
Para ser exactos, más de 30 años que llevo enamorado de esa mujer. ¡Maldición! Ella me tiene muy estúpido aún, me hace sentir un mero adolescente a pesar de ya haber pasado los 50 años.
Miro el teléfono pensando si llamarle, porque tampoco quiero ir hasta su clase, eso no estaría bien.
Últimamente, sale todos los días tarde, tiene muchas reuniones fuera de hora, sé que es porque está organizando la competencia nacional de danzas, ella es quien será presentadora y tiene mucho trabajo. Quizás son meros celos porque llega cansada y solo duerme, no debería demandar tanto su tiempo, pero si me jode no tenerlo, porque soy mezquino, quiero toda su atención solo para mí.
Pensé que con los años mermaría mi necesidad por tenerla cerca, pero no, Penelope cada día es más necesaria para mí. Quizás tengo alguna crisis de la edad y pienso que ella aún se ve demasiado bonita para su edad, que incluso parece mucho más joven, que su cuerpo se ve demasiado bien. No lo sé, no es como que yo esté mal, solo que... inseguridades estúpidas que nunca fueron parte de mi personalidad, pero que aquí están.
Suspiro nuevamente pensando que entraré a buscarla y a la miërda todo. Camino a la entrada del instituto de danza y la veo salir sonriendo, obviamente hermosa, pero eso no me hace feliz cuando veo que un hombre de como mucho unos 40 años está a su lado, hablándole muy relajado mientras ella ríe.
¿Por eso tardaba?
Claro, estaba muy entretenida con ese imbécil. ¿Qué puede decir tan chistoso para que se ría así?
¡No estoy siendo exagerado, en absoluto!
El pedazo de imbécil que al parecer no vio la argolla en su dedo que dice "Hola, tiene esposo, idiota", sigue hablándole y ella de un momento a otro deja de reírse para que sus mejillas se pongan rojas.
¡Ah no, yo lo voy a matar!
Me acerco a ellos decidido a aclarar ciertas cuestiones con ese tipo, que parece no tiene idea que la mujer a la cual tanto le habla es casada, muy felizmente casada y con hijos. ¡No está disponible!
Camino molesto hacia ellos y Penny no tarda en notarme, sonríe, luego se pone seria y le dice algo al tipo despidiéndolo rápido.
Se acerca a mí.
— Dem... amor... — quiere besarme pero estoy muy concentrando viendo al tipo.
— Espérame que voy a aclararle algunas cosas — Ella me detiene obligándome a mirarla.
— Demian, por favor, compórtate, ¿Qué te sucede? — ¿A ella qué le sucede, ¿Por qué me detiene?
— Estuve esperando mucho y pensé que estabas trabajando, pero estabas hablando con ese idiota que te estaba coqueteando — ella suspira y me toma del brazo sacándome del lugar.
— Dem, por Dios, es solo mi compañero en la organización de la competencia, seremos presentadores juntos. — frunzo el ceño.
— ¿Con ese? ¿Todos estos días estabas quedándote fuera de hora, con ese? — Penny suspira y asiente. — ¡Qué bonito!
— Dem, por favor, no seas así, solo trabajamos. Es el hijo del patrocinador, no queda más que ser amable — asiento molesto.
Subimos al auto y no digo nada.
Claro, porque es quien pagará la puta miërda de la competencia uno tiene que lamerle los pies y yo tengo que dejar que mi mujer se deje coquetear por él.
— Dem, no puedes enojarte por esto — no digo nada, no quiero pelear con ella, no quiero hablarle mal.
Estoy aguantándome la ira.
Enciendo el motor para ir a casa, me mantengo en silencio pero siento su mirada azul sobre mí.
— Dem, cielo... no te pongas así — lleva como 4 días cansada, que ni siquiera me toca cuando llega, solo duerme.
Justo me entero que está trabajando hasta tarde con ese hombre, que es joven, atractivo y le coquetea.
¡Genial!
¿Acaso soy el pelotudo del año o qué?
— Dem... vamos, no te pongas así — freno en un semáforo.
— Él te estaba coqueteando, lo vi y vi como te avergonzaste por lo que te dijo, además de que te reías con él — ella suspira.
— Eso no significa nada, Dem, solo trato de ser amable porque la escuela necesita ese patrocinio — asiento y sigo conduciendo sin decir nada — No tiene que importarte lo que los demás hagan, debe importarte lo que yo hago Dem, como con tus alumnas, yo sé que todas ellas revolotean a tu alrededor queriendo tu atención, pero confío en ti, no seas así — ruedo los ojos y me quedo en silencio sin decir nada.
Estoy enojado, estoy muy enojado.
No quiero a ese tipo cerca de ella, no lo quiero, me importa una miêrda que ponga dinero. Puedo llamar a mi viejo decirle que quiero dinero y me lo daría sin rechistar.
Estoy extremadamente celoso, no sé qué me pasa pero estoy muy enojado.
¿Cómo es eso de que deben ser amables con él? ¿Acaso si desea follarse a alguien deben hacerlo para mantenerlo feliz? ¡Qué estupidez!
Llegamos a la casa y Penny baja enojada, lo sé por el golpe que da a la puerta.
¿Qué espera de mí?
No seré de esos esposos idiotas que dejará pasar esto.
Bajo del auto y entro a la casa, Penny solo está apoyada en la mesada con sus manos sobre ella.
— No es justo Demián, no estás siendo justo, estás siendo muy celoso sin motivos — ¿Yo soy el exagerado? Sí claro, ¡Demián el exagerado!
Sí, porque ella es una santa cuando se trata de celos, no, no lo es.
— Tengo motivos, muchos.
— ¿Cuáles?
— Llegaste tarde 4 días, no me buscas, no me tocas y resulta que encaja en cuando apareció ese imbécil que al parecer está muy fascinado contigo.
— ¿Qué insinuás? Fíjate bien lo que dirás porque estás acusándome de algo demasiado grave — suspiro.
— No quiero a ese tipo cerca tuyo, no lo quiero, fin, se acabo la discusión, la escuela necesita dinero, resulta que un donador anónimo la hará, le diré a mi viejo o a mamá.
— Demián, es algo extremista, no he hecho nada y si lo que quieres es que ya no sea amable con él, seré más...
— No quiero que mi esposa esté lamiéndole los pies a un imbécil ¿Acaso qué? ¿Si quiere follar contigo dirás "Si", para mantenerlo feliz?
— Demián discúlpate, estás insultándome, estás siendo irracional y no comprendo el por qué, no eres así, ¿Qué te pasa? — que pienso que ella es demasiado increíble, que me vuelvo viejo y ella dejará de amarme, que alguien más joven y mejor llegará y...
¡No sé qué mierda me pasa!
— No lo quiero cerca tuyo, Penélope — sentencio con seriedad.
— Demián, es mi trabajo.
— ¡No lo quiero cerca tuyo! No y no — me mira seria y sé que no cederá.
Quizás debería hacerlo yo, pero demostrarle lo inseguro que me he vuelto.
Eso no, me haría ver tan patético.
— ¿En serio serás así de terco? — no la miro, no voy a ceder. — Demián...
— Es lo último que diré, Penny, si de verdad nada pasa con él solo lo mandarás al diablo — ella se ríe con ironía.
— No lo puedo creer, estás comportándote infantil.
— Cuido lo mío.
— No soy un objeto, Demián, ¿Desde cuando ese nivel de posesión?
— Tú eres igual, aguantate — subo las escaleras, enojado de sobremanera.
Ni siquiera puedo explicar el porqué.
— Si no entras en razón no esperes que yo te esté rogando, Demián — eso es lo único que dice.
Estoy enojado, quizás equivocado, pero no puedo evitar lo que siento. No puedo y es simple, no mentiré, no seré deshonesto.
Me meto a la habitación, me cambio de ropa y me acuesto en la cama, no quiero hablar ahora.
Las horas pasan y aunque intento dormir no puedo.
— Dem... ¿Comerás? — escucho su voz pero no abro mis ojos.
Ella solo suspira y se marcha, dudo si levantarme y disculparme.
¿Pero qué diría? Lamento estar celoso de un tipo que te coquetea.
¡No sé siquiera qué debo decir!
Mejor no digo nada, mañana quizás luego de dormir me sienta mejor, esta maldita terquedad me deje pensar claro, pero ahora no puedo.
Solo trato de descansar, aclarar mi mente.
Me remuevo en la cama, siento que me duele todo, sin abrir los ojos me giro y siento el cuerpo de Penny a mi lado.
!Qué idiota! ¿Cómo pude ser tan terco ayer? Estaba tan cegado por mis celos realmente injustificados, que no pensé claro, ella jamás miraría a alguien más, cómo podría, si ella es mi amor, la conozco, sé la clase de mujer que es.
Fui tonto.
La abrazo por la espalda.
— Buenos días, bonita ¿Será que perdonarías a este idiota, por lo de ayer? — entierro mi cara en su cuello y su perfume es extraño.
— No tengo idea porqué debo estar enojada, pero a ti te perdono todo, mi amor — abro mis ojos y me sobresalto de tal forma que caigo de la cama.
— ¡¿Qué mierda?! — miro a la rubia en mi cama muy sorprendida.
— ¿Qué te pasa, Demi? ¿Tuviste una pesadilla o qué? — pestañeo tratando de entender.
¿Qué mierda pasa acá?
— ¡Sal de mi cama, de mi casa, ya! — grito espantado.
— Demián ¿Qué te pasa? ¿Estás loco? — miro a la mujer detenidamente.
No es posible.
—¿Mónica? — ella me mira confusa.
— Sí, ¿Quién más? Hola, Demián, ¿Qué preguntas? Soy Mónica, tu novia, estás asustándome actuando como un loco — no, no esto... esto es imposible.
Me levanto desesperado metiéndome al baño, mientras respiro de forma irregular.
— No puede ser, no puede ¿Qué mierda es esto? — Abro el grifo y me mojo el rostro varias veces.
Es una pesadilla, una mala pesadilla, me miro al espejo pegando un grito de terror.
— ¡Demián! ¿Qué te pasa? — grita mi... no, no, ella no es nada mío.
— ¡No puede ser! — toco mi rostro.— No me jodas — Toco mi rostro de nuevo sin parar.
¿Qué mierda es esto?
Soy yo, pero... ¿Qué pasa acá?
— Demián, abre la puerta ¿Qué te pasa?
— ¿Cuántos años tengo? — grito desde el baño.
— ¿Qué es esa pregunta? ¿Tuviste una pesadilla otra vez?
— Respóndeme, ¡Por favor!
— Tienes 26 años Demián, y te pido por favor, deja de asustarme, quiero a mi novio de nuevo, ¿Qué te pasa?
No me jodas, no me jodas ¿Qué puto chiste es este?