16- Siempre Mi dulce rebeldía.

1237 Words
Pov: Demian — ¡Papi! ¡Papi! HAY QUE LEVANTARSE, ¡PAPIII! —no quiero despertarme. — ¡Paz! —me quejo. — ¡YA ES DE DÍA! ¡PAPIII! Siena ayúdame que papá no se quiere despertar —ya viene mi niña grande y no me quedará más remedio que levantarme. — ¡PAPÁ! ¡MAMÁ VA A TENER A LOS BEBÉS!—me siento en la cama. — ¡Siena! ¿Es verdad? —niega divertida—. ¡No me asustes así! — se carcajea. — Entonces levántate rápido, papá —ruedo los ojos y Paz se sube a la cama, como si fuera un pequeño monito se trepa hasta mi espalda. — Llévame a caballito —me levanto con ella en mi espalda. Paz tiene casi cuatro años. ¿Qué sucedió? No lo sé, solo sé que sigo aquí disfrutando de este maravilloso sueño, no sé cuándo despertaré, pero estoy listo cada día para hacerlo, para despertar. Solo vivo el hoy, la miro guardando cada detalle en mi memoria. Ella es igual a Penny; ojos grandes, el cabello como rojizo castaño, su nariz, es toda igualita a su mamá, preciosa. Mi Penny aquí está, esperando a los mellizos, es maravilloso. Siena es la mejor hermana mayor de todas, es una niña muy lista como ya lo sabía. Paz es luz, ella es energía pura, no sé siquiera cómo expresar lo que me genera verla cada día y saber que luego no la veré, no lo sufro porque pienso que esto es un regalo de la vida, tener la suerte de verla y conocerla es algo que muchos desearían y soy en extremo afortunado, por eso no sufro mi posible partida, creo que este es el motivo de estar aquí. Ya me acostumbré a esto, ha pasado tanto tiempo que ya me he acostumbrado. — Dem, te despertaste, pensé que no podrían hacerlo —sonrío y me acerco para besar a mi bonita. — Sieni tiene sus métodos ¿Cómo estás, Bonita? — Agotada, creo que no aguantaré hasta que nazcan —sonrío. — ¿Bajas, amor? —bajo a Paz al suelo y se va corriendo, suspiro porque ella es maravillosa. Me volteo y me acerco para tocar el vientre de Penny. — Es tan lindo verte embarazada, Bonita, es de mis cosas favoritas, te pones hermosa, no me canso de verte así —sonríe complacida por mi halago. — Tú eres muy exagerado. — En absoluto. Estás hermosa, Bonita —beso su vientre. —. Te amo, amo nuestra familia, no importa cómo ni cuándo, siempre te veré y todo lo que tenemos me parecerá fantástico. — Dem, estás muy sentimental. — Sí, soy muy sentimental, mi amor, es que soy tan feliz contigo que no puedo dejar de decírtelo, Penny, tú… tú no sabes lo mucho que te amo y no me importaría decirlo ni demostrarlo mil millones de veces, viviría una vida contigo una y otra vez, jamás me cansaría, nunca. — Dem… — Porque te amo eternamente —me abraza y me besa. — Dem, me harás llorar. — Lo siento, Bonita, pero... siento que... —comienzo a sentir una extraña sensación en mi pecho. ¡Por Dios! Creo que me voy. — He estado teniendo problemas de memoria, Penny, a veces me despierto y no recuerdo cosas —mi pecho se aprieta y siento que se adormecen mis manos, comienzo a escuchar el ruido ambiental muy a lo lejos—, no te asustes si eso pasa, solo recuérdame que me amas —me mira confusa y la beso castamente—. ¡Paz! Mi amor —me alejo y mi pequeña viene corriendo muy feliz. — ¿Qué, papi? —mis ojos se empañan. — Dame un abrazo —me pongo en cuclillas. — ¡Dem! Despierta… ¡Maldición, me voy! — ¡Te amo, Paz, te amo, princesa y te vamos a amar siempre, mi amor! —la abrazo con fuerza guardado en mi cuerpo el recuerdo de su abrazo. — También te amo, Papi… —¡Dem, despierta! —pensé que sería más fácil, pero estoy feliz, estoy feliz de haberla conocido. — Adios, Paz… Jadeo despertándome en la cama y veo a Penny, a mi Penny, esa mujer que lleva 30 años conmigo, viéndome preocupada con sus ojos empañados. — ¡Dem! —me abraza con fuerza—. Me diste un susto de muerte, no despertabas y apenas respirabas ¿Cómo me haces algo así? Pensé que no despertarías y que algo pasaría y lo último que tuvimos fue una pelea —la abrazo con fuerza. Un sueño, fue un sueño, pero se sintió real, aún siento en mi pecho la sensación de su abrazo. — Tranquila, Bonita, lo siento, fui un idiota, no debimos pelear, yo… —mis lágrimas se escurren. — ¿Qué sucede, Dem? —la miro emocionado. — No sabes lo que pasó, yo… tuve un sueño hermoso, Penny, primero parecía una pesadilla pero fue… fue maravilloso —me toma de las mejillas y seca mis lágrimas. — Mi amor, no llores ¿De qué se trataba? —me siento en la cama para poder contarle todo. — Primero me desperté y tú no estabas conmigo, era muy loco, pero eso no importa, porque lo único que realmente importa del sueño es... ¡Es que vi a Paz! —abre sus ojos con sorpresa. La tomo de las mejillas y acaricio su rostro—. Mi amor, la vi, ella era una pequeña bebé, luego crecía y se parecía tanto a ti. Sé que parece loco lo que digo, pero ¡La vi, Penny! —sus ojos se empañan. — ¿Se parecía a mí? —asiento emocionado hasta las lágrimas. — Igualita, pero con los ojos grises medio verdosos, pero luego era igualita a ti, ¡Ay, mi amor! La vi, la abracé, yo… — Eso fue sueño hermoso, Dem. — Sí, lo fue, fue un sueño maravilloso, mi amor, yo… ¡Dios! Te amo, Penny, juro que te amo y me hubiera gustado que tú también la vieras. — Dem… cuéntame, cuéntame más, no importa, tú cuéntame cómo era, cuéntame todo. — Ella era muy pequeña, muy hermosa, luego se empezó a volver más enérgica, un pequeño huracán en la casa. Hablaba muchísimo, le gustaba que le hiciera caballito, adoraba bailar, era muy buena bailando, lo heredó de ti, ella... ella era fabulosa como tú —Penny me mira con sus ojos empañados y le cuento todo, todo lo que viví con Paz en ese sueño. Sentados en la cama llorando entre nostálgicos y emocionados, sin dudas ella es la única que podría entender esta experiencia, esta vivencia tan loca y sobrenatural. Otra me diría “¡Demente!” Pero ella escucha atentamente todo lo que para ella es real y es Paz. Nuestra Paz. Soy lo más detallista posible para que ella sienta como si estuviera allí, porque probablemente todo haya sido una invención de mi mente, pero a ella no le importa, se sumerge en mi relato y la veo pensando. ¡Es la mujer de mi vida! De verdad que sí, ella es todo lo que necesito en esta vida. Y la amo, con todo lo que implica y la amaré mil millones de años más, en miles de realidades más. Y no importa cuanto gane la cobardía, ella siempre será: Mi dulce rebeldía.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD