Capítulo uno

1508 Words
Suspiro tomando diversas pastillas experimentales que hasta ahora me han servido con mi celo, hoy iríamos a la tumba de mis padres y no podría suceder algo peor, no quiero terminar sin mi camisa a punto de tener coito como hace unas semanas. Escucho el timbre y aprieto mis manos. Estoy demasiado nerviosa. Abro la puerta y el relajante aroma de Abdel se hace mas fuerte, cierra sus ojos antes de sonreír. Frunzo mis labios, mis mejillas se acaloran y un fino dolor en mi entrepierna crece, ¡frambuesas!, las pastillas no funcionan con Abdel y tienen otro efecto. — Que bueno que traje un carro, alguien nos saltara encima por tu olor. — Golpeo su hombro. Siempre aprecio cómo él trata de no hacer incomodo estos momentos. — Abdel crees que no va a pasar lo de la otra vez. — No pasará pero tú ¿estás bien? — Asiento aunque su aroma solo me esta dañando. Quiero estar en la cama y que me ayude con mi problema pero eso es algo que nunca debe de pasar, muerdo mi labio. Gruñe y tapo mi rostro. — Será todo rápido. No tardaré mucho. — Asiente. Se quita su abrigo y me lo pone para que mi olor dulce por el celo no sea visible para nadie. Huelo su olor y lamo mis labios bajando mi rostro, siento mi intimidad húmeda y es algo que me esta matando. Duele y necesito quitar eso. — Giovanna. — Jadeo por lo grueso de su voz. — La otra vez no me dejaste hacer lo que te dije pero esta vez lo necesitas. Nadie lo sabrá te lo prometo. Retrocedo, cierra la puerta entrando al departamento y haciendo que todo se vea más pequeño, dejó caer el abrigo y me alza en sus brazos agarrándome de la cintura. Cierro mis ojos, me deja sobre la pequeña encimera de la cocina. Sube mi falda y hace a un lado mi ropa interior. Suspiro cuando su respiración choca con mi piel, jadeo inevitablemente cuando agarra mis muslos. Apoyo mis brazos en la encimera, mi mente está en blanco y solo se que lo que vamos a hacer nadie debe de saberlo, su lengua comienza a hacer maravillas en mi intimidad y suelto leves gemidos tratando de que nada sobrepase esto. Después de hacerme llegar a un orgasmo cambia su lengua por su dedo corazón apretando mi centro haciéndome perder la razón. — Abre los ojos. — Agarra mi cuello, hago caso a sus palabras y abro mis ojos. Suelto gemidos los cuales calla cuando me besa, cierro mis ojos sin saber qué es lo que pasa en mi interior. Una picazón crece en mis labios cuando se aparta de mí y si saber como besar lo hago con torpeza pasos, ¿me estaré aprovechando?, nos miramos a los ojos cuando se separa de mis labios. Dejo descansar mi cabeza en su hombro mientras gimo y jadeo, tiemblo con fuerza cuando llego a otro orgasmo terminando con ese fuerte dolor que había sentido. — Y-ya...— Introduce uno de sus dedos en mi interior. — Oh por las santas zanahorias. Muerdo mis labios, aprieto la camisa de Abdel y cierro mis ojos, arqueo mi espalda y tiro mi cabeza hacia atrás. Da pequeñas embestidas después de rápidos movimientos que terminan provocando que casi caiga, pasa su otra mano por mi cintura deteniendo mi caída y suspiro. — Ya e...estoy bien. — Balbuceo. — Ah. Abdel. Termina con un fuerte orgasmo y me besa. Siento los fuertes espasmos en mi cuerpo y me agarró con fuerza de Abdel, acomoda mi ropa interior y mi falda, besa mis mejillas y acaricia mi cabello. — Te ves muy linda con las mejillas rojizas. — Bajo mi rostro. — Nadie sabrá esto. Agarra mi rostro entre sus manos para que lo mire. — Esto es algo íntimo nadie sabrá de esto, te lo prometí. Tampoco quiero que otros te vean diferente solo por saber tus intimidades. — Cierro mis piernas tímidamente. — Solo quedara entre nosotros. Asiento. — Después de esto nada cambiara. — Asiente. — No me gustaría ser la tercera en discordia ni la ilusionada. — No te preocupes nunca serás eso. — Miro sus ojos y presiento que algo esconde. — Solo fue por esto, no volverá a pasar. — Asiente mirando hacia un punto fijo. — Entendido, lo que digas. — Me ayuda a bajar de la encimera. Agarra mi rostro nuevamente haciendo que lo mire. — Giovanna recuerdas lo que dije de pequeño. Bajo mi rostro, lo recuerdo "Si no encuentro a mi luna, quiero que tú seas mi luna", en esa edad estaba muy ilusionada pero eso lo deje de lado cuando note que sería inútil. Asiento después de unos segundos. — Seremos infelices al no estar destinados Abdel, es mejor que cada quien este por su lado. — Suspira. ☽♥︎☾ Suspire cerrando mis ojos, sentí esas gotas saladas rodear mis mejillas. El clima era espeso desde que llegamos al lugar, todos los recuerdos que he tenido con ellos están borrosos, el accidente me daño la memoria y eso es lo que más odio. Mis piernas se vuelven gelatina y cuando estoy apunto de caer Abdel me sostiene, me giro sobre mi eje abrazándolo, apenas han pasado tres años desde su muerte. Y a veces odio eso. — Todo está bien. — Susurra acariciando mi cabello. — Yo siempre estaré a tu lado y todo estará bien. Sollozo alzando mi mirada hacia él. — Abdel podemos irnos. — Asiente. — Claro que te parece ir a... — No, quiero descansar e ir a mi pequeño departamento. — Pasa su mano por mis hombros y deja reposar su brazo ahí. Asiente sin ningún problema pero sé que no le gusta eso. — Abdel no podemos estar juntos, lo de hace unas horas no puede suceder de nuevo. — Esta bien. Miro su rostro y esta serio, mi corazón sigue latiendo Abdel siempre me a gustado y lo de hace rato solo me esta haciendo daño. Mi olfato no es bueno y dudo que esté impregnada de Abdel. Sería bueno que él fuera mi pareja pero yo no tengo decisión en eso. — Abdel... — No estoy de humor Giovanna. — Junto mis labios en un línea fina, niega y me mira. — No te quise decir eso, solo que estoy pensando en miles de cosas. Asiento. ☽♥︎☾ Estaciona el auto y me quitó su abrigo, niega cuando se lo pasó y lo deja en mi regazo. — Es mejor que tu lo tengas, eso tiene mi aroma impregnado y si sales aún en tu celo solo eso ayudará a que nadie te quiera hacer nada. — Asiento nerviosa. — Recuerda mandarme un mensaje cuando necesites algo, si aún sientes dolor llámame y... — ¡No! — Bajo mi rostro cuando me mira seriamente. — Lo siento, solo no quiero que eso pase de nuevo. — Esta bien. — tragó duramente la saliva que se quedó atascada en mi garganta su "Está bien" siempre es cuando algo no le gusta y tiene que dejarlo pasar a regañadientes. — Abdel... — Algún día entenderás. — Frunzo mis labios. — ¿Cómo? — Sale del auto, entrecierro mis ojos tratando de descifrar lo que dijo. Sabe que es imposible que se me escape algo por mi audición de conejo, ladeo mi rostro y salgo del auto negándome a su ayuda. Paso de su lado con su abrigo envuelto en mis manos, me detiene agarrando mis hombros y suspiro. — No te pongas así. — Alzó una ceja. — Abdel siempre me haces lo mismo, cortas mis oraciones, me dices palabras cortantes y me ocultas cosas. No te conozco. — Su cara está seria demasiado, nunca había visto esa expresión en su rostro cuando estaba a solas conmigo. — Hay cosas que con el tiempo sabrás. Sabes que es complicado. — No me gusta discutir se me hace un fuerte nudo en la garganta. — No quiero discutir, no me gusta tener enojos entre los dos. Asiento, agarra mi rostro entre sus manos y me doy cuenta que esas pastillas y más cosas están perdiendo efecto. Son experimentales. La idea de Abdel para que nadie me lastime, los lobos son bruscos y soy muy frágil con mi cuerpo. — Yo tampoco quiero eso. — Asiente, cierra sus ojos y niego. Me alejo de él pero sostiene mi brazo con fuerza regresándome a él. Mis mejillas se acaloran y solo trato de alejarme. — Lo siento. — Dice soltándome. — Será mejor que entres, yo tengo que irme antes de que me salga de mis límites. Besa mi frente pero me alejo rápidamente. Corro entrando al edificio y cuando las puertas del elevador se abren entro recargándome en una de las paredes del elevador. Pongo mi mano en mi pecho sintiendo lo fuerte que mi corazón late como si estuviera en una carrera, suspiro mirando hacia el techo del elevador y niego. Debo de poner distancias.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD