El encanto de la florista.

Elysia Brennan había crecido rodeada de una perfección que parecía inalcanzable para los demás, nacida en una de las familias más prestigiosas de Detroit, hija de Guillermo y Beatriz Brennan, la joven había sido testigo de cómo su familia construía un imperio que, al igual que las grandes fábricas de la ciudad, se había forjado con esfuerzo, sacrificio y una implacable visión de futuro. Los Brennan no eran solo una familia rica, eran una institución en sí mismos, dueños de una de las fábricas de piezas de autos más importantes del país, un negocio que había sido transmitido de generación en generación y que estaba destinado a convertirse en el legado más grande de Detroit. Desde pequeña, Elysia fue consciente de su posición privilegiada, vivía en una mansión con vistas panorámicas de la ciudad, en una casa donde cada habitación parecía salida de una revista de decoración de lujo, los pasillos de mármol, las lámparas de cristal y los jardines perfectamente cuidados eran solo el principio de la vida que llevaba. Sin embargo, por debajo de ese brillo, también había expectativas, sus padres querían que se convirtiera en la segunda líder de la empresa familiar, que tomara las riendas de la fábrica en algún momento junto a su hermano y que continuara con el legado de éxito de los Brennan. Esta visión de futuro era clara para ella desde que era pequeña y siempre fue la sombra que se cernía sobre su vida, Elysia tenía un hermano mayor, Gabriel, cuya figura era aún más imponente que la de su padre. Gabriel era el hijo predilecto, el que siempre destacaba por su seguridad, su inteligencia y su capacidad para manejar las responsabilidades del negocio. Mientras Elysia era la hija consentida, siempre un paso atrás, Gabriel se perfilaba como el futuro heredero del imperio familiar aunque su hermana tambien tendria una parte importante del negocio, la relación entre ambos hermanos estaba llena de respeto mutuo, aunque también había una constante sensación de que Gabriel era el favorito, el hijo que su padre veía como su sucesor natural. Elysia nunca estuvo celosa de su hermano, sino que más bien lo admiraba, Gabriel, con su mirada decidida y su naturaleza tranquila, era el tipo de hombre que parecía destinado a liderar, sin embargo, a medida que crecían, Elysia comenzó a preguntarse si realmente quería seguir el camino trazado por su familia, o si, por el contrario, su vida podría ser algo completamente diferente. Durante sus años de universidad, Elysia se enfocó en sus estudios de Administración de Empresas, siempre fue una estudiante excelente, dedicada y meticulosa, pero, al mismo tiempo, el peso de las expectativas familiares sobre ella se hizo cada vez más evidente. Durante esos años, se dio cuenta de que la vida que sus padres querían para ella no era la vida que ella deseaba vivir, aunque el negocio familiar era sin duda un pilar de estabilidad y éxito, Elysia sentía que su futuro debía ser algo más personal, algo que ella pudiera construir con sus propias manos, en lugar de simplemente heredar una estructura que ya existía. Fue en ese momento de reflexión cuando conoció a Albert Reynolds, un joven de su universidad, carismático y tranquilo, que estudiaba lo mismo que ella, Albert era diferente a los demás chicos que había conocido en la universidad, no se dejaba llevar por las expectativas de los demás y su pasión por la administración lo hacían bastante interesante para el resto de compañeros. Elysia, aunque inicialmente cautelosa, se sintió atraída por él de una manera que nunca había experimentado antes, Albert no la veía como la hija de los Brennan, ni la trataba con el respeto reverencial que otros solían darle, para él, Elysia era simplemente Elysia, y eso, a su manera, la liberaba. A lo largo de su último año de universidad, la relación entre Elysia y Albert creció de una forma natural, tranquila y hermosa, él la animó a soñar con algo propio, a seguir su pasión en lugar de ceder a las expectativas que le habían sido impuestas, aunque Elysia amaba a su familia, amaba a su hermano y admiraba lo que su padre había logrado, en lo más profundo de su corazón, Elysia comenzó a soñar con algo distinto, una floristería. El primer paso fue dar el salto de lo que parecía ser lo predecible y seguro, Elysia decidió que no se uniría al negocio familiar, ni asumiría el cargo que tanto se esperaba de ella, decidió que su vida, aunque diferente, podía ser igualmente exitosa, a medida que terminaba la universidad, Elysia se dedicó a aprender todo lo que pudo sobre el negocio de las flores; estudió las mejores técnicas de arreglo floral, aprendió sobre proveedores y se sumergió en la historia de la floricultura. Después de meses de investigación y planificación, abrió "El jardín de Elysia", una pequeña floristería en el corazón de Detroit, al principio, el negocio fue modesto, no tenía la notoriedad de la fábrica de piezas de autos de los Brennan, pero a Elysia no le importaba. Ella había encontrado su pasión, algo que la llenaba de satisfacción y que representaba su propio camino, con el apoyo de Albert y de forma regañadiente tambien la apoyo su padre, Albert era quien le ayudaba con los diseños y con los detalles del negocio, Elysia empezó a ganar una base de clientes fieles, su floristería no solo vendía flores, sino que se convirtió en un espacio para que las personas se conectaran con la belleza de la naturaleza y las emociones que las flores podían evocar. Mientras tanto, Gabriel, aunque respetaba la decisión de su hermana, no dejaba de recordarle que el negocio familiar siempre estaría allí para ella si cambiaba de opinión, a veces, sus conversaciones con él se tornaban tensas, especialmente cuando Elysia le hablaba de su floristería. Gabriel, con su actitud pragmática y su visión de futuro centrada en el negocio, no entendía del todo el propósito detrás de la decisión de Elysia, sin embargo, Elysia no se dejaba influenciar por las palabras de su hermano, porque sabía que lo que había encontrado era algo que valía más que la tradición o las expectativas de su familia. Un día, después de varios meses de éxito en su floristería, Albert la sorprendió con una propuesta, durante una tarde tranquila, mientras ambos trabajaban en el diseño de un ramo especial para una boda, Albert se arrodilló ante ella, con una pequeña caja de terciopelo en las manos. "Elysia, ¿quieres pasar el resto de tu vida conmigo?", preguntó con una sonrisa nerviosa. Elysia, sorprendida, pero profundamente emocionada, no pudo evitar sonreír mientras sentía una ola de felicidad recorrer su cuerpo, la propuesta no fue lo que había imaginado, pero era perfecta para ella. Sin las pomposas cenas o los discursos tradicionales, Albert había hecho algo que reflejaba lo que ambos habían construido juntos; algo simple, pero lleno de amor y autenticidad. Con lágrimas en los ojos, Elysia aceptó, a partir de ese momento, su vida comenzó a tomar una nueva dirección. No solo estaba creando su propio futuro con su negocio, sino que también estaba construyendo un camino junto al hombre que la había inspirado a ser ella misma. Cuando regresó a casa esa noche, con el anillo de compromiso en el dedo, su familia la recibió con una mezcla de emociones, Gabriel, siempre serio, le dio su bendición, aunque Elysia sabía que en su mirada había una mezcla de sorpresa y desaprobación, sus padres estaban encantados con aquella noticia, ya se estaban volviendo amigos de la familia de, ahora su prometido, era una gran felicidad y esperaban que Albert lograra convencerla de entrar a la empresa familiar. Elysia Brennan estaba lista para vivir su vida a su manera, sin el peso de las expectativas, sin la sombra del imperio familiar persiguiéndola, ella había encontrado su propio propósito, había construido un futuro que se alineaba con su corazón y aunque la vida podría haberla llevado por caminos inesperados, en ese momento, Elysia sabía que estaba exactamente donde debía estar, pero estaba demasiado confiada.