**TOMAS**
Tragó saliva. Su respiración se agitó. Algo se quebró en su expresión por un segundo. Luego, volvió a endurecerse. —No tienes derecho. No hasta que sepas qué quieres realmente. Yo no soy tu segunda opción, Tomás.
Ella está por irse, pero actué con rapidez para evitarlo. La intercepté justo cuando iba a alejarse, llevándola suavemente hasta la pared más cercana, donde quedó atrapada entre mi cuerpo y la superficie sólida. Un deseo intenso y apremiante me invadió por completo; no podía contenerme más. La necesidad de besarla se había convertido en una fuerza avasalladora que nublaba cualquier otro pensamiento.
Inicialmente, opuso cierta resistencia, mostrando una vacilación comprensible ante mi repentina acción. Intentó apartarse ligeramente, dudando por un instante. Sin embarg
