PUERTAS QUE SE ABREN

1404 Words

**ADRIANA** Solté una risa breve, le guiñé un ojo cómplice y seguí caminando. —Tranquilo, Gabriel… te lo cuido, no te lo robo —murmuré divertida, cerrando la puerta tras de mí. El cuarto estaba en penumbra, con esa calma acogedora que solo existe cuando el mundo está demasiado ruidoso afuera. Me dejé caer sobre la cama, bocarriba, mirando el techo como si fuera a revelarme algún secreto. Pero no lo hizo. El único secreto lo llevaba yo. En los labios. Ese beso. La sensación seguía ahí, como un eco en mi piel. No fue cualquier beso. No fue suave ni tembloroso. Fue desesperado. Doloroso. Intenso. Tomás. Maldito Tomás. Besaba como si odiara hacerlo, como si odiara no poder evitarlo. Como si estuviera cruzando una línea con cada movimiento de su boca… y, aun así, no supiera cómo detenerse.

Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD