Minutos antes… Tras alcanzar aquel gran orgasmo, Stavros estando encima de Jennifer, con su respiración entrecortada la miraba profundamente perdiéndose en aquellos ojos verdes. La conexión mutua de sus miradas, eran como dos almas destinadas a encontrarse una y otra vez. Sus corazones latían con una fuerza indomable en donde cada encuentro $exual parecía superar al anterior, creando una especie de obsesión el uno por el otro. Enseguida, Jennifer con su respiración entrecortada, le dijo al imponente hombre lo que más le encantaba: que él la aplastara. ―Ni se te ocurra bajarte como anoche, recuerda que hoy tienes que complacerme. Me encanta sentir que me aplastes ―susurró Jennifer con la voz entrecortada, admirando a Stavros con los ojos llenos de deseo y amor. Stavros, encima de ella,

