En ella, Jennifer aparecía feliz, lanzando un beso al aire. La imagen la había tomado una de sus falsas amigas del club social de mujeres al que solía asistir antes de recibir la noticia falsa de que ella había sufrido un aneurisma. Stavros aún no conocía esa parte de la historia de la pelirroja, por lo que sus parpados de sus fríos ojos azules se movían escrutando cada rincón del rostro de Jennifer en aquella fotografía, y en ese instante, pudo sentir una vez más aquel cálido sentimiento que Jennifer le despertaba. «Con que… lanzadora de besos. Tiene unos... lindos labios»—pensó encantando aunque no lo quería admitir por la imagen en su celular. Sin embargo, el moreno sintió cómo su gran virilidad comenzaba a despertar, por lo que, con una mezcla de asombro y angustia, apartó rápidament

