Mientras tanto, Stavros… El moreno se sumergía también en un remolino de pensamientos, uniendo imágenes de Jennifer con los asuntos del día. A pesar de estar sumergido en reuniones interminables, su mente regresaba una y otra vez a la escena de la tarde. Decidido a despejar su mente, se dirigió a eso de las siete de la noche, fue al muelle en donde se encontró con Petra, su fiel trabajadora del mundo delictivo y conversaron sobre las nuevas entregas. A pesar de la agitación de la jornada, Jennifer persistía en sus pensamientos. Cada recuerdo de aquel empujón brusco lo llenaba de un pesar desconocido, por primera vez. «¿Será que le hice daño? ¿Y está molesta? No me escribió durante todo el día»― Estas preguntas se repetían una y otra vez en su mente, sin hallar respuesta porque su parte

