Ella lo contempló a los ojos y expresó: ―Tu aroma me encanta Stavros, extrañaré verte hasta la noche, mi osote de peluche. ¿Sabes? Cuando te estabas bañando, pensé pasar contigo un día como en una luna de miel. Podemos viajar juntos a Grecia, tu tierra, a Mikonos y allí disfrutar de una íntima luna de miel los dos juntos. Stavros, cautivado por sus palabras, le respondió con suavidad: ―¿Una luna de miel? ―Sí, piénsalo, los dos juntos en un lujoso hotel frente al mar, sería simplemente hermoso. Hace tanto que no voy a la playa. Sueño con broncearme y tener así un lindo color bronceado como tú, estoy demasiado pálida. ―Te vez bien así. ―No. Quisiera tener colorcito y también verme sexy en un diminuto traje de baño y que se me marquen unas pequeñas rayas del traje de baño por el bron

