Entre mi esposo y el doctor.

Prólogo

No estamos listos para vivir la vida que soñamos.

 Esas fueran las últimas palabras que recordaba Logan a su madre decirle. Después de eso su vida cambió demasiado, sin embargo llevaba consigo, eternamente las palabras de Eleana. 

Cuando llegó al aeropuerto de Mainvillage, esperaba no hacerlo con una bienvenida como aquella, sus hermanos estaban esperándole junto a sus padres y sus primos, con carteles ridículos hechos con escarchina, probablemente idea de su hermana menor, respaldada por sus hermanos.  

El joven rio y corrió a cargar a su hermana pequeña- no tan pequeña, le dio un beso y luego a sus primas, finalmente abrazó a su madre y le dio un beso en la frente.

—¡Mi bebé guapísimo está en la ciudad! —anunció  la mujer. —Déjame olerte… Sí, sexo en el avión.

—¿Cómo se te ocurre ofender a mi hermano de esa manera?—Preguntó Emilio y jaló a Logan del brazo para darle un beso a su hermano.—¿Con una azafata?

—No tuve sexo en el avión, tuve sexo en el aeropuerto—Aclaró y todos rieron. Verónica le dio un golpe en la cabeza a su hijo, luego anunció  que había suficiente comida como para darle la bienvenida en casa.La casa de su familia no estaba menos llena, por lo menos le dieron oportunidad de bañarse, cambiarse y comer en la cocina escondido con sus hermanos y los postres.

—Te extrañamos. 

—Y yo a ustedes, aunque sean molestos.

—Hermanos Pieth Reverso, no acaparen al anfitrión.—Eyy… Abuelo, ¿será que me das trabajo o solo consigue por nepotismo Arturo Pieth?

—Siempre hay lugar para mis nietos, pero como urólogo, tenemos un excelente ginecólogo y le gana al nepotismo.

—Habrá que lograr que la mujer renuncie, por mientras me conformo con ese trabajillo.

—¿Qué están haciendo todos aquí? Valentina tú siempre de inductora, Logan... eres el anfitrión. 

—Vamos, todos a la celebración—pidió Logan y sus hermanos y abuelo le siguieron.