El inicio

4013 Words
Las luces del lugar cegaban, junto con el son de la música a todo volumen, risas y gritos y el inundan te hedor a alcohol, si llegabas a mirar a fondo alrededor podías notar que era más que personas bailando, que un tumulto de personas estaba demasiado ebrios para poder andar, que otros estaban divertidos jugando el juego de la botella o los vasos y la pelota de ping pong. . Veo hacia adelante donde puedo notar que la piel de André brillaba un poco, con algunos cabellos pegados a su frente y pequeñas gotas recorrían su rostro, sudor. Quizás yo me veía igual. Hacía calor y llevábamos  bailando alrededor de toda la noche, el era una persona bastante divertidas, aunque en realidad amigos íntimos no eramos, si no amigos a medias. El era demasiado apegado a Saith y ya que todos notaban que el me botaba apenas llegábamos a un lugar ellos llegaban a hacerme compañía. Todos sus amigos sabían que el era cruel conmigo cuando bebía. Sus amigos me trataban mejor que él. Era apegada a Andre y Franco, solía pasar el tiempo también con ellos y Saith en clases libres, no había conseguido amigos, nadie se acercaba a mi, si no que se alejaban apenas llegaba. Así que mis únicos amigos eran los amigos de Saith, aunque francamente era evidente que eran más amigos de el que míos. Sin embargo eran muy agradables. Me lamento haber vuelto a caer en sus palabras de que sería una fiesta divertida y que estaría a mi lado toda la noche, no duramos juntos ni quince minutos. Lo curioso era que habían miles de razones por las cuales podría quejarme, quería hacerlo. Podía ponerme como la víctima y poner a Saith como un villano de cuento en una portada del periódico y colocándole en la primera plana, podía hacerlo. Podía ver como el vaso de su mano se encontraba vacío, tomaba demasiado rápido pero por alguna razón no se veía ebrio. Pero lo más estaba. Su risa se combinaba al son de la música, su brazo rodeando la cintura de Sofia, una linda porrista. Pero mejor daré todo tal cual pasa, bendita realidad. Siento el son de la música de nuevo y los movimientos de Andre junto con la canción insistente a que siguiera el paso. Era un error asistir a estas fiestas, siempre terminaba sintiéndome mal y queriendo llorar. Sin embargo siempre disimulaba mis enormes ganas de llorar. El chico hace una mueca sin embargo se detiene y me da una pequeña sonrisa llena de lastima y mira al fondo de la fiesta donde se encontraba Saith. Seré sincera; sentía celos, muchos al ver como Sofia estaba tan pegada de él como un chicle, ambos se veían felices. Y es que, no era que me gustará Saith, pase esa etapa hace semanas, pero seguíamos siendo mejores amigos y era triste ver como a todos les trataba mejor que a mi ya. Quizá sea que el ya estaba conmigo por costumbre y el cariño se había esfumado. —Ya me iré.-solté y mi voz se mezclo entre la música sin embargo se que me escucho. Alza una ceja y pasa su mano por su cabello, sus ojos me miraban con una expresión de lastima—¿Tienes como irte? Sinceramente no, si Saith insistía en quedarse tendría problemas de regresar, sin embargo no quería ser una carga para nadie. El podía haberse divertido de verdad esta noche. Era suficiente para mí. —Le diré a Saith.-Hablé con una sonrisa, sabía las probabilidades de que eso sucediera, 9 de 100.—Gracias. —Estaré por allá si no te hace caso.-Murmura metiendo sus manos en los bolsillos del pantalón, asiento y camino en su dirección,  con la cabeza en alto y escucho varios murmullos, muy en el fondo de mi sabia a lo que me iba a enfrentar, pero tenía fe. Ya estaba ebrio. Eso quitaba mil puntos. A veces el se arrepentía, eran tantos años de amistad, no siempre los dejaba al borde a punto de tirarlos a la basura, con el perdía la dignidad constantemente porque no quería que nuestra amistad terminará, sin embargo todo mundo sabía lo mal que era esto. —Hora de irnos.-solté rápidamente y veo como cierra los ojos y bufa.—Por favor. Quería pensar que en algún momento el admitiera que le interesaba más nuestra amistad que una fiesta, sin embargo el no era así. No era una emoción que pasara por su cabeza. — Vino tu niñera.- se burla Sofia, la mirada de Saith se hace molesta. Ella había puesto más leña al fuego.—Que tristeza. Puedo notar en la mirada de ella malicia, le divertía y disfrutaba esta situación. —La estoy pasando bien.- Apenas lo dice enrolla sus manos en la cintura de la chica acercandola más y soltando una risa.—Vete tú. Frunzo los labios con molestia, sabía que en parte era culpa mía, pero más suya por traerme aquí—No me llevaré todo el crédito—si sus únicas intenciones eran embriagarse. Era nuestra noche. —Vaya idiota.-Solté y fruncí los ojos, me hervía la sangre y sentía como el corazón palpitaba en mis oídos, me giro con intención de irme pero su voz me hace parar en seco. —Un idiota que juega contigo, somos mejores amigos Katherine, sigues atrás de mi, ¿Quién es la idiota? Touché. Y a pesar de que sus palabras me habían dolido a lo grande, no lo dejaría ver.  Le sonrió a lo grande y me acerco a él, viendo que incluso Sofia se a apartado un poco, nuestra distancia era pequeña le miro fijamente como si fuera a besarlo y murmuró. —Tu eres el idiota.-Apenas lo dije suelto un fuerte golpe, lo más fuerte que pudiera en su rostro haciendo que se gire con brusquedad, siento como mi mano se entume y miro mi mano la cual tenía sangre en los nudillos. Mierda. Salgo de ahí escuchando las risas y abucheos de sus amigos, me recargo en la puerta y apenas quedó fuera siento las lágrimas en mis ojos, posiblemente me dolerá mucho la mano y no sé si estaba llorando por eso, quería pensar que un día de estos el pensara que le importaba, o que me dejara de importar a mi. Suspiro, quería llorar por el dolor de mi mano. O porque también me rompió el corazón. Yo deje de sentir por el hace muchísimo algo que no fuera apego de amistad, dejo de gustarme hace semanas, por sus actitudes sin embargo quería salvar nuestra amistad. Aunque eso ya parecía ser demasiado inútil. Miro mi celular, necesitaba que alguien me llevara y no quería que fuera Andre y sus insistentes "Te dije que te llevaba pero preferiste escucharlo" aunque tenía demasiada razón. Frunzo los labios y marcó el numero antes de arrepentirme. Estaba segura de que el me daría un sermón por seguir saliendo con el a pesar de que sabía que ebrio era un patán. —¿Morgan? ¿Que haces llamando a las tres de la mañana?- su voz se escuchaba demasiado adormilada lo cual parecía ser demasiado normal. —Yo...- pienso en que decirle, mi voz apenas sale en un nudo, quizás no era un buen plan. —¿Morgan estás bien?-ahí su voz acumulo un toque de preocupación, escucho como se levanta con el ruido de su cama. —Si... Solo quería...-balbuceo sin saber a que rumbo quería llevar la conversación, me había perdido, confundido no quería decirle que Saith me había botado en un lugar que no conocía. —¿Dónde estás?, mataré a Saith. —Estoy no se... Me trajo el pero no se regresar y no sabía a quién llamar, si no puedes le puedo decir a alguien que me... —Diablos. Morgan, hablas demasiado.-Dice y puedo asegurar que está rodando los ojos escucho el sonido de una puerta cerrarse y sus pasos.—Dame cinco minutos e iré por ti, ya no bebas. Asiento aunque sé que él no me está viendo, mi teléfono vibra de nuevo y veo un mensaje de Enrique. Enrique: Me enteré que Saith te siguió a Nueva Jersey. ¿Es mejor persona ahora? Pienso durante unos segundos. Cuando estábamos allá era más amable. K: te sorprenderías. Si, seguramente se sorprendería. Saith y yo nos conocíamos desde niños, antes de que mis padres murieran, antes de todo en realidad. Nos contábamos todo, nos manteníamos siempre juntos, nosotros éramos la amistad perfecta según nuestros amigos. Pero siempre ocurre algo que hace que lo perfecto tenga un final diferente y lo que ocurrió fue... Lo arruine cuando me enamoré. Y aunque ya no estaba enamorada, no quería hechar 16 años de amistad a la basura, teníamos nuestras bajas pero siempre estuvimos ahí para el otro, siempre. Miro hacia arriba y siento mis labios temblarme, me dolía la mano a morir, junto con mi corazón. Siento como mis oídos retumban y la sangre me hierve. —Katherine... -escucho su voz y me giro encontrándome con un Saith lleno de arrepentimiento, era quizás que Andre le había dicho que era un idiota. Andre siempre lo llamaba idiota. Saith era un idiota. —Déjalo. - quería pensar que el se iría, no quería hablar con él, pero me equivoque. El no se fue si no que se acercó más a mi. Veo como el auto de Gilberto se frena derrapando frente a mí y siento como está por tomar mi mano, rápidamente la quito. —Kath yo...- Lo dejo hablando solo para salir camino al auto de Gilberto y subirme, apenas cierro la puerta siento mis labios temblarme aún más, mis ganas de llorar eran impresionantes pero por alguna razón seguía guardándolo. No quería llorar. —Gracias por venir por mí.-El tono de mi voz apenas era audible, afortunadamente el me escucho. El asiente y mira mi mano, mira hacia afuera y veo cómo se baja del auto, su mirada desbordaba ira, bufé y mire hacia la ventana si iba directo a él, me bajo y camino hacia el. —Gilberto. Ya, no vale la pena. Me ignora por completo y toma a Saith de la camisa jalándolo, siento mis piernas temblarme como si yo fuera gelatina. Saith no cambio el semblante de su cara, no parecía sentir nada respecto a la situación. —Tu le hiciste eso.-Dice mostrándome su rostro a lo que asiento nerviosa. —Vaya, te creí más débil Morgan.-Dice y frunce las cejas.—Ahora tú, idiota quiero saber qué fue lo que hiciste por qué ella no me lo contara. Astuto el muchacho. —No dije nada que no fuera cierto, a veces la verdad duele ¿no Katherine?- su tono de voz era duro, pero también estaba lleno de verdad. Parpadeo repetidas veces y muerdo el interior de mi mejilla, cierto o no dolía lo poco que a él le importo lo nuestro—¿Podemos irnos?-pedí rascando mi brazo, mi dignidad estaba perdida y siento que así se duplicaba. El lo suelta haciendo que tambalee en el suelo y veo a mi alrededor, sabía que de esto hablarían en los pasillos por semanas, siento mi piel erizarse al sentir la mano de Gilberto tomando la mía y ambos caminamos a su auto, apenas llegamos a el subo y miro de nuevo hacia la ventana, Saith miraba hacia acá con cara entre enojo y pena. —Más vale que seas valiente Morgan, estás en una jaula de hienas y ninguna se va a tentar el corazón para atacarte. - su voz me saca de mis pensamientos y me giro a verle, su semblante estaba relajado. Asiento y saco mi celular abriendo la aplicación de Twitter notando así que habían varias publicaciones ya de Gilberto, Saith y yo. Los rumores volaban rápido teniendo aplicaciones como estas. "La nueva "Z" de los cinco malos" —¿No te esconderás en los rincones verdad Morgan? Niego y le miro sintiendo mi corazón al mil.—No tengo razones por las cuales hacerlo, disfrutare la atención. —No lo harás.-Se burla.—Si la disfrutaras admitirías que tú eres agridulce querida. —Tu...-Mis ojos más abiertos no podían estar, eso podría comprobarlo.—Yo no... El sonríe y mira hacia mi, luego al frente y arranca. El durante el camino no dijo nada más, me llevo a mi casa y lo primero que hice fue dormir, era demasiado tarde y al día siguiente tenía clases. Apenas despierto salgo también directamente a la escuela, escuchando canciones de Camila Cabello. Apenas estoy por entrar las miradas ya estaban en mi, veía como hablaban sin dejar de mirarme y eso me hacía sentir como si fuera de mi de quien hablaban, era odioso. Apenas entro es confirmado mi sospecha ya que lo que decían era de ayer y el chico que formaba parte del quinteto, los bandos. Los pasillos de la escuela eran demasiado incómodos, las miradas recaían siempre en la persona que estaba en boca de todos, en este caso era yo. Y sinceramente Gilberto estaba en lo cierto cuando hablo de estas personas como una jaula de hienas, lo eran, la preparatoria era una etapa curiosa, así bien cada chica de aquí estaban bobas por los cinco y yo quizás así me e vuelto una sensación para esta preparatoria, amiga de ellos, casi familia. Sin embargo, la gente rumoreaba demasiado.  Eran demasiado metiches y chismosos. Estaba en boca de todos, lo feo era que nadie tenía pudor, hablaban tan fuerte y sin dejar de mirarme, sigo caminando cuando escucho la voz de una chica. —Katherine. - su tono de voz era tan despectivo, como si el hablarme fuera obligado. —Queremos preguntarte... Apenas escucho eso empiezo a camina de nuevo pero si mano se posa en mi muñeca deteniendome. — Queremos saber si los cinco son tan buenos en la cama como se escucha. - no puedo evitar poner cara de asco, me suelto de su agarre y camino. — ¿O quien es mejor?- su voz era estrepitosa, de esas que hacían que te doliera la cabeza. —Con eso de que eres una cualquiera y ya probaste a todos... — ¿Estas triste por qué jamás sabrán de tu existencia?-dije haciendo un puchero acercándome a ella de manera amenazante y puedo notar como. Ella retrocede.— O porque no tengo que ser una cualquiera para estar en la vida de ellos... Sonrió cínica mente y continuo caminando a mi  clase de historia, siendo sincera jamás creí estar enredada en un rumor tan grande, siempre fui aquella chica que le caía bien a cualquiera pero no era problemática, cambie de escuela y mi alrededor también cambió. Mi teléfono vibra a lo que lo saco, apenas lo hago y miro el mensaje una sonrisa se instala en mi rostro. Era demasiado impredecible. Sprouse: No hagas planes para hoy, iré por ti a la escuela. Ruedo los ojos y el teléfono vibra de nuevo a lo que mi sonrisa se hace aun más grande. Sprouse: Será divertido Morgan, suerte en clases, pones atención. Sabía que su plan era que no me abrumara tanto con lo que estaba sucediendo, amaba que hiciera eso. Kathy: Espero sean buenos planes, que estoy aburridisima, puedo saltarme cálculo.;) Sprouse: No, ya pon atención, mantente siendo una cerebrito. Ruedo los ojos y guardo el celular, miro como Saith entra en el salón y me mira se acerca a mi lugar y siento como mi sangre se hiela apenas pienso en la oportunidad de sentarme con el, no quería hablar con el aun, quería sacarlo de mi vida, no sabía como nuestra relación podría tener un arreglo. Esta a por llegar al lugar cuando veo como una rubia se sienta a mi lado con rapidez, cosa que tanto a él como a mi nos sorprende, sin embargo yo no digo nada, el rostro de el parecía ser completamente de sorpresa y aquel golpe que le había dado ayer estaba aún más marcado. Increíble. —Es mi lugar.-Le dice serio, por otra parte la chica le miraba desafiante, como si la situación le diera diversión, le daba diversión. Ella muerde el interior de su mejilla y se acomoda. Luego mira la banca y después hacia mi y luego a el de nuevo. —No le veo tu nombre por ninguna parte.-Sonríe burlesca recargándose en las palmas de sus manos y se gira hacia mí.—¿Tú? Apenas me pregunta una sonrisa se instala en mis labios.—En realidad no. Me causa gracia la situación sin embargo no comento nada al respecto. El rueda los ojos y se va, miro a la rubia y me sonríe.—Soy Cassie, ignora a las chicas todas están locas por los "cinco malos" son unas... —¿Brujas?-Me burle a lo que ella asintió con frenesí.—Creo que ellas lo saben. Suelta una risa bastante peculiar mientras se tapa la boca.— ¡Lo se! Desde que recuerdo todas están loquitas por ellos, como si fueran unas celebridades. —¿Tu no?-pregunte ladeando el rostro y recargándome en mi mano era curioso como ella parecía darle igual los cinco y todo el tema al respecto.—Aunque eres lista. —Tengo novio.-admite riendo.—Los cinco no son de mi interés, son más... Malos que buenos, no puedo con eso. La profesora entra y quedo en silencio junto con Cassie, siento mi teléfono vibrar y lo saco mirando discretamente. Saith: ¿Terminamos? Saith: De verdad quiero que hablemos, aunque sea un poco. Miro confundida el celular y dirijo la mirada a él, ¿Terminar? Que burla tan grande. Bloqueo el teléfono y continuó escribiendo, la cosa es que ese estúpido  mensaje causó mil sentimientos en mi, siento mi teléfono vibrar y ruedo los ojos sin querer mirarlo, a decir verdad el era un caótico, existían momentos de tempestad, es ahí cuando era yo lo más importante para el sin embargo, cuando las cosas iban bien, yo no era nada. —¿Problemas en el paraíso?-Susurra burlesca Cassie le miró y me mira con atención, como asimilando cada parte de mi, era raro sin embargo lo pasé por alto. —Digamos que es "Complicado".-Bromeé. Miro el celular y puedo sentir mi piel hervir, la sangre se eleva a mi rostro mientras que muerdo el interior de mi mejilla. Saith: ¿Serán verdad los rumores de ti? Kathy: Lo arruinas más, déjame en paz. La clase finaliza y me levanto, salgo del salón y siento como una mano se enreda en mi muñeca.—Tenemos que hablar. Antes de que hable me jala a el cuarto de limpieza cerrándolo después de entrar, para después repetir su "Tenemos que hablar". —No, tengo clase de cálculo, eso es lo único que tengo.-replico tratando de salir del armario sin embargo vuelve a tomar mi brazo.—Saith. —Eres una cerebrito, no las necesitas. —Tengo clases.-Repetí frunciendo más las cejas intentando zafarme de su agarre pero el es fuerte. —Después de clases.-pide haciendo un puchero acercándose a mi, paso eso de largo también. —Tengo planes.-conteste seca, sin embargo su mirada se desvía a mis labios, sus ojos se volvían brillosos, da un paso hacia adelante, su sonrisa se hacía presente, mostrando aquellos hoyuelos que le caracterizaban. Mi estómago se revuelve y doy un paso hacia atrás. Me mira y sonríe con ternura acercándose un poco más a mi.—Tienes el mismo labial que el día que nos dimos nuestro primer beso, ¿Recuerdas? ¿Que si lo recordaba? Lo hacía, teníamos quince, esa tarde ambos estábamos convencidos de que no podíamos besar a alguien más sin saber, ¡bendita vergüenza! Así que, ese día nos besamos, fue un fiasco. Apenas lo dice mi corazón se acelera, lo recordaba sin embargo no era algo de lo que quisiera hablar. —¿De qué quieres hablar?-interrumpí con nerviosismo bien disimulando, todo lo que tenía que ser entre nosotros ha cambiado en mi, aprendí a fingir. —Tenias una linda falda rosa, con brillos por todas partes y las zapatillas que te negabas a desechar, aún cuando estaban tan desgastadas que ya no daban una.-murmura tomando un mechón de mi cabello, su tono estaba lleno de ternura y yo me estaba cayendo en picada. —Saith, basta.-interrumpí frunciendo mi entrecejo, el sabía como hacerme enojar en cuestión de segundos y como derrumbarme también. —Y...-Susurra acercándose más a mi.—Este olor que tanto te caracteriza. Me hago a un lado y le sonrió.—Si, recuerdos del pasado. Estoy por abrir la puerta cuando el habla de nuevo.—¿Aún te gusto Katherine? Aún te gustó. Conocía esto y todo de él, me daba coraje. No podía verlo ya sin sentir demasiado coraje. — A ver, guapo. ¿Crees que me vas a gustar si me tratas como una basura? Si quiera dudo que sigamos siendo amigos.- miro hacia arriba y sonrió llena de cinismo apenas veo su rostro contraerse y no era porque me gustará verlo sufrir, si no que siempre me parecía absurdo como dañaba y fingía que no lo hacía. —Pero ya sabes, la verdad a veces duele. — Pero yo... Tu no. - empieza y ruedo los ojos sentía como había tanta victimización en su rostro, era un gran cabron, manipulador. —No todo se trata de ti.-solté antes de cruzar la puerta y salir de ahí, camino con dirección al baño y me miro en el espejo intentando calmarme, la sangre me hervía y mi corazón estaba demasiado agitado, sentía como todo en mi se estaba haciendo en una contracción. Tenía el rostro demasiado colorado, niego apoyándome en el lavabo mirándome al espejo. Eso causaba Saith, eso y más, estábamos juntos desde niños así que cualquier cosa que tenía y hacía me afectaba, no era la primera vez que nos distanciábamos de esta manera pero si la primera vez que se veían las cosas más serias, quizás toleré más de lo que podía ser posible, quizás si me esforcé mucho en que nuestra amistad realmente funcionará. —No caeré en sus juegos inmaduros.-pensé aún con mi rostro caliente y muchas ganas de llorar, no estaba triste, estaba hecha un lío.—Eso no pasara. Me lavo la cara y frunzo las cejas, sin embargo nada parecía coherente Salgo del baño y miro la hora, faltaban pocos minutos para que acabara la clase de cálculo, quizás cinco o diez. Camino hacia la máquina expendedora y compro una paleta, para después caminar con lentitud hacia la salida, apenas cruzo la puerta veo a Gilberto recargado en su auto, el aún no me mira sonrío como el guason para caminar silenciosa hacia el, me pongo a su lado y brinco colgándome de el como un koala y grito. Suelto una risa al sentir cómo se sobresalta y bajo divertida, su rostro se veía tenso y sus manos se habían formado en un puño que apenas me vio desapareció. —Rayos Morgan.-Pasa su mano por su cabello y cerrando un poco los ojos. — Estaba a nada de darte un golpe, no lo hagas, no sabía que eras tú. —Te asuste.-Baile victoriosa pasando de largo lo que me dijo.—Ja. —Me vengare, te irá mal.-amenaza soltándome y sonríe. —No le temo señor del plan.-Me burle y me recargue en su auto.—¿A dónde iremos? —¿No entraste a cálculo?-pregunta ignorando la pregunta que le hice. —¿Porque lo preguntas? —Eres la sensación, te tienen demasiado checada.-murmura mostrando su celular, donde había diversos mensajes donde alegaban que me fui temprano. —Bien no es eso, no entre.-murmuro y achicó un poco los ojos.—Es incómodo que hagan eso. —No aclares lo obvio Morgan, sube.-Dice abriéndome la puerta a lo que subí. —Que caballero.-Me burle mientras lo hacía. El rueda los ojos y se sube también, comienza a manejar mientras yo tarareo una canción que está rondando en mi cabeza. —¿A dónde iremos?-Pregunté. —Ya veras.
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