Crónicas de un amor

Jazmín. Me presento, me llamo Jazmín Watson y mi historia comienza de una forma bastante agraciada y llena de felicidad, pero pronto se tornará en mi peor pesadilla, les cuento. Mi padre es Mario Watson uno de los empresarios más influyente de la ciudad de los Ángeles donde nuestra familia es reconocida como la más finas de la Elite y eso significaba muchos beneficios, mi madre es Liliana Lima, fue una gran modelo cuando conoció a mi padre y se enamoraron locamente, siempre creí que eran el rey y la reina porque el amor que ambos se transmitían era demasiado lindo y creí con esa idea, al son de hoy ellos siguen lindamente casados. En una de las fiestas de elite convocadas por mi padre conocí al hombre más hermoso que pudieron ver mis ojos, alto, musculoso, con unos ojos mieles hipnotizantes que podían cautivar a cualquiera, fue como amor a primera vista, ambos congeniamos perfectamente y desde ahí no nos separamos, mi padre estaba feliz porque había encontrado el hombre ideal, al poco tiempo nos casamos y comenzamos a vivir en uno de las residencias más cotizadas donde nuestros vecinos eran grandes celebridades. Hasta el momento todo va bien, Antonio y yo somos la pareja más feliz del universo, en nuestro grupo de amigos somos los ejemplos a seguir y muchos querían una relación parecida a la de nosotros, termine la universidad con honores de profesora de primaria y para muchos fue algo muy idiota de mi parte porque teniendo la gran empresa de mi padre debía estudiar admiración o finanzas. La gran empresa de mi padre es una inmobiliaria, tiene diferentes sedes en todo el mundo y la calidad de las construcciones son magníficas según algunas revistas, pero no me gustaba el negocio familiar, en cambio a Antonio si, así que cuando mi padre se retire mi esposo tomara su cargo. La vida perfecta ¿no? Pero ahora esta a punto de cambiar. El reloj que reposaba sobre la pared de la cocina indicaba que eran las 12 de la madrugada, Antonio aún no había llegado a casa lo cual me extraño muchísimo, llame en repetidas ocasiones a su teléfono y de inmediato me mandaba a buzón de mensaje, los mensajes se fueron, pero sin éxito y adivinen que… ¡Era nuestro maldito aniversario número 5! ¡Como se le pudo olvidar nuestro aniversario! Bufe enojada y apague las velas que adornaban la mesa y recogí la comida para guardarla en el microondas. Subí hasta nuestra habitación y me deshice del traje que había comprado exclusivamente para él, me desmaquillé y me acosté en la gran cama matrimonial. No pensaba nada malo, tal vez se le presento algún inconveniente en la empresa y tuvo que quedarse, pero por lo menos hubiera llamado, pero ni siquiera se inmuto. Pronto el sueño cae en mi no recuerdo más nada hasta que escucho como mueven cosas en la habitación, había un reloj en mi mesa de noche el cual marcaba las 5:00 am. Paseo mi mano por toda la cama y aún no había rastro de Antonio, mi mirada viaja por toda la habitación y choca con la luz del baño, la puerta estaba semi abierta, sigilosamente me levanto de la cama y camino hasta allí y escucho la voz de mi esposo. — Te he repetido muchas veces que no me llames cuando estoy en casa. De inmediato mis pensamientos comienzan a trabajar. ¿con quien hablara? — Lo siento, pero no te creo absolutamente nada… Maritza escúchame bien, cuando estoy con mi esposa no puedes llamarme y mucho menos para decirme que supuestamente estas embarazada de mí. Mi mundo se cayo a pedazos en ese instante y con el mismo sigilo me aleje de la puerta y busque todas mis cosas en el closet, guardo todo lo que puedo inclusive grandes fajos de billetes que tenia guardados en caso de alguna emergencia, al estar lista baje todas las escaleras, tome las primeras llaves de auto que vi y Sali de aquella casa sin dejar ningún mensaje. Ahora entienden porque mi vida se transformo a una pesadilla, el hombre perfecto que yo creía amar y que me amaba me engaño con una tal Maritza y que probablemente tendrán un hijo. Mi teléfono sonó una y otra vez con el nombre de Antonio, pero preferí tirarlo por la ventana unos kilómetros atrás mientras que viajaba en el auto a toda velocidad por la carretera solitaria. Pero saben que es lo que más me sorprende, que no solté ni una lagrima, me dolía su traición, pero de mis ojos nada salió. No sé cuántas horas manejé, pero el sol ya estaba en su máximo esplendor, así que decidí descansar en el pueblito por el que iba pasando llamado VineVille. El pueblo por lo que había visto era muy colorido y no era solitario como algunos a lo que he visitado, detengo el Mustang rojo de Antonio en frente de un Hostal cafetería, tomo mi bolso y entro al recinto. Varios pares de ojos se posaron sobre mi y lo entiendo soy una forastera en estos momentos. Una mujer de unos 40 años se acerco a mi con una gran sonrisa. — Bienvenida a Cloud Hotel restaurante ¿en que le podemos servir? — ¿tiene desayunos? — pregunto. — Son las 3:00pm. — Lo siento, es que he viajado durante mucho tiempo y además no tengo teléfono para ver la hora. — me excuso. — No te preocupes, ven, te llevo a una mesa. La mujer me guía por todo un pasillo hasta detenerse en una mesa cerca de la ventana. — Aquí tienes el menú y puedes llamarme cuando gustes. — la mujer estaba a punto de irse, pero la detengo. — Disculpe, puede darme la especialidad de la casa. — Ok, ¿algo más? — Si, ¿Cuánto cuesta pasar la noche? — 10 dolares la noche, 30 la semana. — Ok, me gustaría tener una habitación para descansar por una noche. — Ok, entonces pronto vuelvo con su comida y la llave de la habitación. Me dedique a ver la gente pasar de un lado al otro y también sonreía cuando halagaban el lujoso Mustang que salió por un ojo de la cara, a decir verdad, pensé que había tomado las llaves de mi auto, pero cuando presione el botón para desbloquear la puerta el que me recibió fue el Mustang, no perdí el tiempo y volé del lugar. Yo aun no podía entender porque Antonio me había sido infiel, si yo literalmente fui la mejor esposa, limpiaba mi casa sin necesidad de empleados, cocinaba, planchaba, lavaba, hacia todo, incluso cocino espectacular, pero eso no le basto a aquel idiota que escogí por esposo, además debía buscar la forma de contactarme con mis padres y contarles todo lo que había hecho Antonio con mis sentimientos. — Aquí tiene. — la misma mujer aparece con mi comida. —y aquí tiene la llave, el ingreso al hostal es por la puerta de al lado. — Gracias. Comienzo a devorarme la hamburguesa doble con papas fritas, ¡Dios! Había probado la gloria en este lugar, era tan grasosa y con un sabor que no sabía cómo describirlo, pero era demasiado exquisito para ser real. Al terminar le hice una seña a la mujer para pagar todo, ella de inmediato viene hacia mí, rebusco entre los fajos de billetes que tenia y saco un billete de 50 y se lo entrego. — Aquí pago la noche y la comida, estuvo muy rica, y también puede quedarse con el cambio. La mujer asintió impresionada y Sali del lugar para ir al hostal, pero antes de eso mi mirada se fijo en una farmacia cruzando la carretera, con mucho cuidado la cruzo y entre llamando la tención de la chica detrás del mostrador, pero delante de mí había un hombre muy alto con sombrero y botas vaqueras, y para hacerle juego una camisa a cuadros. — Eso es todo señor Sandoval. — le tiende una bolsa de papel al hombre. — Gracias Macarena. ¡Wow! Su voz era demasiado varonil y seductora, los vellos de todo mi cuerpo se erizaron con tan solo escucharlo. El hombre se voltea y nuestras miradas chocan, no solo su voz era seductora, el hombre estaba malditamente bueno como para comerlo con chocolate, estaba bronceado haciendo que sus ojos azules relucieran aun más, sus labios eran gruesos y sus cejas eran bastante pobladas, su mandíbula era perfecta y su nariz respingona le daba un toque a… un maldito dios griego. — Puede seguir señorita. La voz de la chica detrás del mostrador me saca de aquella ensoñación, antes de seguir, le di una ultima mirada al vaquero y el no dejo de verme. — Por favor me vendes un tinte de color n***o. — Claro. — la chica se aleja del mostrador y vuelvo a girar. Pero esta vez el vaquero sexy no estaba. ­— aquí tienes, viene con una taza para que puedas combinar los productos. — Gracias. — coloco un billete sobre el mostrador y salgo directo a mi habitación de hotel. Estando allí vi mi reflejo en el espejo, mi cabello rubio estaba a punto de ser n***o, esto con el fin de desaparecer del radar de los medios y de posible personas que me conozcan, desde este momento estoy fuera del mapa.