Nada, es solo que estábamos ayudando a Anna a mover algunas cosas en la casa, y pues… terminamos por hacer que un par de esas cosas, terminaran cayéndose encima de algunas cosas que le pertenecen a los padres de Anna, y ella está muy asustada de que vuelvan y miren el desorden… necesitamos que nos ayudes a acomodar todo.
— ¿No podían hacerlo ustedes? —pregunto Donald.
—No, veras… esas cosas son muy pesadas, y además tú, nos lo debes, ¿O acaso ya olvidaste cuánto dinero nos debes por las cosas que te hemos “regalado”? —dijo Mary, mientras trataba de contener el enojo, al decir estas palabras.
—Bien, bien, no me saques eso en cara, las ayudare, pero tiene que ser rápido, tengo cosas que hacer —dijo Donald, mientras entraba en la casa.
—Claro, claro, de seguro tienes “muchas cosas” que hacer —dijo Mary.
— ¿Qué estas tratando de decir con eso? ¿Insinúas que soy un vago sin oficio? —pregunto Donald.
—Claro que no… ven acompáñame —dijo Mary, mientras empezaba a caminar con Donald, a su lado.
Mientras ambos caminaban, Mary, de vez en cuando, miraba a Donald, pero no sabía porque, pero cada vez que lo veía… su enojo aumentaba cada vez más, al ver su rostro recordaba todas las cosas que le había regalado o comprado algo una y otra vez, principalmente eran cosas comestibles como dulces o comida chatarra, pero aun así, todo el dinero que había gastado en poco más de seis meses, si se llegara a sumar, la cifra… sería muy alta, y ella estaba recordando eso de forma subconsciente, y quizás era eso lo que la hacía enojar.
Cuando Mary y Donald, llegaron a la sala de la casa de Anna, ambos vieron que nadie estaba allí, y Mary, se preguntó dónde se habían ido Anna y Esperanza.
—Oye ¿Dónde están…? —dijo Donald, antes de que un grito lo interrumpiera.
— ¡Ahí estas maldito infeliz! —grito Anna, quien había salido de alguna parte.
Anna, poco después de gritar, salió corriendo hacia Donald, y este, al ver a Anna como estaba, se dio de inmediato la vuelta y trato de correr, pero antes de poder hacerlo, Mary lo había hecho tropezar, al colocar su pie en frente de los pies de Donald.
— ¿Por qué demonios…? —intento preguntar Donald, mientras miraba a Mary, antes de que Anna, se abalanzara encima de él.
— ¡Te voy a matar maldito infeliz! —grito Anna, mientras forcejeaba con Donald, el cual se había girado hacia arriba, mientras estaba en el piso para hacer frente a Anna.
Anna, se encontraba encima de Donald, mientras ambos forcejeaban con sus manos, Anna trataba de ahorcar a Donald, al parecer, pero este último obviamente no iba a dejarle hacerlo.
Ambos forcejearon durante un breve tiempo, ya que Anna, al final era una mujer, por lo que no paso mucho tiempo antes de que las posiciones se invirtieran, quedando Donald, encima de Anna, la cual gritaba mientras estaba tirada en el piso con Donald encima de ella, mientras este último tenia bien sujetas sus manos.
— ¿¡Qué demonios te pasa?! —grito Donald, una vez que se había recuperado del shock del repentino ataque de Anna.
Pero antes de que recibiera alguna respuesta, Anna… lo pateo con sus rodillas, en el lugar más vulnerable de todos los hombres, haciendo que Donald, gritara de dolor, y cayera a un lado, dejando que Anna se levantara.
Cuando Mary, vio esto, se dio cuenta al instante… que esto había llegado demasiado lejos.
—Es suficiente Anna —dijo Mary.
— ¿Suficiente? Apenas estoy comenzando —dijo Anna.
—Ya basta Anna, si lo matas no podrá darnos explicaciones —dijo Esperanza, mientras se acercaba a Anna y Mary.
—Bien, bien, ya no le hare nada —dijo Anna.
— ¿¡Qué rayos les pasa a ustedes malditas locas!? —dijo Donald, mientras todavía estaba en el piso, gimiendo de dolor, aunque cada vez menos.
— ¡¿Cómo me llamaste?! —dijo Anna, mientras se acercaba hacia Donald, con los puños alzados.
—Es suficiente Anna —dijo Esperanza.
—Donald, nos debes algunas explicaciones —dijo Mary, mientras se agachaba para ver a Donald.
— ¿Explicaciones? ¿De qué diablos estás hablando? —pregunto Donald, mientras veía a Mary.
—Pues, para empezar, debes decirnos todo sobre… esa “empresa” que estas creando… y los miles de millones que están a “tú” nombre —dijo Mary, mientras miraba fijamente a Donald.
Cuando Donald, escucho a Mary, decir estas palabras, su rostro se puso muy pálido de forma repentina, parecía que la sangre se le hubiera escapado del cuerpo, mientras miraba a Mary, con ojos llenos de sorpresa.
— ¿Qué… de que estás hablando? —pregunto Donald.
—No trates de fingir Donald… ya lo sabemos… “todo” —dijo Esperanza.
—Si tratas de evadir las preguntas volveré a patearte “allí abajo” —dijo Anna.
—En serio no se dé que están hablando —dijo Donald, mientras se levantaba lentamente.
— ¡Ahora si te voy a matar! —grito Anna, mientras trata de correr hacia Donald, pero fue interceptada en el camino por Esperanza.
—Donald, por favor, ya no trates de mentirnos, lo sabemos todo, Anna te encontró en la internet —dijo Mary, sin hacer caso al forcejeo de Anna y Esperanza.
— ¡Maldición! —dijo Donald, al parecer dándose cuenta de que ya no podría mentir.
— ¿Y bien? ¿Vas a seguir mintiendo o vas a decirnos todo? —pregunto Mary.
—Pues… —murmuro Donald, sin saber que responder.
—Si no lo haces… voy a “liberar” a la “bestia” —dijo Mary, mientras señalaba a Anna, quien todavía estaba forcejando levemente con Esperanza.
Cuando Donald, vio a Anna, suspiro levemente, antes de asentir, y hacerles señas a las chicas para que se sentaran con él en la sala.
Cuando todos estuvieron sentados en la sala de la casa de Anna, Donald, miro brevemente al techo, parecía estar pensando que decir.
—Sera mejor que no trates de mentirnos otra vez, si no, te pateare “allí abajo” hasta que ya no puedas tener hijos —dijo Anna, mientras señalaba las piernas de Donald.
Cuando Donald, vio a Anna, hacer esto, cruzo de inmediato sus piernas, pareciendo tratar de protegerlas.
—Antes que nada… ¿Podría saber cuál fue la página en internet donde supieron de mí? —pregunto Donald.
— ¿Por qué quieres saberlo? —pregunto Mary.
—Solo quiero saberlo y ya —dijo Donald.
—Bien, vamos a mostrárselo Anna —dijo Mary.
—Bien, pero después de eso, no más peticiones —dijo Anna.
El grupo de Mary, llevo a Donald, hasta la computadora de Anna, y le mostraron una a una, todas las páginas que Anna, había descubierto acerca de Donald.
Donald, mientras veía estas páginas, no cambio mucho su expresión, y solo hasta que termino de verlas todas, suspiro ligeramente, antes de voltearse para ver al grupo de Mary.
—Bien… ¿Cuáles son sus preguntas? —pregunto Donald.
— ¿Por qué…? —dijo Mary, antes de que alguien la interrumpiera.
— ¡¿Por qué diablos fingiste ser pobre, maldito infeliz?! ¡¿Tienes idea de cuánto dinero perdí en ti?! —grito Anna, mientras miraba a Donald.
—Yo… —murmuro Donald, algo asustado al ver el arrebato de ira de Anna.
— ¡Responde! —grito Anna.
—Bueno, ya sabes lo que dicen, el mayor placer de la vida es conseguir cosas gratis —dijo Donald, sin atreverse a mirar a Anna.
— ¡Maldito infeliz! —grito Anna, mientras trataba de abalanzarse hacia Donald, antes de ser detenida una vez más por Esperanza.
—Suficiente Anna, yo hare las preguntas —dijo Mary.
—Bien, bien, ya no es necesario que sigas sujetándome —dijo Anna, antes de ser soltada por Esperanza.
Pero una vez que estuvo libre, cargo de forma abrupta hacia Donald, el cual debido al susto termino cayéndose de la silla donde estaba sentado, con Anna, cayendo encima de él poco después, tratando de ahorcarlo.
Hizo falta, toda la fuerza de Mary y Esperanza, para poder quitar a Anna de Donald, permitiendo que este último se volviera a sentar.
— ¡Que ya no se me acerque! ¡Estás loca! —dijo Donald, mientras miraba a Anna.
— ¡Loco te voy a dejar yo cuando acabe contigo! ¿Crees que estas dos te podrán proteger por siempre? —dijo Anna, mientras era mantenida a raya por Esperanza y Mary.
— ¿Quieres calmarte de una vez Anna? De esta forma nunca nos va a decir nada —dijo Esperanza.
—Esperanza, quédate con ella, y vigila que no vuelva a hacer eso otra vez —dijo Mary.
—Bien, Dios mío, me siento como si estuviese separando niños mientras se pelean —dijo Esperanza.
— ¿Qué estas tratando de decir con eso? —pregunto Anna.
—Muy bien Donald, ahora si pongámonos serios, ¿De acuerdo? —pregunto Mary.
—Bien, bien, pero no hagas lo mismo que Anna, si no me iré de aquí, y ninguna podrá detenerme —dijo Donald.
—No lo hare, ahora, con respecto a eso de que eres millonario… ¿Quieres explicarme porque si eres millonario, fingiste no tener dinero todo este tiempo? —pregunto Mary.
—Pues… ustedes nunca preguntaron si tenía dinero o no —dijo Donald.
— ¡Te voy a matar infeliz! —grito Anna, mientras trataba de abalanzarse hacia Donald, pero fue detenida por Esperanza en todo momento.