—Donald, si me das respuestas como esa otra vez, voy a soltar a la “bestia” —dijo Mary.
—Bueno, bueno, no lo hare otra vez.
—Bien, ahora, contesta le pregunta —dijo Mary.
—Pues, la verdad, es que… —murmuro Donald, mientras miraba al techo de la habitación.
— ¡Responde! —grito Mary, quien ya se había cansado de las constantes vacilaciones de Donald.
—Bueno, la verdad es que… nunca le digo a nadie que tengo dinero, al menos desde que lo tengo.
— ¿Eso qué significa? —pregunto Mary.
—Antes, no tenía dinero, así que normalmente siempre hacia que mis amigos me regalaran cosas, por más pequeñas que fuesen, así como les hice a ustedes, aunque de una forma más pequeña, y supongo que ese habito se me quedo.
—Continua.
—Desde que tengo dinero… a pesar de tenerlo, todavía seguí con esa costumbre, por… bueno, si la gente sabe que tengo dinero, empezaran a pedirme cosas, una y otra vez, ya saben cómo es la gente de interesada, así que en vez de dejar que las personas me saquen dinero a mi…
—Tú se lo sacas a ellas ¿Verdad? —pregunto Mary.
—Exacto —dijo Donald.
— ¡Ahora si te mato infeliz! —grito Anna, quien una vez más, fue retenida por Esperanza a mitad de camino.
—Cómo iba diciendo, a pesar de que tengo dinero, nunca se lo digo a nadie que conozco, y solo los más cercanos a mí, o los que me conocen por la internet saben que lo tengo, siempre finjo que no tengo mucho dinero con cualquier persona que me encuentre o conozca en algún lado, y así de esa manera…
— ¿De esa manera qué? —pregunto Mary.
—Bueno, de esa manera, al fingir no tener nada de dinero, y no tener nada que ofrecer, no solo me libro de tener que escuchar los constantes “favores” que me pide la gente al saber que tengo dinero, sino que además, puedo asegurarme, de que están conmigo, porque les agrado como persona, y no por mis bienes —dijo Donald, mientras suspiraba estas últimas palabras.
Cuando el grupo de Mary, escucho estas últimas palabras de Donald, las tres se miraron entre sí, durante un breve instante, ya que lo que decía Donald, tenía sentido.
Las personas podían ser muy interesadas, y podían pegarse al muslo de cualquier sujeto simplemente por el hecho de tener dinero, sin importarles si son agradables o no, de hecho, había personas adineradas que podían ser totalmente desagradables, pero a pesar de eso, estarían rodeados de aduladores en todas partes, por el simple hecho de tener dinero.
Según lo que podían entender, si Donald, fingió no tener dinero, lo hizo para poder saber si le agradaba a la gente, por cómo era, y no porque era rico… bueno, eso y su costumbre de recibir cosas de los demás sin dar nada a cambio, muy probablemente esto último era por tacaño, pero en fin, después de escuchar esto último, incluso la enojada Anna, se había calmado de forma abrupta.
—Cuando las conocí a ustedes, simplemente seguí mi rutina de siempre, así podría saber, si querían estar conmigo, por cómo era —dijo Donald.
—Aun así, no debiste mentirnos de esa forma, y menos ser tan descarado —dijo Mary, mientras suspiraba.
— ¿Descarado? —dijo Donald, mientras miraba a Mary.
—Sí, una cosa, es que nosotras te regaláramos cosas por nuestra propia voluntad, pero otra muy distinta, es pedirnos una y otra vez sin ninguna vergüenza en lo absoluto, hasta que por fin te diéramos —dijo Mary.
—En varias ocasiones, parecía que casi nos “obligabas” a comprarte cosas y a pesar de que eran tonterías como caramelos o cosas así, aun así fue una sinvergüencería por parte tuya —dijo Esperanza.
—Bueno, es como les dije anteriormente, el mayor placer de la vida es que te den las cosas gratis… y yo disfruto mucho ese dicho, en especial si las que lo hacen son mujeres —dijo Donald, con la sombra de una sonrisa en su rostro.
— ¡Ahora si te matare desgraciado! —grito Anna, quien aprovechando que Esperanza estaba distraída, se abalanzo sobre Donald, cayendo ambos al piso, mientras Esperanza y Mary, trataban de separarlos.
Ambas tuvieron que hacer un esfuerzo pírrico para poder parar a Anna, pero al final lo lograron, y una vez que lo hicieron, los cuatro por fin lograron ver, que la hermana mayor de Anna, María y el resto de las amigas de Mary, habían llegado, y todas ellas, estaban mirando al grupo de Mary, el cual estaba tirado en el piso junto con Donald, en ciertas “posiciones” extrañas, debido que en el frenesí anterior, ninguno se molestó en pensar en las “posiciones” en las cuales estaban sus cuerpos.
Y tampoco ayudo que Donald, dijera ciertas “palabras” en el peor de los momentos, mientras los cuatro estaban en esas “posiciones” y en cuanto a si lo hizo a propósito o accidental, eso no se pudo saber.
Después de haber explicado todo el malentendido, y de haber revelado la verdad sobre Donald, a las demás amigas de Mary, ellas… en primer lugar quedaron sorprendidas, sin poder creerlo, pero después de ver las pruebas que Anna tenia, todas ellas… se abalanzaron contra Donald, de la misma manera en que lo había hecho Anna.
Todo este tiempo, ellas pensaron que Donald, no tenía dinero, y por eso no tenían problemas en regalarle cosas de vez en cuando, pero cuando se enteraron de que era un maldito millonario… todas ellas estallaron al instante.
Lo que paso a continuación, fue un frenesí de gritos, objetos voladores saltando por todas partes, y un montón de gente corriendo por toda la casa, ya que Donald, empezó a huir de Teresa, María, Isabel y Sarah, las cuales lo persiguieron por toda la casa, para hacerle solo Dios sabe qué.
Ni siquiera Mary y Esperanza juntas, lograron contener tal alboroto, y Anna no solo no ayudo, si no que se unió al grupo de Teresa, y ella también empezó a perseguir a Donald, por toda la casa.
Al final, debido a tal alboroto, los vecinos de Anna… llamaron a la policía, y solo así se pudo parar a las enojadas amigas de Mary, quienes fueron subidas junto con Donald, a una patrulla y llevadas a la comisaria de policías debido al alboroto que causaron.
Donald, mientras era subido a la patrulla, le agradeció a los oficiales, y nadie sabe que hizo, pero logro ser montado en una patrulla diferente, a la que fue usada para llevar a las amigas de Mary a la comisaria.
Y mientras todo esto pasaba, los padres de Anna y María, habían llegado, y lograron ver, como sus dos hijas, eran subidas a una patrulla de policías, y llevadas a la comisaria, debido al crimen de “alterar” el orden público y vecinal.
El grupo no fue liberado si no horas después, Teresa, María, Sarah, Anna, Isabel y Donald, terminaron siendo liberados, cuando Richard, el amigo de Donald, llego junto con Mary, Esperanza y los preocupados padres de Anna y María, y pago la fianza de todos ellos.
—Gracias por venir tan rápido —dijo Donald.
—No hay de que… para algo me pagas no —dijo Richard.
— ¿Espera? ¿Qué dijiste? —pregunto Mary, mientras escucho este último comentario de Richard.
—Supongo que no hay necesidad de ocultártelo, Richard es algo así como mi ayudante, él me ayuda con cualquier cosa que necesite, como esta situación de hace poco —dijo Donald, mientras giraba su vista, y veía como los padres de Anna y María, les gritaban a ambas por terminar en la cárcel.
—Ya veo, ahora entiendo porque dijiste que él era tú agente, cuando lo conocimos por primera vez —dijo Mary.
—Sí, cuando me di cuenta de lo que iba a decir, trate de disimularlo lo mejor que pude, y para mis consternación, creí que me habían creído —dijo Donald.
—Te creímos, pero no contabas con que Anna, no tenía nada mejor que hacer el día de ayer —dijo Mary.
—Disculpen ¿Me perdí de algo? —dijo Richard, mientras miraba a Donald y Mary.
—Ya saben que tengo dinero Richard —dijo Donald.
— ¿En serio? ¿Cómo lo supieron? Llevabas como medio año sin que lo supieran según me dijiste ¿Qué paso? —pregunto Richard.
—Anna, lo descubrió anoche —dijo Mary.
— ¿Anoche? —dijo Richard, mientras miraba a Mary.
—Si, según ella, no tenía nada mejor que hacer, y termino por buscar a Donald en la internet para burlarse de él, el día de hoy, y bueno, las cosas resultaron así —dijo Mary.
—Ya veo, bueno, así es mejor, la buena amistad no se forma a base de mentiras —dijo Richard.
— ¿Escuchaste eso Donald? —pregunto Mary, mientras miraba a Donald.
—Sí, si ya lo escuche, pero no les mentí, como dije, ustedes nunca me preguntaron si tenía dinero o no —dijo Donald.
—Si te hubiéramos preguntado, ¿Nos habrías dicho? —pregunto Mary.
—Obvio que… si —dijo Donald.
—Porque será que no te creo —dijo Mary, mientras miraba a Donald.
— ¡Donald! —grito Isabel, mientras se acercaba a Donald, junto con el resto de las amigas de Mary, excepto María y Anna, las cuales estaban siendo regañadas por sus padres.
—Hay no, no otra vez —dijo Donald, mientras se daba la vuelta para irse.
— ¡No huyas cobarde! —grito Teresa, quien parecía estar dispuesta a empezar a correr, para perseguir a Donald.
—Por favor, no discutan aquí en la comisaria, si quieren hacer algo o discutir, háganlo afuera —dijo un policía, con un tono firme, que no admitía ninguna discusión, mientras miraba al grupo de Mary.
Cuando el grupo de Mary, escucho las palabras del policía, todos ellos se quedaron en silencio, antes de salir poco después rápidamente de la comisaria de policías, donde los habían llevado después de arrestarlos.
Después de salir, las chicas casi se abalanzan sobre Donald, una vez más, pero fueron interceptadas por Richard, mientras Donald, se escondía detrás de él.
— ¿Y tú quién eres? —pregunto Sarah, molesta de ver que Donald, se escondía detrás de un hombre que ella no conocía.
—Soy amigo de Donald, y su agente —dijo Richard.
— ¿Agente? —murmuro Sarah, mientras miraba a Richard.