Los Secretos del CEO

¿Él era rico?

Y poco después, el grupo vio la película por la cual habían venido, la cual duro dos horas más o menos, y después de que termino, el grupo empezó a ir a casa a pie, mientras hablaban, ya era de noche, así que Donald y Richard, acompañaron a cada una de las chicas a su casa.

—Me da gusto lo que le paso a ese idiota de James —dijo Anna, mientras tomaba un refresco que tenía en su mano derecha.

— ¿En serio? Creo que fue algo exagerado lo que hicieron, y de la forma en que lo hicieron, las películas de hoy en día, se ponen muy violentas.

—Eso lo crees porque eres muy blanda, como sea, ¿No es curioso que los nombres de los protagonistas empezaran todos con la misma letra? —dijo Anna, mientras mordía un trozo de una galleta.

—Creo que lo hicieron a propósito, para ver si alguien se daba cuenta, y creo que si hubo alguien —dijo Richard, mientras miraba a Anna.

—Lo sé, soy muy lista —dijo Anna, mientras continuaba mordiendo la galleta, y continuaba hablando.

—Lo que eres es una glotona sin modales, traga primero y no comas mientras hablas —dijo María, mientras miraba a Anna.

— ¿Por qué? Ustedes saben cómo soy, siempre hago así las cosas.

— ¿No ves que ahora no estamos con el mismo grupo? Aquí esta Richard, y lo vas a dejar con una mala opinión de ti —dijo María.

—No te preocupes por eso, eh sido amigo de Donald, y después de estar con él, ya me acostumbre a cosas así, no hay nada que me sorprenda a estas alturas —dijo Richard, mientras miraba a María.

— ¿En serio? Pero aun así… —dijo María, mientras murmuraba.

—Oye, ¿A qué te refieres con lo que dijiste? —dijo Donald, mientras miraba a Richard.

—Vamos, “sabes” a que me “refiero”… ¿No recuerdas lo que hiciste hace años en la fiesta de despedida de la universidad? —dijo Richard, mientras miraba a Donald.

Cuando Donald, escucho las palabras de Richard, pareció darse cuenta de algo, y casi de inmediato se quedó callado sin decir nada.

—Oye ¿A qué te refieres con eso de la fiesta de la universidad? ¿Qué hizo Donald? Vamos, cuenta, cuenta —dijo Anna, mientras miraba a Richard.

—No necesitas saber eso —dijo Donald, apresuradamente.

—Donald, ¿A caso no somos amigos? Tienes que contarnos todo lo que paso en tu vida —dijo Mary, quien también sentía curiosidad por la historia.

—No necesitan saber eso, cambiemos de tema —dijo Donald.

—Bien, no nos digas, Richard ¿Podrías decirnos? —pregunto Anna.

—Claro, solo tienen que darme sus números, y les llamare para contarles todo cuando Donald no esté —dijo Richard.

—No sé si es un truco para tratar de sacarnos nuestros números a todas nosotras, pero de todas formas te lo voy a dar —dijo Anna.

—Yo también, yo también quiero saber —dijo Mary.

—Oigan, ya les dije que no —dijo Donald.

—Yo también te lo daré, aunque tengo que advertírtelo, Mary tiene novio.

—Tranquilas, mis intenciones son totalmente puras y sin ninguna doble intención —dijo Richard.

— ¿Por qué será que no te creo? —dijo Anna, pero aun así, saco su teléfono, y le dio su número de teléfono a Richard, al igual que María y Mary.

Después de hacer esto, el grupo continuo hablando mientras caminaban, y así fue hasta que llegaron a la casa de Anna, y después a la de María, despidiéndose de ambas, y continuando hasta llegar a la casa de Mary.

—Adiós, nos vemos mañana, y tengan cuidado, ya es muy tarde —dijo Mary, mientras se despedía de Donald, y Richard.

—Adiós —dijo Donald, antes de irse junto con Richard.

Después de despedirse de Donald, Mary, entro a su casa, y no vio a Miguel, en ningún lugar, así que pensó que ya debería estar durmiendo, así que trato de hacer el menor ruido posible, mientras se preparaba algo de comer en la cocina.

Poco después de hacer esto, fue arriba, hacia su cuarto, y allí vio a Miguel durmiendo, y como no quería despertarlo, trato de entrar en silencio a la habitación, cambiándose de ropa lo más silenciosamente posible.

Pero no funciono.

— ¿Cuándo llegaste? —pregunto Miguel, mientras bostezaba, y miraba a Mary, poniendo su camisa para dormir.

—Hace poco, perdón por despertarte —dijo Mary, mientras se acostaba en la cama junto con Miguel.

—Descuida, de todas formas no me acosté hace mucho, ¿Qué hicieron hoy? —dijo Miguel, mientras abrazaba a Mary.

—Vimos la película de la cual que Anna y Donald nos hablaron, y conocimos a alguien nuevo hoy —dijo Mary.

— ¿En serio? ¿A quién?

—Un amigo de Donald, se llama Richard, y viene del mismo país de Donald, inmigro aquí hace poco al parecer.

—Cielos, esto parece una invasión gringa de España, dentro de poco ya no habrán españoles, y solo habrán gringos.

— ¿Tú crees? Creo que la situación que describes es al revés —dijo Mary.

—No estoy tan seguro, ¿Y cómo es Richard?

—Es agradable, y creo que es algo mujeriego, en menos de medio día nos sacó nuestros números de teléfono a Anna, María y a mí.

—Espero que le hayas dicho que no estabas disponible.

—Descuida, María lo hizo por mí.

—Bien, ella si es una buena amiga, por cierto, alguien te llamo hoy, parece ser un agente de una revista, y quiere programar una sesión de fotos contigo.

— ¿En serio? ¿A qué hora llamo?

—No lo sé, fue poco después de la tarde, como sea, espero que no aceptes si son fotos en traje de baño, no quiero compartir mi vista con miles de hombres —dijo Miguel.

—Hablas como si no hubiese salido ya en traje de baño en revistas y en fotos.

—Eso fue antes, esto es ahora.

— ¿En serio? ¿Y qué cambio? —pregunto Mary.

—Bueno, dos cosas, primero estás conmigo.

—Estuve contigo cuando salí en esas revistas y en esas fotos en traje de baño.

—Lo sé, pero eso fue al principio de nuestra relación, ahora todo ha cambiado.

— ¿Cuál es la segunda cosa?

—Lo segundo, pronto lo sabrás.

— ¿Pronto? ¿Qué es?

—Pronto lo sabrás, se paciente, es una sorpresa.

—Sabes que no me gusta esperar.

—Créeme, te alegrara haber esperado.

—Si tú lo dices, pero espero que valga la pena.

—Lo valdrá, créeme, lo valdrá —dijo Miguel.

Poco después de decir esto último, Miguel y Mary, se durmieron, hasta que llego la mañana siguiente, y Mary, salió a correr, junto con sus amigas, Esperanza y Anna, como hacia todos los días en la madrugada.

Pero por alguna razón, Anna, parecía bastante agitada, y les dijo que tenía que decirles algo importante a las dos, y que por eso no podían correr hoy, ya que tenían algo importante que decirles.

Mary, y Esperanza, no sabían que era tan urgente que no podía esperar, pero cuando Anna se ponía así, era mejor hacerle caso.

—Espero que no sea por Richard, parecía un bueno tipo —pensó Mary, mientras iba junto con Anna a su casa, para poder ver que era tan urgente.

Cuando llegaron allí, Anna, de inmediato fue a su computadora, y empezó a buscar y escribir en el buscador de internet, sin decirle el por qué a Mary y Esperanza.

—Oye, ¿No nos vas a decir esa cosa tan urgente por la cual nos pediste que fuéramos contigo? —pregunto Esperanza.

—Cierto, casi nos llevaste a rastras aquí, y ahora no nos dices nada, ¿Qué sucede? —pregunto Mary.

—Silencio, solo un momento —dijo Anna, sin mirar a Mary y Esperanza.

Mary, y Esperanza, cuando oyeron a Anna, decir esto, se quedaron sin palabras, y simplemente decidieron verla en silencio.

— ¡Aquí esta! ¡Miren esto! —dijo Anna, mientras se levantaba de forma apresurada de su computadora y miraba fijamente a Mary y Esperanza.

Cuando Mary, y Esperanza, escucharon las palabras de Anna, ambas quedaron perplejas, pero decidieron hacerle caso a Anna, y vieron lo que había en su computadora.

Lo que había allí, era al parecer una página de internet, de tipo información, esas que se utilizaban para buscar y obtener información ya sea de una persona, cosa o acontecimiento.

Cuando ambas vieron lo que había allí, involuntariamente, bajaron las mandíbulas de su boca, mientras continuaban leyendo, y mientras más lo hacían, más se sorprendían.

—No… no puede ser —dijo Mary, sin despegar la vista de la computadora.

—Esto, ¿Esto es cierto? ¿No has gastado una broma, verdad Anna? —pregunto Esperanza.

— ¡Como podría bromear con ustedes con algo como esto! ¡Esto es la verdad! ¡Cuando encuentre a ese malnacido lo voy a destrozar con mis propias manos! —dijo Anna, estando muy furiosa al parecer.