Después de despedirse de sus amigas, Mary, fue a la sesión de fotos a la cual había decidido ir, pasaron un par de horas, hasta que por fin salió, varias horas después de llegar, y como todavía no había recibido ningún mensaje de Anna, decidió vagar por las calles hasta que la llamaran.
—Es cierto, no le eh dicho nada a Miguel acerca de lo de hoy —pensó Mary, mientras recordaba que su novio Miguel, aun no sabía nada acerca de lo que habían descubierto de Donald, ni tampoco que planeaban quedarse en su casa hoy.
Después de pensar esto, Mary, decidió llamarlo para comentarle todo lo que había descubierto el día de hoy, y para decirle acerca de sus planes, sobre quedarse en la casa de Donald, hoy en la noche.
— ¿No me estas mintiendo verdad? —pregunto Miguel, atraves del teléfono, obviamente dudoso de las palabras que Mary, le había dicho recientemente.
—No te estoy mintiendo, es la verdad, Donald, nos engañó todo este tiempo —dijo Mary, mientras estaba sentada, en una mesa de una panadería, y comía un dulce que había comprado allí.
—No puedo creerlo, ese desgraciado las últimas veces que salimos con él, me hizo comprarle varias cosas, e incluso le compre refrescos y donas, y ahora resulta que todo este tiempo era un maldito millonario —dijo Miguel, mientras su tono, obviamente adquiría cierto enfado.
—Sí, entiendo cómo te sientes, yo también me sentí igual, y ni hablar de Anna y las otras, terminamos en la cárcel debido al escándalo que hicimos, así que puedes imaginarte lo que sufrió Donald, así que cuando lo veas, no le saques encara lo que le has dado, él ya accedió a compensarnos —dijo Mary.
Donald, en su sinvergüencería, incluso había hecho que el novio de Mary, Miguel, le comprara cosas, las veces que salieron juntos los tres o con todo el grupo, a ese nivel de sinvergüencería había llegado Donald, ya que incluso le saco dinero, al novio de una de sus amigas, al cual no conocía muy bien, y a quien solo había conocido hace unas tres semanas atrás, en el cumpleaños de Mary.
Si alguien, dijera que Donald, incluso pudo hacer esto, nadie lo creería, pero él… lo hizo, de alguna manera, pero lo hizo, si hubiera un libro de records de este tipo de cosas, Donald, sin ninguna duda, se hubiera posicionado en la posición número uno, después de todo ¿Quién en la historia, alguna vez había logrado hacer que el novio de una de sus amigas, le comprara o le regalara cosas, a pesar de que ambos, no se conocían muy bien? Esto era algo insólito que nadie podría creer.
— ¿las va a compensar? ¿Cómo? —pregunto Miguel.
—Pues, él nos va a llevar a… —dijo Mary, antes de parar de hablar, ya que había notado, que estaba recibiendo otra llamada en estos momentos.
La persona que la llamaba… era Anna.
—Perdona, pero Anna me está llamando, espera un momento —dijo Mary.
—Bien, pero que sea rápido, aun no has terminado de decirme cómo va a compensarnos —dijo Miguel.
Después de escuchar estas palabras, Mary, atendió la llamada de Anna, la cual a hablo casi de forma inmediata, preguntando dónde estaba Mary en estos momentos.
— ¿En serio tengo que ir ahora mismo? —pregunto Mary, mientras hablaba con Anna, por el teléfono.
—Sí, tienes que venir ahora mismo, ya todas estamos juntas, solo faltas tú, apúrate, si no te dejaremos atrás —dijo Anna.
— ¡No se atrevan! ¡Voy en seguida! —dijo Mary, antes de colgarle a Anna, y volver a marcar para hablar con Miguel.
— ¿Qué te dijo Anna? —pregunto Miguel.
— ¡Lo siento! ¡Pero debo colgar ahora mismo Miguel! —dijo Mary, con un tono obviamente urgente.
— ¿Qué? ¿Por qué?
—Te lo explico luego, adiós —dijo Mary, antes de colgarle a Miguel, el cual trato de seguir hablando.
Después de colgarle a Miguel, Mary, salió apurada de la panadería, y trato de llamar un taxi lo más rápido que pudo, y en el proceso no se dio cuenta de que hizo algunas “poses” muy extrañas, que causo que las personas de la calle la miraran raro.
Después de por fin tomar un taxi, Mary le dijo que fuera a toda velocidad para poder reunirse con sus amigas lo más rápido posible, para que no la dejaran atrás, ya que ella tenía mucha curiosidad por ver cómo era la casa de Donald.
Después de un tiempo, Mary llego al lugar indicado por Anna, y allí vio… que las únicas presentes, eran Anna, María e Isabel, ninguna de sus otras amigas, Sarah, Esperanza, o Teresa… había llegado.
— ¡Esa hija de…! —dijo Mary, antes de callarse de forma repentina, y bajarse del taxi enojada, ya que sabía que era lo que había hecho Anna.
Después de pagarle al taxista, Mary, camino enojada hacia Anna y las demás, las cuales la saludaron cuando la vieron.
—Hola Mary —dijo Isabel, cuando Mary, estuvo lo suficientemente cerca.
— ¡¿Por qué me dijiste que ya estaban a punto de irse?! ¡¿Ustedes son las únicas aquí?! —pregunto Mary, enojada, mientras miraba a Anna.
— ¿Eso? Te lo dije para que te apuraras, y llegaras lo más rápido posible, así no tendremos que esperar, y no fuiste la única, también le hice lo mismo a las demás —dijo Anna, sin prestarle atención al enojo de Mary.
— ¡Tú! ¡Tuve que salir apurada del lugar donde estaba, deje de hablar con Miguel, y muy probablemente me avergoncé en público, y todo por nada! —dijo Mary, enojada.
—Ya, ya, no es para tanto, por cierto ¿Qué dijo Miguel cuando le dijiste que nos quedaríamos en casa de Donald? —pregunto Anna.
—No le dije.
— ¿No le dijiste? ¿Por qué? —pregunto Anna.
—Estaba hablando con él, cuando tú llamaste y me hiciste salir toda apurada estúpida.
—Ah, así que fue por eso —dijo Anna.
— ¡No le restes importancia! —dijo Mary, enojada por el comportamiento de Anna.
Le tomo un rato a Mary, por fin calmarse, y después de un rato, todas sus amigas, fueron llegando una tras otra, todas ellas, en el mismo estado que Mary, y todas ellas, se enojaron con Anna, cuando se enteraron que las hizo venir a toda velocidad, a pesar de que no había necesidad de hacerlo.
Después de que todas se hubieran calmado, Anna, por fin les dijo la dirección del lugar, y todas juntas fueron a la casa de Donald, siendo esta la primera vez que la verían.
— ¿Cómo creen que será la casa de Donald? —pregunto Sarah, mientras estaba sentada en el asiento trasero del taxi que las estaba llevando a todas.
—No lo sé, quizás sea algún tipo de mansión —dijo Teresa.
—Oigan, acabo de darme cuenta, que no traje ropa para dormir —dijo Mary.
—Yo tampoco —dijo Sarah.
—Ni yo —dijo Esperanza.
—Esta tonta nos hizo venirnos todas apuradas, y sin preparación, ¿Cómo vamos a quedarnos allá con solo las ropas que tenemos puestas? —dijo Teresa.
—Tranquilas, traje ropa para todas —dijo Anna.
— ¿En serio? —pregunto Esperanza.
—Sí, todas nosotras somos más o menos de la misma altura, quizás les quede un poco grande o un poco pequeño, pero es lo mismo, y como es solo una noche, no veo por qué no puedan aguantar —dijo Anna.
—Bueno, al menos por fin hiciste algo bien —dijo Teresa.
— ¿Qué estas tratando de decir con eso? —pregunto Anna.
—Tú sabes a lo que me refiero —dijo Teresa.
—No, no lo sé, dímelo —dijo Anna.
—No empiecen con sus peleas de niñas ahora, y menos en este lugar, ya estamos muy apretadas y no quiero tener una pelea aquí —dijo Esperanza.
—Sí, no hay problema… mama —dijo Teresa.
—No me llames así —dijo Esperanza.
— ¿Por qué no? Entre el grupo tú eres la mayor, así que es obvio que eres nuestra mama —dijo Teresa.
— ¡Tú! Solo soy tres años mayor que ustedes, si nos vamos por eso, sería más bien una hermana mayor —dijo Esperanza.
—No, cuando te comportas así como lo hiciste anteriormente, me recuerdas más bien a mi mama —dijo Teresa.
—A mí también, tú debes ser la mama del grupo —dijo Anna.
— ¡Ya cállense las dos! —dijo Esperanza, mientras miraba a Anna y Teresa.
—Si mama —dijeron Anna y Teresa, al mismo tiempo.
El resto del viaje, fue más o menos igual, el grupo de Mary, de vez en cuando se peleaban entre si cada cierto tiempo, a veces terminando por involucrar incluso al taxista que las llevaba a la casa de Donald, y así fue, hasta que por fin llegaron.
— ¿Esta es la casa de Donald? —dijo Anna, con algo de duda en su voz.
—No… no puede ser —dijo Teresa, mientras miraba la casa.
La casa que tanto habían querido ver, no era tan lujosa como pensaron, era una casa de tres pisos, tal y como Donald, les había dicho anteriormente, y que ellas al parecer habían olvidado, la casa era bastante grande, y tenía un pequeño jardín en el frente, sus paredes eran blancas y se veía bastante bien por fuera, si se tratara de otra persona, el grupo de Mary, pensaría que esta casa pertenecía a una familia acomodada y de altos ingresos, pero como se trataba de Donald, no pudieron evitar sentir una leve decepción.
Habían visto en fotos, las casas de otros millonarios, y todos ellos por lo general vivían en lujosas mansiones que costaban millones de dólares, o incluso cientos de millones de dólares, o incluso más que eso, y que abarcaban una gran área, que hasta podría llegar a abarcar el tamaño de un pequeño pueblo.
Debido a eso, pensaron en su interior, que Donald, vivía en algún lugar parecido, pero cuando vieron su casa, no pudieron evitar sentirse decepcionadas, ya que a pesar de que la casa, era bastante grande y bonita, además de verse bastante cara, eso era solo para las personas de clase media o clase media-alta, como el grupo de Mary, pero no para una persona con la cantidad de dinero que tenía Donald.
—Esto… no es lo que me imagine —dijo Esperanza.