¿A dónde van? —pregunto Mary.
—Pues teníamos una reunión empresarial, con unos accionistas hace tiempo, pero tuve que reprogramar la reunión, debido a… este “incidente” —dijo Richard, mientras miraba al grupo de Mary.
Cuando el grupo de Mary, escucho las palabras de Richard, todas ellas, bajaron sus cabezas, al parecer avergonzadas, ya que habían recordado… que habían sido arrestadas por alterar el orden público.
Un montón de gente, las había visto mientras eran subidas a la patrulla de policías, y eran llevadas a la comisaria, y eso obviamente, las dejo pensando, en cómo iban a volver a mostrar sus rostros, ante los vecinos de Anna y María.
Y de entre todas ellas, Anna y María, eran las peores, ya que no tenían ni idea, de cómo las iban a ver sus vecinos y amigos, cuando volvieran a sus casas, después de salir de su arresto por “alterar” el orden público.
Eso fue algo que no habían pensado, hasta que Richard, se los recordó de forma subconsciente, y ahora, ninguna de ellas sabía qué hacer.
—Mary, ¿Podemos quedarnos en tú casa hoy? —pregunto Anna.
— ¿En mi casa? —murmuro Mary, mientras miraba a Anna.
—Pues… si, tú casa, es la más lejos de la nuestra, y pues… no queremos… ver a nuestros vecinos, y a la gente de nuestra calle ahora… al menos no en estos momentos —dijo María, mientras miraba a Mary.
—Pues, tendré que preguntarle a Miguel, pero estoy segura que dirá que sí, ¿Cuándo van a…? —dijo Mary, antes de ser interrumpida.
—Si quieren… pueden quedarse en mi casa —dijo Donald, mientras miraba al grupo de Mary.
Cuando María y Anna, escucharon las palabras de Donald, ambas giraron sus vistas y lo vieron fijamente, mientras se daban cuenta de algo de forma abrupta, hasta la fecha, ninguna de las dos, sabia donde, ni en qué casa vivía Donald.
Y no solo eran ellas, de hecho, todas las chicas, incluyendo a Mary, nunca habían ido a la casa de Donald, en ningún momento, no solo era debido a la falta de oportunidades, sino también porque hasta ahora, Donald, no había querido que fueran.
Cuando sugerían ver su casa, Donald, decía que se estaba quedando, en un apartamento alquilado que compartía con otras dos personas y su espacio personal, solo era su propia habitación, así que no era apropiado que fueran allá.
Debido a que Donald, era un inmigrante reciente, ninguna de ellas puso en duda sus palabras, y tampoco es que le dieran mucha importancia en realidad, debido a eso, hasta ahora, ninguna había logrado ver donde vivía Donald hasta la fecha.
Ahora que sabían que Donald, era rico, se dieron cuenta de repente, que las palabras que Donald, había dicho acerca de que vivía en un apartamento alquilado junto con otras dos personas, obviamente debían ser falsas, y todas ellas se dieron cuenta al instante de ello cuando Donald hablo.
De forma inconsciente, todo el grupo de Mary, empezó a imaginar el tipo de casa en la cual vivía Donald, y cuando lo imaginaron, una vez más se empezaron a enojar con él, cuando pensaron que seguramente vivía en algún tipo de mansión de lujo.
—Donald, ahora que lo pienso… tú dijiste que vivías en un pequeño apartamento que solo podías pagar por qué compartías la renta con otras dos personas ¿Cierto? —pregunto Mary, mientras miraba de forma fija a Donald.
—Si… eso dije —dijo Donald, sin atreverse a mirar a Mary fijamente a los ojos.
—Eso también fue mentira ¿Cierto? —dijo Mary.
—Pues… oye, ¿Por qué haces preguntas a las que ya sabes cuál va a ser la respuesta? —pregunto Donald.
—Solo responde —dijo Mary.
—Bueno, si fue una mentira —dijo Donald.
— ¿En qué tipo de casa vives? —pregunto Mary, mientras todas sus amigas, miraban fijamente a Donald.
—Si dices que es una mansión, te voy a golpear —dijo Isabel, mientras le alzaba su puño a Donald.
—Tampoco es para tanto, no estoy acostumbrado a tanto lujo en realidad, solo es…
— ¿Solo es qué? —dijo Mary, mientras miraba a Donald.
—Solo es una casa de unos tres pisos de altura únicamente —dijo Donald.
— ¡¿Y eso te parece poco?! ¡Yo vivo en una casa que solo tiene un piso de altura nada más! —dijo Isabel, mientras se acercaba a Donald, obviamente para hacerle algo.
—Está bien, no empecemos con esto otra vez, bien, nos vamos a ir, ya estamos muy retrasados, les mandare la dirección de la casa de Donald a ustedes dos después ¿De acuerdo? —dijo Richard, mientras se interponía en el camino de Isabel.
—Oye, yo también quiero ir —dijo Isabel.
—También nosotras —dijeron Mary y el resto de sus amigas, mientras miraban a Richard.
—Lo siento, pero no tengo tanto espacio para tanta gente, solo serán Anna y María y es únicamente por la situación actual —dijo Donald.
— ¡Eso no es justo! —dijo Isabel, mientras trataba de acercarse a Donald, pero Richard, siempre se interponía en su camino.
—Nosotras no ocupamos tanto espacio Donald —dijo Mary.
—Con todas ustedes seremos di… nueve, nueve personas en una sola casa, Richard, también se está quedando conmigo, es demasiada gente, y más si son mujeres —dijo Donald.
— ¿Qué tratas de decir con eso? —pregunto Mary.
—Todo el mundo sabe que es más fácil vivir con hombres que con mujeres —dijo Donald.
— ¡Eso no es cierto! Y demás ¡Eso es… racismo! —grito Isabel.
—No tonta, no lo es —dijo Donald.
—Entonces… es… es —murmuro Isabel, sin saber que decir.
—Sexismo —dijo Esperanza, mientras colocaba su boca, justo al lado del oído de Isabel.
— ¡Sexismo, si eso es… es sexismo lo que estás diciendo! —dijo Isabel.
—Bueno, como sea, si quieren ir, pueden hacerlo por separado, pero no todas juntas, no quiere tener la casa llena de mujeres y… —dijo Donald, antes de quedarse callado de forma abrupta.
—Eso es lo más gay, que eh escuchado en mi vida —dijo Anna, mientras miraba a Donald.
—Yo eh escuchado muchas cosas, a fin de cuentas, a cualquier hombre se le salen cierto “comentarios” a veces, pero eso le gano a todo lo que eh escuchado antes —dijo María, mientras miraba a Donald.
—Ya es suficiente, nos vamos Richard —dijo Donald.
— ¿A qué hora nos vas a pasar la dirección? —pregunto Anna.
—Te la pasare en la tarde, cuando ya esté anocheciendo —dijo Richard, mientras se iba junto con Donald.
— ¿Por qué tan tarde? —pregunto Anna.
—Así será menos probable que estés con tus amigas, y las lleves sin invitación a la casa de Donald, después de todo, tengo que obedecer a mi jefe —dijo Richard, mientras se iba junto con Donald, el cual ya había tomado un taxi y lo estaba esperando.
—Ese bastardo —dijo Isabel, mientras miraba con enojo como Richard y Donald, se iban.
— ¿En serio nos vamos a quedar sin ver su casa así como así? —pregunto Sarah, mientras miraba a sus amigas.
—Obvio que no, solo tienen que quedarse conmigo, cuando Richard, me de la dirección las llevaremos con nosotras —dijo Anna.
—Pero dijo que te va a pasar cuando ya llegue la noche… ¿En serio piensas que no tenemos nada que hacer en todo el día? —pregunto Sarah, mientras miraba a Anna.
—Escucha, chica súper inteligente, solo ve a hacer tus cosas, cuando Richard me pase la dirección, yo las llamare para que vengan junto conmigo, y todas iremos juntas allá, ¿Entiendes o tengo que explicártelo otra vez? —dijo Anna, mientras hablaba con Sarah, como si estuviese mirando a una retrasada.
— ¡Tú! —dijo Sarah, mientras miraba con enojo a Anna.
—Oigan, ¿Qué haremos si Donald, no nos quieres dejar entrar una vez que lleguemos todas juntas? —pregunto Mary.
—Descuida… él, no se atreverá a cerrarme la puerta en la cara —dijo Isabel, mientras apretaba su puño derecho.
—Descuido, yo me encargare que eso no pase —dijo Anna, mientras miraba a Mary.
—Bien, esto está arreglado, yo me voy a ir para hacer mis cosas, todo este asunto tomo mucho tiempo, acuérdate de llamarme Anna —dijo Esperanza.
—Sí, sí, no te preocupes —dijo Anna.
—Bien, me voy, adiós —dijo Esperanza, mientras se iba.
—Bien, yo también me voy, también tengo cosas que hacer —dijo Teresa.
—Te acompaño —dijo Sarah, mientras se colocaba al lado de Teresa, la cual empezó a irse.
— ¿Qué van a hacer ustedes dos? ¿Se van a quedar con nosotras o tienen cosas que hacer? —pregunto Anna.
—Yo me voy, pero recuerda Anna, que tienes que llamarme —dijo Mary, mientras miraba a Anna.
—Sí, sí, tranquila, ve a hacer lo que tengas que hacer, Isabel, ¿Te quedas con nosotras? —pregunto Anna.
—Sí, no tengo nada mejor que hacer —dijo Isabel.
—No nos trates como platos de segunda mesa —dijo María, mientras miraba a Isabel.
—Adiós, nos vemos luego —dijo Mary, mientras caminaba para hacer sus cosas.
El asunto con Donald, había tomado más tiempo del que pensó, y todavía tenía que ir a la sesión de fotos de la cual Miguel le había hablado en la noche de ayer, y ya estaba muy retrasada, así que tenía que apurarse si quería llegar.
—Nos vemos ahora —dijo dijeron Anna y María, mientras Mary se alejaba de ellas.