Mary, no le prestó mucha atención, al estallido de ira de Anna, y en su lugar continuo leyendo lo que había en la computadora.
Lo que había en la computadora, era una página de internet, en la cual estaba escrita la información personal con respecto a una persona en particular… y esa persona… era Donald.
Y lo que había allí, fue lo que dejo iracunda a Anna, y sorprendidas a Esperanza y Mary.
—Donald, ¿Uno de los multimillonarios más jóvenes?… ¿Una de las personas en hacer una fortuna de la forma más rápida en la historia? ¿Reciente empresario?... ¡Miles de millones de dólares en su patrimonio personal! —dijo en voz baja, Esperanza, aunque estas últimas palabras, casi las grito.
—Esto no puede ser cierto, no puede ser cierto —murmuro Mary, mientras leía la página de internet, donde estaba toda la información pública de Donald.
El Donald, que ellas conocían, era alguien con relativamente poco dinero, que por lo general hacia que el grupo de amigas de Mary, les regalar pequeñas cosas en sus salidas de amigos, y al cual constantemente había que compartirle cualquier cosa comestible que las chicas tuvieran.
Ellas siempre pensaron, que esto era debido a que Donald, no tenía mucho dinero, quizás debido a ser un inmigrante reciente, por lo que no habían tenido mucho problema en regalarle estas cosas pequeñas, o en darle parte de los dulces o comida que ellas tuvieran.
Pero ahora, estaban leyendo, que Donald, era un maldito millonario con miles de millones de dólares en su patrimonio, siendo uno de los millonarios que hicieron su fortuna de la forma más rápida en la historia.
Esto, ciertamente, puso sus mundos de cabeza.
— ¡La última vez que salí a solas con ese desgraciado me hizo regalarle un pedazo de torta ya que él tenía hambre… y no tenía dinero! —grito Anna.
— ¿Un pedazo de torta? ¡Yo tuve que comprarle una hamburguesa de doble carne ya que me sentí mal que solo yo comiera una y él no! —dijo Esperanza, sin despegar su mirada de la computadora.
—Yo tuve que regalarle una hamburguesa también, y solo Dios sabe cuántas cosas más —dijo Mary.
— ¿Por qué nos hizo creer que no tenía dinero? —murmuro Esperanza.
—Bien, está decidido, voy a estrangular a Donald, no, no solo eso, ¡lo voy a destrozar, lo voy a descuartizar, y usare su piel para hacerme un suéter! —grito Anna, mientras miraba con furia, su computadora.
—Oye ¿Eso no es exagerar? —dijo Mary.
— ¡Exagerar! Hemos conocido al infeliz por alrededor de más de medio año aproximadamente, y en ese tiempo, el maldito desgraciado lo único que me regalo fue solo unos pocos caramelos… ¡Que compro en el transporte público! —grito Anna.
—A mí también, y solo fueron unos pocos —dijo Esperanza.
—Ahora entiendo cómo pudo comprarle ese pastel a Mary en su cumpleaños… ¡Lo voy a matar, lo voy a estrangular! —grito Anna.
— ¿Quizás… quizás tenga una buena explicación? —murmuro Esperanza.
— ¿Tú crees? Dime ¿Qué podría explicar esto? —dijo Anna.
—Anna, ¿Cómo encontraste esto? —pregunto Mary.
—Pues, ¿Recuerdan que Donald, nos dijo que Richard era su agente, cuando los vimos a ambos en la entrada del cine? —pregunto Anna.
—Sí, ¿Por qué lo preguntas? —dijo Esperanza.
—Pues, después de eso, cuando regrese a mi casa, no tenía nada mejor que hacer así que decidí entrar a internet para matar el tiempo.
— ¿No te da vergüenza decir eso? —dijo Esperanza.
—Cuando entre a internet, después de mucho vagar, recordé el comentario de Donald, de que era alguien famoso, así que por pura casualidad puse su nombre en el buscador de internet, para burlarme de él hoy, diciéndole que su nombre ni siquiera aparecía ni una sola vez en internet… y entonces…
—Cuando buscaste su nombre en el internet… salió esto… ¿Verdad? —dijo Mary.
— ¡Sí!... cuando lo leí quede tan sorprendida, que no sabía qué hacer, empecé a buscar en todo tipo de páginas para poder confirmar que lo que estaba leyendo era cierto, y todas las paginas decían lo mismo, y cuando lo confirme, me dieron ganas de agarrar mi computadora, y estrellarla contra el suelo… y casi lo hice, aunque por suerte pude contener la rabia —dijo Anna.
—Santo Dios…. ¿Qué… que vamos a hacer? —pregunto Esperanza.
—Obviamente, lo que vamos a hacer, es llamarlo para que venga aquí, y entonces, lo mataremos justo aquí y ahora —dijo Anna.
— ¿En serio quieres hacer eso? —pregunto Mary.
— ¡Sí! Mary, llámalo tú, no creo que pueda contener mi enojo mientras hablo con él por teléfono —dijo Anna, mientras le pasaba un teléfono a Mary, obviamente con la intención de que hiciera la llamada ella.
— ¿En serio lo vamos a hacer? —pregunto Mary.
— ¡Sí! ¡Hazlo de una vez! —dijo Anna.
—Llámalo Mary, yo también quiero confrontarlo por esto —dijo Esperanza.
—Bien, lo hare ahora —dijo Mary.
Mary, empezó a llamar a Donald, mientras veía como Anna, chocaba sus puños, mientras miraba el suelo enojada, mientras Esperanza, continuaba buscando información sobre Donald, en el internet.
— ¿Hola? —pregunto Donald, atraves del teléfono.
—Hola, Donald, soy Mary.
—Hola Mary… ¿Qué quieres? ¿Por qué me llamas desde el teléfono de Anna? —pregunto Donald.
—Escucha, Donald… algo, importante ocurrió… necesitamos que vengas a la casa de Anna, ahora mismo.
— ¿Ahora? ¿Justo ahora? —Pregunto Donald.
—Si… ahora, es muy urgente, por favor apúrate, necesitamos tu ayuda… con respecto a algo.
— ¿Qué sucede? ¿Estás bien?
—Sí, pero necesitamos tú ayuda, te lo explicaremos cuando llegues, por favor, ven rápido.
—De acuerdo, allí estaré, espérenme —dijo Donald, antes de colgar.
— ¿Y bien? —pregunto Anna.
—Él… dijo que vendrá lo más rápido que pueda, ya viene en camino —dijo Mary.
—Bien, ahora, busquemos unos cuchillos para usarlos en él —dijo Anna.
— ¿No estás hablando en serio? —pregunto Mary.
—Claro que sí, ¿Acaso creían que mis palabras eran broma?
—Ya cálmate Anna, vamos a tranquilizarnos todas, y cuando Donald llegue, le pediremos explicaciones cómo un adulto lo hace, ¿Está bien Anna? —dijo Esperanza, mientras miraba a Anna.
—No prometo nada, dependerá de lo que sienta, cuando él llegue —dijo Anna.
—Bien, bien, pero no exageres —dijo Mary, aunque al conocer a Anna, no tenía muchas esperanzas de que se comportara.
Los minutos pasaron, y casi una hora después de que lo llamaran, Donald, finalmente llego, y las chicas lo supieron, porque había tocado el timbre, de la casa de Anna.
—Ya llego —dijo Mary, mientras se levantaba del sofá, donde estaba sentada junto con Anna y Esperanza.
—Bien, ve a abrirle —dijo Esperanza.
— ¿Por qué yo? —dijo Mary.
—Bueno, necesitara ver una cara amistosa para no salir huyendo cuando nos vea, y no creo que ninguna de nosotras dos pueda hacer eso, necesitamos a alguien que lo haga hacer entrar a la casa, después el resto lo hacemos nosotras —dijo Esperanza.
Cuando Mary, escucho estas palabras, se sorprendió, al parecer, Esperanza, estaba más enojada de lo que demostró anteriormente, o simplemente quería que Donald, les explicara todo, y que no saliera huyendo.
Mary, haciéndole caso a Esperanza, fue a abrirle a la puerta a Donald, mientras se calmaba internamente así misma.
La verdad, ella también estaba enojada… bastante enojada, habían conocido a Donald, aproximadamente por poco más de medio año, y en ese tiempo él no solo no dijo que era rico, si no que en vez de eso… fingió ser pobre, bueno, no exactamente pobre, era más bien como alguien de clase media, con algunos problemas financieros.
Pero aun así, no quita el hecho de que fingió no tener dinero, Mary había perdido la cuenta de cuantas veces, ella y las demás le habían regalado a Donald, cosas como dulces, comida o habían pagado ciertas de sus cosas, como por ejemplo su entrada del cine del día de ayer.
Y ahora resulta, que todo este tiempo, él no tuvo ninguna necesidad, ninguna en ningún momento, solo Dios sabe cuánto dinero habían perdido Mary y sus amigas en Donald, y no tuvieron necesidad de hacerlo, Donald tenía más que dinero suficiente para pagar sus gastos, pero en vez de pagar todo él mismo, hizo que Mary y sus amigas pagaran sus cosas por él, ¡Y en muchas ocasiones!
Mientras Mary, recordaba cuantas veces le había regalado cosas a Donald, debido a que él no tenía “suficiente” dinero, la ira en ella empezaba a aumentar cada vez más y más, pero cuando llego a la puerta, tuvo que forzarse a calmarse, ya que si atacaba o interrogaba a Donald, en la puerta… conociéndolo… era probable que saliera corriendo.
Tal y como dijo Esperanza, había que hacer que Donald, entrara a la casa, solo así, no tendría ningún lugar a donde ir, y las chicas pondrían dar rienda suelta a su enojo, y no solo ellas… ya que mientras Esperanza le había dicho que fuera a abrir la puerta, Anna… se estaba comunicando con Teresa, Isabel, Sarah y María.
Y les estaba contando lo mismo que la había contado a Mary y Esperanza.
Mary, después de calmarse, se obligó a abrir la puerta, con una expresión normal, mientras veía a Donald, el cual estaba parado allí, delante de ella.
—Hola Mary, ¿Qué paso? ¿Por qué llamaste de esa forma? ¿Qué sucedió? —pregunto Donald, con algo de preocupación notable en su voz.