Capitulo # 1 Elizabeth Croff

3430 Words
Dicen que un humano nunca podrá ser un robot y que un robot nunca podrá ser un humano, pero…. Esta historia es la historia de un robot que termino siendo más humano que cualquier persona. En este futuro, las personas y la tecnología van de la mano, la ciencia, la ingeniería y la medicina terminaron convirtiéndose en algo gigantesco, “los androides” terminaron convirtiéndose en algo elemental para la humanidad. “Muchos dicen que los robots dominarán el mundo, otros dicen que la tecnología será la causa de nuestra autodestrucción, pero lo que opino yo: es resaltar la increíble habilidad del ser humano para crear no solo vida de forma artificial, sino la capacidad de crear una máquina que terminara siendo mil veces mejor que cualquier humano, mejor que cualquier matemático, mejor que cualquier científico, mejor que cualquier artista, mejor que cualquier soldado o mejor que cualquier político; Muchos dicen que nuestro futuro estará en manos de la tecnología y terminaremos destruidos por culpa de eso, pero la destrucción de nuestra especie dependerá de que tan lejos deseamos auto destruirnos.” — Elizabeth Croff Año 2080. Una importante universidad norte americana acaba de graduar a una chica con mas de 15 doctorados, la joven de tan solo veintisiete años, es considerada, una prodigio en el mundo de la ciencia y la tecnología, la gran genio con el nombre de “Elizabeth Croff” no solo es una de la científicas más jóvenes de toda la historia sino que también es la hija del fallecido científico y tecnólogo “Joseph Croff” uno de los científicos más grandes que los últimos tiempos y como no, si el padre de Elizabeth fue el responsable de la creación de la tecnología artificial, creando así la teoría de la conciencia 3D la cual relata la posible revolución de los sistemas artificiales, una teoría criticada y juzgada por muchos científicos, como algo digno de un loco amante de la fantasía de Hollywood. Elizabeth después de graduarse con más de “15” doctorados en solo una fracción de tiempo, fue el centro de atención de muchas compañías que deseaban obtener los servicios de la hija del doctor Croff, pero de forma extraña e incluso inexplicable, Elizabeth opto por trabajar en una de las compañías mas poderosas del mundo, una compañía con la potencia de destruir el mundo si así lo desearan, la compañía armamentista “Cyberwor” Cyberwor es una de las compañías más imponentes del mundo, ya que la compañía comandada por el jefe de la junta directiva y director indiscutible “Nicola Volcof” se ha desempeñado en crear todo tipo de armas realmente destructivas, desde prototipos de armas de energía termodinámica, hasta satélites capaces de destruir flotas completas con solo un disparo, muchos países luchan para que Cyberwor cierre sus puertas, ya que las armas que la misma compañía posee a su disposición han superado a más de un país en fuerza y poder, convirtiendo a Cyberwor en una compañía con demasiado poder; pero como es de esperar, la imponente compañía, siempre se ha mantenido en pie a pesar de las excesivas semanas internacionales Elizabeth no era una científica desempeñada en la creación de armas, ella a pesar de tener una apariencia atractiva, un hermosos, sedoso y largo cabellos oscuro, se creería que su papel en el vida, es ser una modelo europea, pero, para sorpresa de muchos, Elizabeth demostró ser una perfecta fusión entre belleza e inteligencia; sus investigaciones fueron demasiado útiles para el desarrollo de nuevas tecnologías, desde explosivos de energía concentrada hasta armaduras con camuflaje multi direccional, Elizabeth se convirtió en una de las científicas y empleadas de Cyberwor más ricas del mundo, generando millones de dólares en ganancias para la misma compañía. Mientras Elizabeth estaba en uno de los edificios más importantes de Cyberwor trabajando en su laboratorio, ella jamás imagino que las cosas se pondrían complicadas. — Señorita Elizabeth, se le solicita en la dirección 2313, por favor preséntese, ordenes de los superiores— dice una bocina en el enorme laboratorio de la doctora Elizabeth Croff. Elizabeth estaba bastante estresada por las largas horas de trabajo que había invertido en sus experimentos, lo que menos necesitaba era lidiar con sus jefes, los mismos que día tras día exigían mejores prototipos y más tecnología. — Otra vez esos pesados, de verdad algún día voy a golpear a eso imbéciles— dice Elizabeth en voz alta al salir de su laboratorio cansada. Elizabeth se dirige a uno de los ascensores que la llevan a uno de los pisos superiores, el piso 213, en la oficina 2313, una oficina donde se reunían los directores e inversionistas de la compañía. Elizabeth entra en la habitación y en voz, alta esta se jacta molesta, por la interrupción en su trabajo. — ¿Ahora qué quieren, infelices? — dice Elizabeth al cruzar sus brazos. Uno de los inversionistas mayoritarios, responde en mala manera por la falta de respeto en la que Elizabeth entro. — Señorita Elizabeth, por favor más respeto, recuerde que nosotros somos los inversionistas, sin nuestro dinero, no podría financiar sus investigaciones— recalca el inversionista “1” — Por favor, es una niña que no llega ni a treinta años, no tiene caso lidiar con una mocosa — dice la inversionista “2” — Aun así, ser tan irrespetuosa es algo inaceptable— responde el involucionista “1” Elizabeth el escuchar eso, golpea la mesa con la palma de su mano dejando en claro que ella no era una empleada a la cual pisar. — sí me llamaron para esto, déjenme decirles que no me importa cuánto dinero invirtieron en esta asquerosa compañía, yo no trabajo para ustedes, ¿entendido? — replica Elizabeth. — ¡Pero que grosera! sin duda eres una chica bastante desagradable — dice la inversionista “2” — No tengo tiempo para esto, me iré, debo seguir en mis experimentos— responde Elizabeth al salir de la pequeña reunión. Cuando Elizabeth sale por la puerta, un hombre ruso y muy atractivo de cabello dorado y un graso mecanizado, se acerca a ella, y con una sonrisa, esté le dice. — ¿A dónde vas, señorita Croff? — Nicola… — susurra Elizabeth intimidada. Elizabeth de inmediato deja su actitud altanera y regresa a la sala donde estaban los inversionistas y como si ella fuera otra persona, Elizabeth guarda silencio durante toda la reunión sin demostrar una pizca de individualidad, ella estaba asustada, no por algo en específico, sino más bien por algo que ella ha estado sufriendo en secreto, algo que nadie sabía, un secreto muy malo y triste. Cuando el director principal de la compañía termina oficialmente la reunión con esos adinerados inversionistas, Elizabeth rápidamente intenta dejar la sala, pero en ese momento, Nicola se lo impide. — Oh, señorita Croff, por favor, quédese, necesito hablar con usted. — dice Nicola al apagar su Olo computadora. Elizabeth sin decir nada, se acerca a ese hombre rubio para hablar sobre un nuevo proyecto. — ¿y bien? — dice Nicola. — ¿bien qué? — responde Elizabeth. — No te hagas Croff, ¿Cómo están lo programas de interacción para misiles? — responde el rubio al mirar por una de las ventanas de la habitación. Elizabeth trabajaba duro para complacer las exigencias de sus jefes, pero, aun así, no podía cumplir con las expectativas del hombre mas importante de toda la compañía. — Los sistemas fallan y los programas no funcionan al 100% de su totalidad, logré que la taza de éxito sea del 89%, pero aun así los misiles no pueden ser invencibles ante sistemas anti sigiló. — responde Elizabeth. — Ya veo, cuando nos conocimos, tuvimos en claro dos cosas, la primera era que tú, trabajarías a cambio de lo que mas amas, y la segunda, era que debías cumplir con nuestras expectativas si quieres irte de aquí— responde Nicola al acercarse a Elizabeth. Elizabeth de inmediato se molesta e intenta golpear a Nicola con odio y rencor que ni ella podía controlar, pero eso solo fue un triste intento de mostrar su inconformidad ante ese ruso que solo la utilizaba. Nicola esquiva el golpe y toma a Elizabeth del cuello con su imponente brazo mecanizado levantándola lentamente del suelo. — Elizabeth, ya sabes lo que pasa si intentas provocarme— dice Nicola mientras estrangula a Elizabeth. Elizabeth no era una empleada, era una prisionera, ella debía trabajar para Cyberwor si quería preservar lo que más amaba; a alguien de su misma sangre. — Ahhh, vete al diablo ruso malnacido. — responde Elizabeth con apenas poder respirar. — Ja, eres tan odiosa como siempre, pero al final, eres muy valiosa como para asesinarte, si quieres que “Sara” viva, entonces, has lo que te pido. — responde Nicola al dejar a Elizabeth en el suelo. Elizabeth se levanta y antes de salir del lugar, ella le dice a su jefe, al hombre que más odia, algo, algo que Nicola ya esperaba escuchar. — Algún día, salvaré a sara, y cuando lo haga, crearé un arma que te destruirá a ti y a todo Cyberwor. — dice Elizabeth con el resentimiento más grande que podría sentir una mujer apresada por un monstruo, como el director en jefe de la compañía, Nicola Volcof. Nicola sabía que Elizabeth decía la verdad, pero también sabía que Elizabeth estaba acorralada, él la tenía prácticamente en la palma de su mano, por esa razón, en ese momento, la subestimó, un error del cual se arrepentirá en el futuro. — Estaré esperando esa arma, señorita Elizabeth — dice Nicola subestimando a esa chica, a la científica más increíble que jamás pude conocer. La tecnología artificial esta desempeñada en reglas, las más importantes se basan en preservar las vidas de nuestros creadores los humanos; cuando fui activado, conocí a dos personas que jure proteger y la verdad, jamás imagine hacer cosas que nunca se me fueron programadas en mis sistemas, y esa es una historia que les contare después. De regreso a su oficina, Elizabeth frustrada y notablemente molesta, regresa a su trabajo, los científicos que estaban bajo su supervisión, se preocupan ya que su jefa, estaba de muy mal humor. — Señorita Elizabeth, ¿está usted bien? — dice el científico,”1” — ¡estoy bien! — grita Elizabeth con ira. — Señorita. ¿Por qué no se toma un tiempo, nos encargaremos de los sistemas y archivos que faltan para el programa “T1” — dice la científica “2” — Muy bien, ya que están tan confiados en eso, me iré a casa, pero… para mañana, quiero que terminen los sistemas de interacción de misiles de corto rango con efectividad de sistemas del 100% — ordena Elizabeth. — ¡Pero señora…! es imposible que lo hagamos, no podemos llegar al 100%. De efectividad. — recalca uno de los subordinados de Elizabeth. — Es verdad señora, no podemos sincronizar los algoritmos en tan poco tiempo, usted… debe estar bromeando. — dice una de las asistentes de Elizabeth. Todos los científicos se preocuparon por la orden de Elizabeth, pero ella no sería buena, ni siquiera con sus subordinados. — No me importa, se quedarán hasta que lo logren, ¿o acaso quieren perder este trabajo? — responde Elizabeth con frialdad y maldad. Los científicos, también eran prisioneros en Cyberwor, no como Elizabeth claramente, ellos no estaban amenazados, pero si estaban presionados, la fama de Cyberwor para sus empleados era algo preocupante, si eres un empleado de Cyberwor y eres despedido, aunque seas una buena persona y muy trabajadora, jamás volverás a obtener un empleo, ya que Cyberwor aunque lo desmienta, se encarga de que sus empleados que fueron despedidos o renunciaron por cuenta propia, terminen literalmente sin algún tipo de empleo, ya que el espíritu de esa malvada compañía era destruir a sus ex empleados por ser unos traidores. — No señora, no queremos ser despedidos— responde el científico “1”. — Bien, porque ya saben lo cruel que podemos ser con los novatos en esta compañía — responde Elizabeth al dejar el enorme laboratorio. Cuando Elizabeth dejo el laboratorio, sus subordinados, comenzaron a expresar lo que sentían. — Maldita. — Perra. — Descarada. — No es posible que cumplamos con lo que nos exige esa niña. — Elizabeth Croff es una desgraciada. — Nadie la quiere. — ¿Cómo puede ser tan cruel?? — Por ser una genio se cree mejor que nosotros. — Algún día ella pagara. Los científicos al igual que la mayoría de empleados de la compañía, odiaban a Elizabeth, por ser una muy mala jefa, una persona cruel, que solo ve los resultados por encima del sacrificio, para todos los científicos de bajo rango, ella era la típica jefa odiosa, una persona horrible para todos… Elizabeth escucho esos murmullos, ella jamás se retiró de la puerta del laboratorio, ella sabía que todo el mundo la detestaba por todo tipo de razones sobrevaloradas, pero, aun así, ella debía ser cruel, para proteger a una persona, una persona muy especial de las garras del director de la compañía, del monstruo conocido como “Nicola Volcof.” — Perdón chicos, pero debo complacer a ese maldito monstruo— susurra Elizabeth en la puerta del laboratorio. Elizabeth se reúne en su aero—limosina, un vehículo aéreo muy lujoso que ella disponía gracia a la enorme capital monetaria que ella misma se forjó, al ser una chica rica, inteligente y hermosa, Elizabeth mantenía un estilo de vida envidiable. un robot-chofer le abre la puerta para que Elizabeth pueda subir a su lujoso transporte. — Hola señorita Elizabeth, ¿Qué tal estuvo su día? — dice su chofer autónomo. — Como un asco, mejor cállate o te remplazare con un modelo nuevo— responde Elizabeth al pobre robot. — Disculpe, pero estoy programado para ser cordial, si dije algo que la ofendió, tengo programado preguntas de psicología que la harán cambiar esa actitud negativa por positiva. — responde el robot ignorando la mala actitud de Elizabeth. — Yo opino que te calles y me lleves a casa en completo silencio, Confirma comando. — dice Elizabeth. — Comando confirmado— responde el robot chofer de Elizabeth antes de callarse. Cuando una inteligencia artificial, se le da un comando, debe confirmarlo a toda costa, el “confirma comando” es una orden directa que un robot, androide y/o inteligencia artificial, jamás debe rechazar, rechazar el comando es rechazar toda la programación, es imposible que un robot pueda negarse a un comando dado por un humano. Mientras Elizabeth, va de regreso a su lujosa mansión, ella decide activar una Olo-pantalla para ver las noticias locales y como siempre, ella y la compañía eran el centro de atención. — ¡En últimas horas! Se han informado que la compañía armamentista internacional “Cyberwor” ha confirmado un nuevo contrato armamentista con la fuerza aérea colombiana de un satélite de energía térmica conocido como “ DRAGO-N1” un dispositivo armamentista capaz de destruir una flota armada de un solo uso, queremos recalcar que esta monstruosidad armamentista, jamás pudo ser lograda si no fuera por la ayuda, de una de las genios más impresionantes según la revista “BRAIN” “Elizabeth Croff” hija del fallecido científico “Joseph Croff” una leyenda en la tecnología IA. — anuncia una de las presentadoras del noticiero local. — Es una pena que la hija mayor del doctor Croff, prefiriera usar su gran intelecto, para crear armas de enorme destrucción, si no fuera por ella, la tecnología de concentración solar, no hubiera alcanzado un gran avance, un avance que la compañía Cyberwor uso para crear un arma como el nuevo satélite “DRAGON-N1” — dice uno de los camaristas del noticiero. Elizabeth era muy buena desarrollando armas para “Cyberwor” pero eso hizo que el mundo la reconociera como una científica que usa su don, para un principio bastante nefasto, el crear armas, no para mejorar el mundo, si no para empeorarlo, dando así mala fama al apellido que su padre se esforzó para ser respetado, pero al final, el apellido “Croff” termino siendo manchado por armas que Elizabeth poco a poco iba desarrollando. — Mm, otra vez, soy la villana— dice Elizabeth en voz alta desanimada y afectada por los malos comentarios. Después de veinte minutos de viaje, Elizabeth al fin logra llegar a su lujosa mansión, la cual era la mansión más prestigiosa de nuevo york, pero, aunque fuera enorme y lujoso, Elizabeth, no tenía con quién compartirlo, solo con robots y androides que estaban a sus servicios. Eso sin mencionar a a la inteligencia artificial mas liberal que pude conocer. — ¿Atena, estás ahí? — dice Elizabeth en voz alta. — Hola Elizabeth, ¿cómo está mi humana favorita? — responde “Atena” la inteligencia principal de la mansión. — Estoy bien, ¿Cómo está mi inteligencia artificial preferida? — responde Elizabeth al poner su bolso en el estante de la entrada. — Bueno, soy la inteligencia artificial más avanzada que pudiste crear, es normal que sea tu preferida— responde Atena. — Tushe, ¿Alguna novedad? — Bueno, como siempre tienes decenas de propuestas de trabajo para distintas compañías a nivel global, pero como siempre, decidí borrarlas de tu correo— responde Atena. — Gracias, aunque quisiera, cyberwor y ese monstruo no me dejarían aceptar esas propuestas de trabajo, ¿algo más? — dice Elizabeth al sentarse en su lujoso sofá. — Las r************* , nuevamente te critican por el nuevo satélite “DRAGO-N1” — responde Atena. — Ya veo… tarde mucho tiempo creando esa tecnología, pero supongo que no debo sorprenderme, yo también me odio por usar el don que papá me heredo en armas para esa compañía. — responde Elizabeth totalmente frustrada. — Si tan solo la gente pudiera conocer tu pasado Elizabeth, ¿deseas hablar? Detecto signos de frustración y tristeza en tu cerebro. — dice Atena. — No, déjalo, iré a dormir, programa mi comida en tres horas, hoy deseo comer carne de cerdo sintético bañado en salsa de langosta y vino de la mejor calidad— dice Elizabeth al dirigirse a las escaleras. — Está bien, confirmo el comando, su comida estará lista en dos horas, ¿desea algo más? — responde Atena. — No, estoy bien, intentaré comunicarme con Sara— dice Elizabeth al subir al segundo piso de la mansión. — ¿Aún sabiendo que ella la odia? — dice Atena. — Debo hacerlo, aunque ella este en parís, deseo que al menos me responda. — responde Elizabeth con tristeza — Señorita Elizabeth, no hace falta que se preocupe, sé que algún día arreglaran las cosas. — responde la inteligencia artificial con intenciones de alegrar un poco la actitud de su dueña y creadora. — Gracias Atena, pero sequé Sara no me perdonara por lo que le hice hace poco tiempo. — responde Elizabeth triste y afligida. — Ustedes los humanos son rencorosos, pero con el tiempo, las heridas que las carcome, son las que más sanan. — responde Atena. — Lindas palabras, ¿Las sacaste de internet? — Si, encontré más de 182.001 frases y después de leerlas todas, opté por decirte esa. — responde Atena. — Ja, veo que las actualizaciones te hacen cada vez mejor. — responde Elizabeth. — Al menos esperemos que sara, te conteste la llamada, ella se convirtió en un muy talentoso genio. — dice Atena con entusiasmo. — Aun así, no aceptaría una llamada, al menos no de mí. — dice Elizabeth con tristeza. De repente, Atena logra obtener un correo dirigido a su dueña Elizabeth, algo que de seguro la animaría. — Oh, creo que no es necesario que se preocupe — responde Atena. — ¿Por qué? Dilo ya. — dice Elizabeth al caminar por los largos pasillos de la mansión. — Porque sara, viene mañana a la mansión, — responde Atena. Elizabeth al escuchar esa respuesta por parte de su asistente virtual, se impacta de la emoción, pero al mismo tiempo, se preocupa ya que sara era el centro del problema con Nicola y Cyberwor. — ¿Mi hermana volverá a casa? — dice Elizabeth asustada y al mismo tiempo feliz. — Así es, les ordenare a los androides de la mansión que preparen la vajilla elegante. — dice Atena al desconectarse, dejando a Elizabeth, feliz y asustada por la noticia. — Al fin volveré a ver a mi hermanita… — susurra Elizabeth estadio completamente sola.
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