— Al fin volveré a ver a mi hermanita… — susurra Elizabeth sorprendida por la noticia que le dio ATENA, la inteligencia artificial de la mansión.
Siempre se ha sabido que el amor entre hermanas es algo muy complicado, Elizabeth no era precisamente muy querida por muchos, al ser una científica brillante que usaba su intelecto para crear armas avanzadas de capacidades impresionantes, Elizabeth croff era considerada una villana, una mujer que no merecía respeto por la comunidad científica, pero más que nada, Elizabeth no tenía el respeto de su hermana “Sara croff” una brillante artista que se mudó a Francia.
Para Elizabeth la visita de su hermana era algo emocionante, preocupante y hasta malo, ya que Elizabeth trabajaba para cyberwor con intenciones de evitar que ellos lastimaran a su hermana.
— ¿Qué hago? Quiero ver a mi hermana, pero si esta junto a mí, podría ser riesgoso. — susurra Elizabeth mientras abrazaba su almohada.
Elizabeth no podía dormir, su cabeza estaba confundida y asustada, pero ella era inteligente, debía buscar la manera de salvar a su hermana y destruir a cyberwor, para que juntas, pudieran ser libres.
En la mañana siguiente, una androide-sirvienta entra en la habitación de Elizabeth con su desayuno, ella estaba notablemente trasnochada, pero debía levantarse para el día en el que ella volvería a ver a su hermana, una de las mejores artistas de su generación.
— Agggg— gruñe Elizabeth cansada.
— Buenos días ama Elizabeth, le traje su desayuno, huevos, carne sintética y café de la mejor calidad. — dice la sirvienta robótica.
Elizabeth toma su desayuno y rápidamente se sorprende al ver algo en las noticias de su Olo-pantalla.
— ¿cyberwor sacara un nuevo robot? — dice Elizabeth al quemar sus labios con el café caliente.
— Claro madame, ¿desea que descargue la información oficial? — responde la sirvienta automatizada de Elizabeth.
— No gracias, puedes retirarte, hablaré con ATENA. — responde Elizabeth
— Como diga mi señora… — dice la sirvienta automatizada al salir de habitación.
Elizabeth rápidamente llama a su inteligencia artificial personal, la más poderosa inteligencia que pudo crear.
— ATENA … te necesito.
— Buenos días Elizabeth, ¿en qué te puedo ayudar? — dice ATENA con una excelente actitud, algo que Elizabeth no tenía.
— ¿cyberwor me notifico de estos nuevos robots? — pregunta Elizabeth molesta.
— No, revise tus correos y mensajes, nunca te notificaron— responde ATENA de forma directa y sincera.
— No puede ser, se suponía que esos robots de combate estarían listos dentro de tres años, sacarlos ahora es una locura, soy una de las científicas más importantes de la compañía, mi nivel de acceso es de clase alta. ¿Cómo no me notificaron? — dice Elisabeth confundida y notablemente preocupada.
— Si, debe haber una falla, es ilegal que cyberwor decida apresurar esos prototipos— recalca ATENA.
— No, no es un error, ese maldito de Nicola, está usando mis proyectos en secreto, ese no era el trato — responde Elizabeth molesta.
— ¿Qué piensas hacer? — pregunta ATENA.
— Iré a dar la cara, no aceptare que pongan en peligro mi trabajo. — responde Elizabeth al dirigirse a su vestidor para cambiarse.
Elizabeth corre a su enorme cuarto lleno de ropa cara y se cambia para salir, despavorida hacia la puerta principal de la mansión, pero mientras ella logra llegar, la puerta de la mansión se abre por si sola dejando pasar a un gran grupo de robots “mayordomos” que cargaban mucho equipaje, esos robots le pertenecían a nada más y nada menos que a la muy talentosa y reconocida artista “Sara croff.” Algo que a Elizabeth la emocionó y la hizo muy feliz.
— Oh, sara… bienvenida hermanita, creí que llegarías más tarde. — dice Elizabeth sorprendida y nerviosa.
— Hola Elizabeth — responde Sara con frialdad.
Cuando Elizabeth dejo de hablarle a Sara, esta solo era una niña regordeta, pero ahora, que se reunieron después de tantos años, Elizabeth no podía creer que esa hermosa chica de pelo castaño y largo, de hermosas curvas fuera su hermana sara, una adolescente de tan solo 17 años que se ha construido una reputación como una gran artista europea, una chica muy increíble.
— Wow pero mírate, eres una adolescente hermosa. ¿creciste? No eras tan alta cuando me fui a la universidad, este… no te reconozco, ¿desde cuando eres tan alta hermanita?
— Desde que me fui de aquí Elizabeth, tengo 17 años, es normal que a esta edad ya este a tu altura… pero claro, somos dos prodigios de mundos completamente distintos. — dice Sara sin demostrar ni una pisca de alegría por reunirse con su hermana mayor.
Sara y Elizabeth compartían dos poderosos intelectos, Sara era una prodigio en el arte, y Elizabeth en la ciencia, las dos mentes eran completamente distintas, pero, Elizabeth amaba mucho a su hermana y quería esforzarse por ella, algo que Sara no sabía y que obviamente despreciaba.
— Me alegra mucho que volvieras hermanita, tu habitación esta tal y como lo dejaste, me encargué de que las autónomas de la mansión se encargaran de mantenerla limpia. — dice Elizabeth.
— ¿y mis pinturas? — responde Sara.
— Están guardadas y preservadas, son hermosas por cierto, estoy orgullosa de que seas una gran artista, eres increíble hermana — responde Elizabeth.
Sara se acerca a Elizabeth y con una actitud fría y muy cruel, ella le da un claro mensaje a su hermana Elizabeth
— Te diré algo hermana, regrese aquí por nuestro padre, solo quiero quedarme un par de días, no por ti, si no por él. — dice sara.
— ¿me odiaras para siempre? — pregunta sara.
— Si, ¿crees que me siento honrada de ser la hermana de una creadora de armas que matan personas? Papá jamás aparvaría eso…
Elizabeth sabía muy bien el tipo de odio que su hermana tenía en su contra, pero, ella debía proteger a su hermana menor de las garras de Nicola, aunque eso nunca se le agradeciera.
— Ja, ¿entonces crees que yo soy la mala? — responde Elizabeth.
— Vi las noticias, cyberwor desarrollo un nuevo satélite de combate con mejoras de tecnología micro solar, la misma tecnología que tú mejoraste. — dice sara con rencor.
Si Elizabeth debía ser la mala, y era tratada como tal, entonces eso hará.
— Ah, esa tecnología, sí, yo la cree, gracias a eso, el satélite DRAGO-N1 podrá atacar a sus blancos, super, ¿no? — dice Elizabeth con arrogancia.
— Eres una desgracia, no debiste heredar el intelecto de papá, ¿Cuánto te pagaron por esa cosa? — responde sara.
— 400 millones por patente, mucho más de lo que vas a ganar con tu arte hermanita. — dice Elizabeth.
— Ah, ya veo… había olvidado que eres una de las científicas más ricas del mundo, pero… — responde sara con una sonrisa.
— ¿pero? — pregunta Elizabeth con intriga.
— Al menos no seré la responsable de crear armas que maten personas, no seré un monstruo. — dice Sara con certeza.
— Ah, que importa hermanita, yo inventó armas, jamás las disparo, no puedes culparme de eso, ahora si me disculpas, iré al trabajo, y si sigues con esa actitud altanera, espero que tomes tus cosas y regreses a tu hogar. — responde Elizabeth al cruzar por la puerta.
— Esta también es mi casa— dice Sara molesta e indignada.
— Claro que no, recuerda quien decidió irse de este lugar, adiós hermana. — responde Elizabeth de broma cruel ante su propia hermana.
Sara claramente se indigna ante la frialdad de esa mujer, pero ella, no solo vino para darse a pelear con su malvada hermana, Sara tenía otros motivos por el cual regresar, y ese era el diario de su padre, un diario que Elizabeth oculto a su hermana por motivos realmente desconocidos; Sara quería recuperar el diario que su padre, un diario con muchas preguntas, pero también con muchas respuestas.
— Okey, es hora de trabajar.
Sara tenia ciertas actitudes muy útiles, una de esas era que ella, era extremadamente inteligente a la hora de sabotear tecnología ajena.
— ¿Quién dice que una artista no sabe manejar artefactos? — dice sara al sacar su pequeño juguete de uno de sus bolsos.
Sara había comprado un artefacto denominado “rompesueños” un dispositivo pequeño con la capacidad de inutilizar cámaras y otros dispositivos lanzando pequeñas hondas electromagnéticas, un dispositivo que cyberwor patento hace dos años, y que por desgracia es un dispositivo que solo el ejército norteamericano tiene acceso, pero por suerte para ella, el mercado n***o estaba vendiendo uno de esos poderosos dispositivos aun precio que solo una millonaria artista podría pagar.
Después de que sara usara el rompesueños para desactivar, cámaras, escáneres y androides de servicio, al terminar de desactivar toda la vigilancia interna de la mansión, ella simplemente se concentró en buscar el diario de su padre.
— Bien, desactivé las cámaras de seguridad y a todos los androides de esta mansión, es imposible que Elizabeth se dé cuenta de mis intenciones. — dice Sara al apagar el pequeño dispositivo del rompesueños.
Después de que Sara procurara desactivar todo rastro de sus verdaderas intenciones, ella decide ir al ático de la mansión, ahí talvez podría encontrar el diario de su padre, del científico Joseph croff; Sara buscó y buscó, pero no encontró lo que ella quería, pero aun así su búsqueda no fue en vano, ya que en una pequeña caja polvorienta, ella encontró el álbum familiar, el álbum que su padre se molestó en conservar aun sabiendo que las fotografías físicas ya eran obsoletas, Sara al ver las fotos de cuando ella era niña y Elizabeth solo una adolescente, ella simplemente comenzó a preguntarse.
— Ay… ¿hermana cuando fue que te volviste tan mala? — dice Sara al ver las lindas fotos familiares.
Sara estaba cansada de buscar el diario que tanto deseaba encontrar, por lo que simplemente decidió bajar del ático; Sara era una artista, su mente era completamente alejada a la ciencia y más a la imaginación, ella no podía entender como su hermana se convirtió en una despreciable mujer, pero eso no significaba, que Sara no la amara, ellas eran hermanas al final de todo, pero después de la muerte de su padre, las dos hermanas tomaron caminos distintos.
Sara jamás pudo conocer a su madre ya que ella murió al darla a luz, Elizabeth fue la única de las dos, que pudo pasar tiempo con su hermosa madre, “Amanda Croff” lo único que Sara sabia sobre ella, era que su belleza y su inteligencia era sobresaliente y anqué su madre fue una mujer con muchos secretos, se sabía que amaba a sus hijas sobre todas las cosas, y eso era algo que el diario de Joseph croff tenia registrado, por esa razón Sara quería el diario, para saber mas sobre su difunta madre.
— Busqué por todas partes, pero no encuentro el diario de papá— dice Sara completamente desanimada. — Si el diario no está en las cajas viejas, ¿en dónde podrá estar? — se pregunta Sara al caminar por los alargados pasillos de la mansión.
Sara sabía que el diario era real, no lo podía confirmarlo con pruebas, pero una corazonada le decía que Elizabeth lo tenía, y que no estaba perdido.
Elizabeth era la única portadora del diario de su padre, y eso hacía que Sara se sintiera mal ya que su padre confió en Elizabeth y no en ella.
Sara reviso cada cuarto de la mansión en busca de su apreciado diario, excepto, por el mas obvio de todos.
— Falta una habitación, pero, no quiero entrar — dice sara al ver la puerta de la habitación de sus padres.
La habitación de sus padres, era el único lugar que Sara juro nunca volver a entrar, después de que su padre Joseph, murió, pero, ella no podía acobardarse, no si quería su amado diario.
— A la mierda, perdón papá, se que odiabas que te molestara en tu habitación. — dice Sara al tocar la perilla de la puerta.
Sara intenta abrir la puerta, pero al hacerlo un lector de huella se activa y bloquea por completo la gigantesca puerta de roble oscuro.
— ¿un detector de huella? — dice Sara confundida.
De inmediato ATENA, asusta a Sara preguntándole que era lo que estaba haciendo.
— ¿Qué estas tramando sara? — dice ATENA asustando a sara.
— ¡AH!! ¿Qué? ¿Qué eres tú? — dice Sara confundida y asustada.
— Yo soy ATENA, la inteligencia artificial de la mansión, tú hermana me creo con adormidos que ni Cyberwor posee. — dice ATENA al presentarse de forma cordial.
— ¿Por qué solo puedo escucharte? — pregunta sara confundida, mirando de un lado a otro.
— Soy una inteligencia artificial muy sofisticada, pero aun así soy un prototipo con muchas fallas, una de ellas es que no pudo crear una proyección física por mis miles de errores, en otras palabras, no tengo un cuerpo. — explica ATENA.
— ¿eres la ATENA que Elizabeth comenzó a programar cuando estaba en la universidad? — pregunta sara.
— ¡Si! Soy yo, es bueno que me reconozcas sara—dice ATENA con alegría.
— Bueno, eres la primera “IA” que mi hermana comenzó a programar, pero ¿no que eres una aberración? — dice sara.
— Que cruel, solo porque sea la primera inteligencia artificial que Elizabeth creo cuando solo era una adolescente, no significa que sea una aberración, poseo mejoras de miles de millones de dólares. — responde ATENA molesta y claramente ofendida.
— Creo que leí sobre ti en un artículo, Cyberwor te rechazo porque posees parámetros inestables de auto programación… ¿Cómo se dice?... eres una IA dramática y que sobre actúa como humana— responde sara rompiendo los sentimientos de ATENA.
— ¿eso dicen? son unos malditos hijos de perra,eh, creo que voy a llorar — responde ATENA .
— ¿Una IA que insulta? ya veo porque nadie te usaría— dice Sara con sarcasmo.
— Si tuviera un cuerpo físico te golpearía mocosa irrespetuosa — dice ATENA molesta.
— No, no lo creo, recuerda las tres leyes, como sea, ¿Por qué el cuarto de mis padres está bloqueado? — dice sara.
— Pues no lo sé… Elizabeth jamás me dio información, solo me dio la orden de evitar que alguien entre. — responde ATENA.
— ¿Por qué? — pregunta Sara muy confundida.
— Eso tampoco lo sé, nunca me dejo compartir esa información, desde que Elizabeth comenzó a trabajar para cyberwor, se volvió muy misteriosa, pero no es tan mala como la gente piensa. — dice ATENA.
— Elizabeth es una creadora de armas, es un monstruo, solo la defiendes porque ella es tu creadora, ¿verdad? — responde sara criticando a ATENA.
— ¡Jaa!… humanas, todas son confusas, por eso dicen que nadie puede entender a las mujeres, como sea, si no te retiras de la puerta de tus padres, activare el sistema de defensa. — responde ATENA con severidad.
— Por favor, desactive a todos los autónomos y cámaras de esta mansión, ¿en verdad tienes sistemas de defensa para el cuarto de mis padres? — dice juzgando las palabras de ATENA.
— Ya lo veras niña.
ATENA de inmediato activa un protocolo de defensa y de como si fuera una broma, un muro de metal cae frente a Sara sellando la puerta del cuarto de sus padres y antes de que ella incluso pudiera reaccionar, doce drones armados con ametralladoras no letales, salen de la nada rodeándola y apuntándola, demostrando el alto sistema de seguridad que Elizabeth había incorporado en todo el lugar; Sara se asusta y se sorprende ante tan extremos métodos de defensa, sobre todo de los drones blindados, que salieron de la nada solo para custodiar un simple cuarto.
— ¿Qué? ¿drones? — dice Sara sorprendida ante tanta exageración tecnológica.
— Eres la hermana menor de la mejor científica e inventora de la corporación armamentista más poderosa del mundo, ¿en verdad pensaste que, con desactivar cámaras y androides de servicios, podrías hacer lo que querías? — responde ATENA con egocentrismo.
— Eres igual a mi hermana, sarcástica y burlona. — dice Sara. molesta.
— Si, mejor aléjate de la puerta, que tal si vamos por algo de comer, les ordenare a los androides de la cocina que preparen galletas— dice ATENA.
— ¿crees que soy una niña? — dice sara.
— ¿prefieres que los drones te disparen sus dardos eléctricos? — responde ATENA con sarcasmo.
— No no quiero, además mi cabello quedaría arruinado por la electricidad ¿las galletas son de chocolate? — responde Sara al rendirse.
— Si… si son.