Mientras Sara comía galletas de chocolate recién horneadas, que Atena amablemente le ofreció después de una breve charla, por otra parte, Elizabeth, ya estaba haciendo de las suyas en la oficina de Nicola junto con los inversionistas, creando un tremendo show, algo que era característica de esta hermosa, inteligente y violenta mujer.
— ¡Son unos hijos de perra! — grita Sara al voltear una de las mesas de la oficina.
— Señorita Elizabeth ¿Qué quiere ahora? — pregunta el inversionista número “1”
— No se hagan malditos ¿Por qué no me dijeron sobre el lanzamiento de los nuevos modelos de los robots de combate? — dice Elizabeth con furia.
— ¿Creímos que no le seria de su agrado? — responde la inversionista número “2”
Elizabeth toma una jarra costosa de porcelana y la rompe con violencia.
— No me digan— responde Elizabeth.
— Mmm, ¿Por qué las mujeres lindas son las más locas? — dice el inversionista “3” en su mente.
— Saben muy bien, que esos robots no cumplen con los parámetros, ¿si saben cuáles son los riesgos que ahí al lanzar esos modelos? — recalca Elizabeth con desdén.
— Según sus estudios, los parámetros de éxito en las funciones de los sistemas están en el 89%efectividad, nuestros técnicos revisaron los prototipos y nos dieron resultados bastante satisfactorios, por esa razón los aprobamos para la creación en masa. — responde la inversionista número “2”
— El 89% resaltan las mejoras mecánicas, no los sistemas ni procesadores, ustedes saben muy bien que esos robots podrían fallar e incluso romper las leyes de la robótica, la cual…
Nicola interrumpe a Elizabeth y con una malicia este dice.
— La… Cual se trata de nunca dañar humanos, todos sabemos las leyes de la robótica, señorita Elizabeth. — dice Nicola al levantarse de su asiento.
— Pero… es ilegal, Cyberwor no pude desarrollar inteligencia artificial que pueda matar humanos sin supervisión de un humano — recalca Elizabeth preocupada.
Nicola camina hacía el frente de una pantalla holográfica y rápidamente da un discurso digno de un líder, un villano, un hombre que solo le interesa una sola cosa, el dinero…
— Señores, doctora; los israelís, los coreanos, los rusos y los chinos, están considerando el pacto de Silas. — responde Nicola.
De inmediato Elizabeth critica esas palabras golpeando uno de los escritorios que estaban en la oficina
— ¡Las naciones unidas prohibió el pacto de Silas el año pasado! es imposible que lo estén reconsiderando. Dice Elizabeth preocupada.
— Pues no, ya que el pacto, es algo necesario en países en guerras, soldados no vivos que están dispuestos a morir por los humanos; cuando el pacto de Silas sea autorizado por la mayoría de países; nosotros estaremos a la cabeza en la fabricación de esos robots dispuestos a tomar decisiones de alto riesgo, matar a un enemigo armado, o no. — responde Nicola al tomar una bala de adorno.
Elizabeth no podía creer lo que estaba escuchando; el pacto de Silas era un pacto que todos los países estaban dispuestos a firmar, en ella se autorizaba a todos los países de primer mundo, el crear robots militares, capaces de matar humanos. El pacto de Silas consistía en desarrollar una IA, capas de analizar probabilidades de guerra en batalla de alto fuego, si un robot militar, se enfrentaba contra un humano armado, el robot podrá usar su inteligencia artificial para decidir matarlo o dejarlo vivo, dependiendo de las circunstancias. Si el humano, es un criminal que pone en peligro la integridad de inocentes, el pacto de Silas le dará total libertad al robot de romper las leyes de la robótica básica, para matar a quien considera enemigo.
El pacto de Silas era algo que iba contra la moral pública, algo que rápidamente fue cancelado y por motivos extraños, nuevamente era algo que estaba siendo reconsiderado. Elizabeth sabía que no era buena idea el pacto de SILAS, pero ella no podía hacer nada, solo sentir temor a la ética de Nicola, ante tanta libertad para los robots que, en pocos días, se convertirían en asesinos.
— Estamos dispuestos a soltar la correa de una bestia que podría comernos— dice Elizabeth aterrada.
— Es el futuro Elizabeth, no llegamos a ser una compañía armamentista líder a nivel mundial, siguiendo la moral ni la ética, damos el arma, no nos interesa quien la dispara… — dice Nicola al osar su mano como una pistola.
— ¡Pero! — grita Elizabeth antes de ser interrumpida por uno de los inversionistas.
— Esto no es asunto suyo señorita Elizabeth, su trabajo es crear, no darnos problemas, por favor retírese — dice el inversionista número “5”
Elizabeth estaba hablando con estatuas, ellos no iban a escucharla, aunque estuvieran consientes que crear robots de combates con programación basada en el pacto de SILAS era muy malo, no les importaba.
Elizabeth al saber que no la escucharían, sale molesta, indignada y hasta preocupada por la próxima movida que cyberwor tomaría en el mundo armamentista. Pero al salir Nicola dice algo que la afecta demasiado.
— Saluda tu hermanita de mi parte al llegar a casa— dice Nicola con una muy tenebrosa sonrisa.
Elizabeth estaba enloqueciendo, ella no podía renunciar, no podía seguir creando armas ni tecnología para esos viles monstruos, ella quería proteger a su hermana, pero… con el miedo constante de que Nicola la lastimara, Elizabeth, no tenía otra opción y perdió la razón en esos momentos, ella no seguirá siendo utilizada por esos monstruos.
Elizabeth toma su pulsera holográfica y se contacta con Atena, para cometer una locura.
— ¿Atena está ahí?
— ¿Qué sucede Elizabeth? tu pulsera detecta indicios de hiperventilación y mucho estrés — dice Atena.
— No importa, ¿Sara está en la mansión? — pregunta Elizabeth.
— Si, aquí esta… ella intento entrar el cuarto de tus padres. — responde Atena.
— No importa, quiero que captures a Sara y la lleves a mi laboratorio— ordena Elizabeth desesperada.
— Pero… señorita mi programación me impide lastimar humanos. — recalca Atena de inmediato.
— No si detectas a mi hermana como intrusa— responde Elizabeth antes de cometer una locura.
— No me diga que vas hacer… eso.
— ¡Atena como tu dueña y creadora, te ordeno que detectes a Sara como intrusa en mi mansión confirma comando! - dice Elizabeth sin pensar en las consecuencias.
— Comando confirmado…
Atena sin ninguna otra opción confirma el comando dado por su dueña y como si fuera una película de terror, toda la mansión comienza a sellarse activando alarmas y drones de seguridad.
— INTRUSA DETECTADA, INTRUSA DETECTADA,
— INTRUSA DETECTADA, INTRUSA DETECTADA,
— INTRUSA DETECTADA, INTRUSA DETECTADA,
Las alarmas se volvieron locas, luces y sistemas se activaron y sara, asustada le pregunta ATENA porque el alboroto, sin saber cuál sería el destino que la esperaría.
— ¿Atena, qué pasa? — dice Sara asustada y confundida.
— INTRUSA, TIENES 30 SEGUNDOS PARA RENDIRTE O SERÁS SOMETIDA CON EXTREMA VIOLENCIA Y CAPTURADA. — dice Atena antes de activar los drones y sistemas.
Sara sabía que ella seria atacada, y sabiendo que no tenía muchas alternativas, ella recurre al instinto primitivo de todos lo humanos. Huir de la cocina de forma desesperada.
— LA INTRUSA DEMOSTRÓ RESISTENCIA, ACTIVANDO SISTEMA DE DEFENSA DE LA MANSIÓN. — dice ATENA al activar drones y robots listos para capturar a Sara por la fuerza.
Sara corre despavorida por toda la mansión, pero, aunque ella corría por todos los pasillos en busca de una oportunidad de huir, el sistema de sellado integrado, había bloqueado las puertas y ventanas de todo el lugar, dejando a Sara acorralada, y mientras ella corría sin idea del porque el ataque, ella solo podía pedir una explicación.
— Atena ¿Qué haces? — dice Sara mientras corre de los drones que la perseguían.
— A usted se le identifica como una intrusa de la mansión Croff, será sometida y retenida hasta que las autoridades se presenten— responde Atena.
Los drones que se acercaban a Sara estaba equipados con dardos eléctricos capaces de someter a una persona de forma infalible y muy dolorosa, Sara no tenía oportunidades; por lo que en un simple acto de desesperación, ella toma una simple y patética escoba de madera y con todas sus fuerzas golpea uno de los drones que venía hacia ella como si fuera una pelota de beisbol, pero, aunque la rapidez y valentía de Sara era algo de admirar, ella no era rival ante la media docena de drones que al fin, la habían acorralado en una de las habitaciones principales de la mansión, Sara no entendía lo que sucedía, y Atena tampoco tenía todas las respuestas.
— ¿Atena?
— Lo lamento sara, no quiero hacerlo, pero, debo cumplir con el capricho de tú hermana. — dice Atena antes de dar la orden de disparar a los drones de la mansión.
Sara cae electrificada por los miles de volteos que habían sido disparados por los drones, dejándola inconsciente y llena de miles de dudas.
— ¿Por qué?... pregunta Sara antes de desmayarse.
— Perdón…
Mientras Sara era llevada a un cuarto secreto de la mansión, Elizabeth por otra parte, estaba tan estresada que no podía mantenerse concentrada, por más de un minuto y eso era algo que sus subordinados sabían.
— ¿Señorita Elizabeth me escucha? — dice el científico “1”
— Ah, eh, si… prosigue. — dice Elizabeth distraída por todo lo que sucedía.
— Como le decía, usted nos exigió terminar los sistemas de efectividad, pudimos terminar los parámetros de interacción de misiles, pero, aunque usted nos lo pidió, no podemos hacer que los misiles interactúen y sean invisibles ante toda tecnología existente— responde uno de los subordinados de Elizabeth demostrando su inconformidad ante su jefa exigente.
— No importa, déjalo así, que todos se vayan a sus casas y descansen, pasado mañana quiero los informes en mi oficina, ¿de acuerdo? — responde Elizabeth con prisa.
— Eh… por supuesto señorita Elizabeth, pero… ¿Qué hay de los prototipos de sistemas integrados? Usted nos ordenó mejorar los sistemas en los misiles y drones de combate. — recalca la científica “2”.
— No tengo tiempo para eso, hagan lo que quieran— dice Elizabeth al salir de su laboratorio y rápidamente llama Atena para que le informe sobre la situación.
Elizabeth camina de forma rápida por los pasillos del complejo y rápidamente llama a ATENA para saber que sucedió con su hermana menor.
— Atena, informe de la situación— dice Elizabeth impaciente.
— Logré someter a Sara, los robots de la mansión la están llevando a una habitación cerca de su laboratorio secreto— responde Atena.
— ¿Y ella sufrió? — pregunta Elizabeth.
— No mucho, solo se desmayó al recibir una fuerte cantidad de electricidad, cuando despierte presentara signos de mareos y confusión junto con una fuerte jaqueca. — explica Atena con ímpetu.
— Entendido, iré a casa en seguida, mantenme informada — ordena Elizabeth al cortar la llamada.
— Si señora.
Elizabeth rápidamente sube al estacionamiento y se monta en su elegante transporte aéreo para, llegar rápidamente a casa; Cuando ella se sube a su elegante y avanzado transporte, se sorprende al ver a Nicola en su asiento trasero, sentado disfrutando de un trago de vodka.
Elizabeth se sorprende y se preocupa ya que ella no estaba de humor como para lidiar con su mayor enemigo.
— ¿Nicola?
— Oh, espero que no sea una molestia, pero quería hablar contigo sobre algo. — responde Nicola al agitar levemente su vaso de cristal.
Elizabeth no sabía qué hacer, no sabía que iba a pasar, pero debía estar controlada, ya que Nicola era el típico hombre que podía oler el miedo de las demás personas.
— ¿Qué haces en mi transporte? — dice Elizabeth con rabia.
— Tranquila, mejor sube — dice Nicola al levantar su bazo de vodka.
Nicola no quería ir con rodeos con Elizabeth, así que, sin demora, comienza a intimidarla. Algo que Elizabeth no podía evitar.
— ¿Y bien? ¿Vas a matarme en mi propio auto? — dice Elizabeth de forma directa.
— Aún no… ¿Cómo podría yo matarte? — responde Nicola con sinceridad y arrogancia.
— ¿Qué es lo que quieres? ¿Por qué no me dejas en paz? — dice Elizabeth.
Elizabeth estaba harta de ser la “gansa dorada” para ese sucio hombre, un cruel villano, que solo le importaba el dinero; Nicola al escuchar esa pregunta responde de inmediato, con una sonrisa desesperante para Elizabeth.
— Porque tú y tu hermana son mías, tú y Sara me pertenecen, ustedes dos son mías y jamás las dejare libres. — responde Nicola al besar a Elizabeth con intensidad.
Cuando Elizabeth fue besada por Nicola, ella solo sintió asco y deseos de morir, y al escuchar esa respuesta por parte de ese ruso, ella ya no sabía qué hacer.
— Bueno, espero que cuando el pacto de Silas este aprobado, puedas iniciar con nuevas fases para nuestros nuevos prototipos militares y una cosa más… saluda a tu hermana de mi parte, claro, cuando recupere la conciencia después de ser atacada, por tus drones de seguridad— dice Nicola al bajarse del vehículo.
Elizabeth no dijo ni una palabra, solo pudo gritar en su cabeza y maldecir en silencio. “lo mataré, juró que lo haré”
Después de eso Elizabeth simplemente, le ordena a su robot chofer, llevarla a casa, para poder atender algunos asuntos familiares.
— Chofer, llévame a casa, debo lidiar con una adolescente. — dice Elizabeth al limpiar sus labios con una servilleta.
— Como ordene señorita Elizabeth— responde el robot chofer al activarse para conducir.
Cuando Sara recupera la conciencia, ella se asusta al despertar dentro de un cuarto blindado, una habitación completamente sellada por cristales gruesos, sin poder entender que estaba pasando.
— ¿Qué esta habitación? — dice Sara confundida.
— Es una habitación blindada equipada con escáneres medico de alta generación — responde Elizabeth, al otro lado del cristal.
— ¿Hermana? ¿Qué sucede? — dice Sara aterrada.
— Cálmate, le ordene a Atena traerte aquí, debo hacerte estudios para asegurarme que no tengas algo que pueda comprometer tu vida. — responde Elizabeth al dirigirse a un panel de control.
— ¿Qué pueda comprometer mi vida? — dice sara aterrada.
— Si, no puedo contarte todo, pero… cuando termine con esto, no espero que me perdones, solo espero que lo entiendas. — dice Elizabeth al activar maquinaria de escaneo.
Sara estaba asustada, aterrada, no sabía que sucedía y de repente una nube de humo comienza a salir de la ventilación del cuarto donde ella estaba apresada.
— Elizabeth… ¿Qué es eso?... ¡Ayúdame, ayúdame! — suplica Sara antes de terminar desmayandose por el gas tranquilizante.
— ¡Elizabeth!
— Perdón hermana… — dice Elizabeth al ver a su hermanita menor caer al suelo.
Elizabeth quería salvar a su hermana y sin importar que era lo correcto o lo incorrecto, ella la salvaría a como diera lugar