Capítulo 25. R3V3— N1.

883 Words
Capítulo 25. R3V3— N1. La vida es una montaña de emociones, una montaña rusa de altos y bajos, con sorpresas todos los días, algunas buenas y otras malas, como por ejemplo, encontrarse un billete tirado en la calle o que te enamores sin esperarlo, algunas cosas son inesperadas y buenas, como por ejemplo recibir un paquete ajeno por error  ¿a quién no le ha llegado un paquete ajeno por error? algunos deciden devolverlo y otros conservarlo, también depende del paquete, puede ser algo costoso, o simplemente basura, algún cachivache que se compró en internet. Bueno, Sara, era una más, en esa lista de personas que recibieron un paquete, “por error”, lo cual lleva a una única pregunta ¿lo conservará o lo devolverá?   —    ¿Qué están haciendo aquí? — dice sara confundida. —    Oh, buenos días señorita, somos de la compañía de entregas, AMASING, venimos a entregarle su paquete. — dice uno de los robots de entrega.   —    Aja, denme un segundo. Sara se adentra en la cocina y decide llamara a Atena. —    Atena, ¿quieres hacer algo con esos androides? — ordena Sara. —    A la orden Sara. — dice Atena al activar la seguridad de la mansión. De inmediato, cinco drones de combate, salen de la tierra, y rodean a los pobres robots que solo cumplían con su trabajo de reparto. —    Muy bien, señores, tienen exactamente diez segundos para hablar, antes de que les llene los circuitos de plomo. — Dice Atena de forma amenazadora. —    ¿no entendemos porque nos apuntan con armas de alto calibre? — responde uno de los repartidores. Sara no sospechaba que esos robots, fueran peligrosos, además, el verlos, solo le traía recuerdos de un androide que le salvo la vida. —    Atena, no creo que estos autónomos, sean malos, míralos, son los mismos modelos que el androide repartidor C4, que me salvo de Alexander. — dice Sara en defensa de los repartidores. —    ¿segura? Mi protocolo en estos momentos me dicta destruir cualquier cosa que se acerqué a ti.   — responde Atena antes de darle la orden a los Drones de disparar. —    Espera, primero, quiero que los escanees, si no son realmente robots repartidores, llénalos de plomo. — dice Sara. —    Eh… ¿desea darnos una estrella? — dice el robot repartidor confundido. —    Pero… Sara… —    No me discutas Atena, Confirma comando. — dice Sara con seriedad. —    Jaaa, okey… Atena, hace que los drones, desactiven sus ametralladoras, para escanear los robots repartidores, esos supuestos autónomos que solo querían hacer su trabajo. —    Ah, interesante. — dice Atena al terminar el escaneo. —    ¿Qué encontraste? Armas, bombas, sistemas de ataque, cuchillas escondidas. ¿Qué es Atena?   — replica Sara. —    Pues…, tenías razón, no eran robots falsos, en verdad son repartidores. — explica ATENA. —    Ah… ya sé, seguramente vienen a entregar los androides de servicio que ordenamos, para remplazar a los autónomos que Genesis destruyo. — dice Sara. —    No, lo dudo, ordené un máximo de doce androides modelo “DONCELLAS”  para la limpieza y reparación, pero… —    ¿pero? —    Escaneé el paquete, y solo viene un Androide de compañía R3V3—N1. — responde ATENA. —    ¿y ese es peligroso? — dice sara. —    No, no tiene nada de peligroso, es inofensivo, el modelo R3V3 no tiene armas de combate, lo cual me lleva a una pregunta, ¿Por qué lo trajeron a este lugar? — dice Atena. —    No lo sé, talvez elizabeth lo ordeno, como sea, guarda los drones y que los repartidores entren el paquete, si es una entrega equivocada, pues lo regresáremos a la compañía. — dice sara despreocupada.  —    Es un buen punto, desactivando drones. — dice Atena antes de desconectarse. Los drones de combate de la mansión, guardan sus armas y regresan a sus respectivos lugares, dejando a Sara a solas con los autónomos de entrega. —    ¿y bien?, pasen y dejen el paquete en la sala. — dice sara. —    Si señorita. —    Como ordene. Los robots repartidores, sin mucha complicación, dejan el enorme paquete del tamaño de un refrigerador enorme en la sala, como si fuera una sorpresa de navidad. Sara no se interesaba realmente en el paquete, para ella, seguramente solo era un pedido de su hermana Elizabeth.; Sara realmente solo quería saber algo. —    ¿Qué serie son ustedes? — Pregunta Sara. —    Los dos somos robots repartidores modelos C9 y C7. — responde el autónomo. —    Ya veo, ¿saben algo del robot repartidor modelo C4? — pregunta Sara. —    Lo lamento, pero, por nuevas órdenes de la compañía, no podemos compartir esa información debido un accidente. —    ¿no pueden hablar de C4? … eso es muy raro, bueno, si saben algo de él, díganle que le agradezco por ayudarme. — responde Sara. —    Claro, ahora si nos disculpa, tomaremos su firma y nos marcharemos. — dice el robot repartidor C7 al acercarse a Sara con una tableta electrónica. —    Claro… Después de que Sara firmara la confirmación de entrega, los dos robots repartidores se marchan en un Aero -camión de AMASING, dejando a Sara, a solas con el enorme paquete sin saber que ese sería el paquete que le cambiaria su vida por completo. 
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