Punto de vista de Aurora:
Incluso con mis párpados cerrados, podía sentir la intensa luz del sol; gemí y me coloqué boca abajo. Mi cabeza golpeaba como si alguien hubiera lanzado toneladas de ladrillos a mi alrededor; incluso mis extremidades se sentían extrañas, como si me hubieran pasado por el exprimidor o algo así. No pude evitar recordar mi extraño sueño de anoche. ¿Todos se habían convertido en criaturas parecidas a perros-lobo? ¿Cómo lo llamaban, licántropo o algo así? La escuela de medicina definitivamente había hecho estragos en mí; quién sabía que estudiar sobre el cuerpo humano y las enfermedades me llevaría a tener sueños sobre criaturas de las que los padres cuentan a sus hijos para asustarlos a la hora de dormir. ¡Definitivamente necesitaba unas vacaciones!
Estirando mis extremidades, no pude evitar admirar el suave y sedoso material debajo de mí; ¿cuándo conseguí sábanas de seda? Y, ¿desde cuándo mi cama se volvió tan cómoda? No es que antes no lo fuera, pero se sentía como si estuviera durmiendo sobre una nube de plumas y el espacio era enorme. Soltando mi cabeza de la almohada y abriendo los ojos, parpadeando varias veces para ajustarme a la luz del sol, miré a mi alrededor. En el momento en que mi visión se ajustó, me senté derecho en la cama, agarrando las sábanas a mi cuerpo mientras miraba a mi alrededor, horrorizada.
¿Dónde demonios estaba?
No era mi habitación, y por cómo se veía desde la ventana, ni siquiera estábamos en mi casa. Emití un fuerte grito, y al segundo siguiente, Kai, Shawn y mamá irrumpieron en mi habitación.
—Rora, ¿qué pasa? ¿Estás bien? —dijo Kai.
¿Cómo llegaron tan rápido? Los eventos de ayer me golpearon como un tsunami. No fue un sueño; estaban allí, mi graduación, la cena, la carta de papá, y luego todos ellos convirtiéndose en estas monstruos peludos y lobunos. No pude evitar gritar y saltar de la cama cuando todos intentaron acercarse a mí.
—No, aléjense de mí. No se acerquen a mí —grité.
Pude ver el dolor reflejado en sus ojos. Nunca antes me había comportado así, ni siquiera había levantado la voz. Pero demonios, no me importaba en ese momento. Ellos eran estos mutantes jodidos y afirmaban que yo también lo era. Todos debían alejarse de mí.
—Cariño, por favor, cálmate...
Antes de que mamá pudiera decir otra palabra, exploté.
—Cálmate, ¡cálmate de maldita sea! No puedes estar hablando en serio. Ustedes prácticamente destruyeron todo lo que sabía de la vida en cuestión de un día. Decirme que soy un mutante jodido como ustedes y que papá lo sabía todo, y además, tú y Shawn son supuestamente compañeros. ¡Vaya mierda, mamá! grité.
No era una chica que jurara mucho, pero en ese momento no me importaba mi lenguaje. Pensé que necesitaban ayuda médica, y con gusto les conseguiría y cuidaría de ellos, pero por lo que parecía, yo era la que iba a ingresar a rehabilitación.
¡Mi vida era una mentira! Incluso papá mintió, nunca me dijo nada, siempre me mantuvo en la oscuridad cuando se mencionaba el tema de mamá, y luego Kai, en quien confiaba más después de papá, ni siquiera se molestó en decirme algo. No era el hecho de que yo fuera algún mutante jodido como ellos lo que me tenía tan emocional, sino que todo era una mentira. ¿Cuánto de mi vida fue inventado? ¿Cuánto quedaba por descubrir? ¿Acaso ninguno de ellos pensó que yo era lo suficientemente digna como para saber que era una mutante rara o por qué mi familia estaba tan arruinada desde el principio? ¿No pensaron ni una vez que venir veinte años después con esta información me iba a hacer daño? Incluso nana y papa, pensaba que era la niña de sus ojos, pero ni siquiera ellos me contaron nada. Había madurado mucho antes de mi edad, después de que mamá se fuera y la enfermedad de papá empeorara con los años; era lo suficientemente madura para manejar la verdad, incluso la jodida verdad de que mi familia y yo éramos estas cosas mutantes lobo-licántropos. Todo lo que me golpeó como un rodillo me hizo colapsar; me desplomé en el suelo donde estaba parada, con lágrimas corriendo por mis mejillas mientras miraba a mi supuesta familia.
—¿Por qué? ¿Por qué ocultaron todo esto durante tanto tiempo? ¿Por qué me mintieron toda mi vida, haciéndome creer que todo era normal? ¿Por qué? — dije, mirando directamente a mamá.
Mis ojos cubiertos de lágrimas suplicaban una respuesta. Finalmente habíamos hecho algún progreso en nuestra relación y ella lo arruinó mintiéndome toda su vida. Ella simplemente apartó la mirada; pude ver lágrimas en sus ojos mientras intentaba limpiarlas discretamente.
Bufé ante su reacción, ni siquiera intentando ocultar el dolor en mis ojos. Me volví hacia Shawn y Kai.
—Y tú, Shawn, haciéndome llamarte papá, sabía que tenías problemas con papá, pero me tratabas como a una hija, ¿o todo eso fue una mentira solo para impresionar a tu supuesta compañera? Porque si realmente me considerabas familia, deberías haber dicho algo —le dije a Shawn.
Él quedó sorprendido por mi tono. No lo llamé por su nombre en todos estos años. Cuando mamá me lo presentó por primera vez después de casarse, él insistió en que lo llamara papá. Me trató como si fuera su propia carne y sangre, nunca mostrando favoritismo entre Kai y yo; éramos ambos sus hijos. Así que sabía que llamarlo por su nombre lo golpeaba, y la culpa que se agitaba en su mirada probaba aún más mi punto.
—Y tú, Kai, estabas ahí cuando estaba a punto de rendirme; fuiste parte de mis momentos buenos y malos. Te confié cosas que ni siquiera le conté a papá. ¿Así es como me pagas? Escondiendo cosas —le dije a Kai.
En lugar de recibir una respuesta, todo lo que obtuve fue silencio por parte de los tres. ¿No estaban todos ansiosos por hablar ayer? ¿Y ahora qué? ¡El lobo les ha comido la lengua! No necesitaba su conciencia culpable, necesitaba respuestas.
—Digan algo, cualquier cosa, por favor. ¿Por qué? ¿Por qué me lastiman de esta manera? —susurré, cansada de todo, harta de la vida; extrañaba a papá, a casa y ser la inocente Aurora.
Mientras enterraba mi cabeza entre mis rodillas y abrazaba mis piernas, dejé caer mis lágrimas.
Los oí suspirar a todos y luego sentí cómo alguien acariciaba mi cabeza. Sabía que era mamá, pero no levanté la vista.
—Mi cachorra, mírame, por favor...
Susurró, pero no me moví. Ella acarició mi cabeza, alisando mi desordenado cabello, luego tomó mi cara con un toque suave y me hizo mirarla; pude ver las lágrimas corriendo por sus mejillas, sus ojos mostrando nada más que culpa y amor por mí.
—Lo siento, mi cachorra, lo siento mucho. No fue que no confiáramos en ti; no queríamos perturbar tu vida. Finalmente te habías recuperado después de la separación de tu padre y yo. Tenías una meta en mente y no queríamos preocuparte. Créeme, querida, tu padre y yo siempre planeamos decirte quién eras una vez que terminaras la escuela. Eres nuestra luz, nuestra estrella, mi cachorra; nunca, ni por un segundo, pienses que no confiábamos en ti. Hay tanto que no sabes, Aurora, que nos llevó a no decirte, y prometo contarte todo, pero amor mío, primero necesito que te calmes y tengas la mente clara —dijo mamá, abrazando mi cabeza contra su pecho mientras yo envolvía mis brazos alrededor de su brazo y lloraba, lloraba por papá, por la frustración acumulada a lo largo de los años y por la pérdida de una familia.
Después de llorar todo lo que mi corazón necesitaba y mamá susurrándome dulces palabras al oído, finalmente me calmé. Al levantar la vista, vi a un preocupado Shawn y a Kai mirándome. Dándome cuenta de que en mi arrebato de ira también les había hecho daño cuando ambos no habían sido más que amorosos conmigo, me acerqué a Shawn y lo abracé.
—Lo siento, papá, no quise decir lo que dije; sé que no eres del tipo de manipular a alguien. Fue un arrebato de ira. Por favor, perdóname —dije, mirándolo.
Shawn sonrió y besó mi cabeza, abrazándome fuerte contra su pecho.
—Nunca, Rora, nada cambiará el hecho de que eres mi hija y te amo. ¡Entiendo! Tu reacción fue justificada; me preocuparía si estuvieras bien con todo sin reaccionar —dijo Shawn.
Sonreí y me puse de puntillas para darle un beso en la mejilla. Dándome otro beso en la cabeza, me soltó y fui hacia Kai. Antes de que pudiera decir algo, fui envuelta por su abrazo.
—Lo siento, Rora. Por favor, perdóname. Créeme, quería contarte todo, pero como mamá dijo, el momento y el lugar nunca fueron los adecuados. No sabes cuánto me dolió ocultarte algo. Por favor, no pienses que lo hice a propósito. Te amo..
Antes de que pudiera continuar con su discurso, puse mi mano sobre su boca, haciéndolo callar. Él me miró con las cejas levantadas.
—Hablas demasiado, hermanito; pensé que no necesitabas un terapeuta, pero lo estoy reconsiderando —bromeé, aligerando el ambiente.
Al ver mi expresión, vi la tensión abandonar los hombros de Kai mientras me envolvía en otro abrazo y se frotaba la coronilla de mi cabeza.
—Te amo, Rora; lo siento —dijo Kai.
Abrazándolo, me acurruqué en su fornido pecho.
—Yo también lo siento, hermanito —dije.
Soltándonos el uno al otro, nos sonreímos mutuamente. Girando y enfrentando a mamá y a Shawn, dije:
—Cuéntenme todo. Quiero saber todo. Quién soy, qué soy y si soy esta cosa de licántropo, ¿por qué no puedo transformarme como ustedes?