Rebusco aprovechando el momento a solas, mi teléfono dentro de los bolsillos. Oigo los insultos lanzados al vacío de Ámbar por no poder encontrar su laptop, y sonrío. Indudablemente la morena es un auténtico huracán de todo., de defectos, virtudes, buenos consejos y errores garrafales., pero aún así la amo. Adoro a mi mejor amiga. Suelto carcajadas casi silenciosas tras oírle maldecir al armario con que seguramente se habrá golpeado., y desbloqueo la pantalla del móvil. Expresa dirijo los dedos a la agenda de contactos y marco el número de Sam para enviarle un mensaje de texto, (algo tardío) dónde le confirme que estoy bien., > Evito llamarla. Más sencillo resulta mentir a través de los textos, fingir que acompaño a Ámbar en algún desamor o tarea mal desarrollada, que tartamudear dic

