PROLOGO

983 Words
10 AÑOS ATRÁS -Kali – La voz de mi padre truena por toda la bodega. Estoy sentada en el piso, jugando con mi daga y abriendo uno de los tantos conejos que mi madre me compra. Me encanta el color de la sangre, como el liquido carmesí de escurre con mi manos, y me fascina ver como la vida se escapa de un ser vivo. Giro la cabeza, para ver a mi padre. Lo veo caminar con las manos metidas en los bolsillos, hoy ha dejado los vaqueros y la usual chaqueta de cuero, y los ha reemplazo con un traje de tres piezas, hecho a la media. Su cabello está peinado hacia atrás, con los años se ha dejado crecer un poco de barba, pero sigue siendo la persona que más admiro y el hombre más bello del puto mundo. -Padre – Lo miro a los ojos. La hubiera gustado sacar sus ojos, tiene un color único. En cambio, heredé el color de ojos de mi madre y el cabello n***o azabache de él, mi madre me dice que soy físicamente parecida a mi tío, ya que él tiene el color gris de mis ojos y el cabello n***o azabache, pero tengo la personalidad de mi padre. Mi tío Travix vive aterrado por eso, ha intentado según él ayudarme, tratando de que no sea tan sádica como mi padre, pero todos sus intentos se han dio por el caño, ya que no necesito ayuda, simplemente quiero ser como soy. Y, sobre todo, mi padre se siente orgulloso de que así sea. -Deja ese conejo y ven que te quiero mostrar algo – Me dice con su usual tono calmado. Nada comparado a lo que es cuando acaba la vida de otra persona. Lo sé porque me deja observarlo. Mi padre dice que no debo temerle a la sangre, que ese líquido no tiene valor si no es la de nosotros, somos grandes y poderosos, por eso se nos debe respeto, y la vida de cualquiera es menos que la mía. -¿Dónde está madre? – Pregunto. Por lo general pasan todo el día juntos, ya que ambos manejan el imperio que mi madre heredó de su padre. -Está en casa. -¿A dónde vamos? – Lo sigo. Me muero por saber que aventura tendrá hoy para mi. Mi padre, no es un padre, como el de, los demás chicos, es frio, seco, distante, pero bastante posesivo y sobreprotector. No me deja tener amigos hombres. Tampoco es que me guste tener amigos, ni hombres ni mujeres, me parecen aburridos y siempre me tienen miedo. -Vamos a las jaulas, hoy te voy a enseñar a luchar por tu vida. Una adrenalina recorre mi cuerpo, había escuchado de ese sitio, mi tío Travix siempre le dice a mi padre que es hora de dejarlo, que un día de esto van a matarlo, pero mi padre se niega, dice que ahí puede descargar el estrés y ser el mismo. Es algo tonto, ya que nunca deja de ser el mismo, el tipo que odia a la humanidad entera, el tipo que quita la vida de las personas por deporte o porque no le gustó como le contestaron, o porque simplemente miraron a mi madre. Es el subjefe más sanguinario y sádico que ha tenido la organización, y como dicen por ahí. "Devil no perdona" "Devil no da segundas oportunidades" -Mi madre está de acuerdo – Indago. -Yo después me arreglo con ella – Me dice en un tono bastante sugerente. Blanqueo los ojos, sé cómo se arreglará con ella, y me estremezco al pensarlo. Mi madre nunca le dice que no, él siempre logra convencerla, con sus "métodos" Caminamos hacia donde tiene el auto, llevo todo mi vestido n***o manchado de sangre, aunque no logra verse, ya que el color logra disimular las manchas. -Pequeño demonio – Mi padre llama, antes de subirme al auto, se pone a mi altura y sus bellos ojos miel, hacen contacto con el gris de los míos – El jodido mundo es tuyo si tu así lo quieres, solo tienes que pedírmelo y lo podré a tus pies, pero tambien quiero que aprendas a conseguir las cosas por ti misma, a no dejarte de nadie y a saber que tienes la capacidad de eliminar los estorbos del camino. Nunca te avergüences de lo que eres en realidad, y sácale provecho a todo. Eres una princesa que pronto... -Será una reina – Termino la frase por él. -Y las princesas... -Son exclusivas, y no se mezclan con cualquiera. -Porque entonces... -Dejan de ser exclusivas. -Esa es mi pequeño demonio. Me toma de la mano y me sube al auto. Conduce por unos minutos y llegamos a una bodega, un tipo ya nos está esperando en la entrada. Mi padre sale del auto, camina hacia mi puerta, la abre, me extiende la mano y yo la tomo. Lleva un brillo siniestro en los ojos, el mismo que le veo cuando está por jugar con su presa, mi padre es de quitar la vida lenta y dolorosamente, mi madre en un poco más rápida, y yo heredé el juego previo de mi padre. Me gusta jugar, antes de arrebatar una vida, ver en la victima el temor, el miedo, la zozobra, de no saber cómo va a morir y por cuanto tiempo lo voy a torturar, dicen que soy una versión mejorada de mi padre y yo lo creo. No tengo empatía. No conozco lo que es el dolor. Soy una chica criada para gobernar un reino que pronto será mío. Y si a mi padre le temen, a mi deben temerme el doble. -¿Estas lista para jugar? – Pregunta con diversión mi padre. -Siempre he estado lista. Hoy voy a conocer otra manera de sacar todos los demonios que llevo dentro, y hoy se abre un nuevo infierno.
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