bc

Mi Jefe, Mi Sugar Daddy

book_age18+
24.3K
FOLLOW
150.3K
READ
billionaire
love-triangle
playboy
goodgirl
CEO
boss
drama
bxg
suger daddy
city
like
intro-logo
Blurb

Él, necesitaba un servicio muy especial, una acompañante para una fiesta y contrató los servicios de una hermosa chica, 25 años menor .

Ella, se impresionó con la elegancia, la caballerosidad y la ternura con que la trató ese hombre, que bien, podría ser su padre, eso no le importó y le regaló su virginidad.

Ella quiso huir de él y no volver a verlo, tenía miedo de enamorarse y no ser correspondida así que regresó a su ciudad natal, pero el destino ya estaba escrito-

Cuando al fin consigue un trabajo para iniciar su nueva vida, se da cuenta de que su Jefe es... su Sugar Daddy.

chap-preview
Free preview
Capítulo 1
Todos los derechos reservados. Esta obra está protegida por las leyes de copyright y tratados internacionales. Identificador 2104097461053 Capítulo 1 Rachel, nació en Chicago, una ciudad hermosa, pero fría, de niña siempre pensó que la cigüeña se equivocó al dejarla allí, con una madre que la colocó en un cesto y la abandonó a las puertas de una iglesia en una fría noche de invierno, su vida en el orfanato no fue fácil, a pesar de ser pequeña, rubia y de ojos azules, nunca la adoptaron, pasó la mayor parte de su vida de un hogar sustituto a otro, su único sueño en la vida era cumplir la mayoría de edad para poder viajar a Florida, dónde debió nacer. Cuando cumplió la mayoría de edad, se llevó una gran sorpresa, la directora del orfanato le dio un cheque con cinco mil dólares, al parecer su madre estuvo enviando el dinero durante algún tiempo, hasta que un día desapareció por completo y no volvió a enviar más, de la noche a la mañana su vida había dado un giro de ciento ochenta grados, era mayor de edad, era libre y tenía cinco mil dólares para viajar a Florida e iniciar una nueva vida. En el avión conoció a Luke un joven muy apuesto de unos veinticuatro años que iba sentado junto a ella, él, se dio cuenta de que estaba muy nerviosa, porque nunca se había subido en un avión, así que estaba temblando y tenía el corazón en la garganta a punto de explotar, él, le sonrió y le hizo la plática, sus hermosos ojos negros hicieron que ella se perdiera en su profundidad, era el hombre más hermoso que ella hubiera visto nunca, con un carácter agradable y su plática tan divertida logró que se olvidara por completo de los nervios, le platicó que iba a Florida para iniciar una vida, que tenía suficiente dinero para rentar un apartamento y vivir un tiempo, en lo que conseguía un empleo, así que él se ofreció a ayudarle, le dijo que lo ideal era que la primera noche durmiera en un hotel, así podía buscar apartamento con calma, él era mayor y tenía más experiencia de la vida que ella así que confió en él. En cuanto bajaron del avión tomaron un taxi y la llevó a un hotel, era modesto, ella, no quería gastar mucho dinero, tenía que organizarse, porque no sabía cuánto tiempo iba a tardar en encontrar empleo. Él, muy amable, la acompañó hasta la habitación, ella dejó su maleta en el suelo y su pequeña bolsa de mano sobre la cama junto con su chaqueta, que era demasiado caliente para el clima de Florida.  Se puso muy nerviosa, nunca había estado con un hombre, es más nunca la habían besado, a pesar de que los chicos en el orfanato, solían decirle que era muy bonita; Luke tomó su rostro entre sus manos y su boca se apoderó de la suya, introdujo la lengua casi hasta su garganta y ella sintió que iba a vomitar en ese momento, no pudo evitar el reflejo y tuvo que correr al baño para vomitar, él se burló de ella,— “te espero afuera para que vayamos a cenar” — gritó y escuchó la puerta cerrarse tras de él, se enjuagué la boca y cuando Salió, él no estaba, pero su maleta y su bolso tampoco, tardó unos segundos en asimilar que le había robado todo, en su bolso estaba todo su dinero, salió corriendo para tratar de alcanzarlo, pero no lo vio más, había desaparecido, sus piernas flaquearon y cayó al piso a llorar, estaba sola, en un lugar desconocido, tenía hambre y en los bolsillos sólo tenía tres dólares, había pagado la habitación del hotel sólo por una noche, ya que Luke, le dijo, que al siguiente día iba a dormir en su nuevo departamento, con esos tres dólares compró un café y unas galletas, no le alcanzaba para nada más, entró en la habitación y lloró toda la noche, no tenía idea de lo que iba a hacer al siguiente día, la habitación vencía a las doce horas y la echarían a la calle. En algún momento se cansó de llorar y el cansancio la venció, cuando abrió los ojos había amanecido, su estómago comenzó a hacer ruidos extraños, le exigía que lo alimentara, pero ella, no tenía nada que llevarse a la boca, trató de dormir nuevamente, pero fue imposible, entró en el baño y abrió la llave del grifo, tomó agua para tratar de calmar el hambre. Una mujer del servicio le recordó que el alquiler de la habitación había vencido, así que tuvo que salir, comenzó a caminar durante horas, no sabía qué hacer ni a dónde ir, en dos ocasiones vio restaurantes dónde solicitaban camareras, pero le pedían referencias y documentos, la directora del orfanato le había dado una carta de referencia, pero estaba junto con sus otros documentos en la maleta, así que ni siquiera la entrevistaban. Nunca imaginó que el calor de Florida fuera tan abrazador, era el mes de febrero y el viento soplaba fuerte, pero el sol quemaba sin piedad, llevaba casi todo el día caminando, con hambre y con sed, y el hambre la hacía ver alucinaciones. Después de tanto caminar, llegó hasta el mar, era maravilloso con esa gama de colores azul turquesa, era mucho más hermoso de lo que había imaginado, de pronto, una nube negra la envolvió en sus brazos y no supo más de sí. ──────•❥❥❥•────── Era el quinto aniversario luctuoso de la esposa de Cooper Grand, ella murió cuando su hijo Junior, apenas tenía cinco años, él, apenas si la recordaba, pero Cooper no pudo rehacer mi vida después de que ella se fue, era difícil para él pensar en una mujer, cuando sólo se ocupaba de su hijo y de sus negocios, había llevado su agencia de publicidad a la cúspide, la había convertido en la más importante de Florida, pero su vida estaba vacía, si no fuera por su pequeño hijo, no lo habría podido resistir. Siempre le apasionaron los veleros, en su juventud, fue competidor profesional de regatas de crucero y ganó muchos reconocimientos por su trayectoria, era m*****o honorario del club náutico más importante de Miami y su hijo, había heredado su gusto por el deporte, así que, a sus diez años, había comenzado a competir con un pequeño velero ligero, algún día cuando fuera mayor, podría controlar un velero crucero, igual que su padre. Justamente lo llevaba al club náutico, pasaría allí el fin de semana en un campamento con los otros chicos de su edad que deseaban competir. —    ¡Mira papá esa señorita se cayó! — gritó Junior al ver a una jovencita desvanecerse y caer al suelo desmayada. — ¡Debemos ayudarla! Rápidamente, bajó del auto y la tomó en sus brazos, no sabía qué hacer con ella, así que su primer impulso fue llevarla al hospital. Cuando Rachel abrió los ojos estaba en un hospital, se asustó, porque inmediatamente se veía que era un hospital privado, debía ser muy costoso y ella no tenía dinero ni para comer. —    Qué bueno que ya despertaste jovencita, — dijo la que supuso era una doctora — tremendo susto le has dado a tu padre, se te bajó la glucosa por haber pasado un tiempo prolongado sin comer, debes tener cuidado de no mal pasarte de esa forma, ya estás lo suficientemente delgada y puedes afectar tu salud. Ella se quedó muda, no sabía que decir, ¿Su padre? ¿De qué demonios estaba hablando esta mujer? Una enfermera, entró con un suculento desayuno, fruta, tostadas jugo y un omelett de queso con verduras, no sabía que estaba pasando, pero no iba a desaprovechar la oportunidad de comer, al menos había pasado la noche bajo techo y en una cama. Estaba terminando de desayunar, cuando un hombre entró en la habitación, era un hombre mayor, de unos cincuenta años, aunque su cabello entre cano y su barba lo hacían ver mucho más grande, se impresionó porque parecía uno de esos actores de Hollywood, que, aunque son mayores, son extremadamente apuestos, vestía un impecable traje gris con camisa blanca, pero sin corbata y sus ojos grises eran muy hermosos, pero reflejaban una gran tristeza. —    ¿Te sientes mejor? — le preguntó con una sonrisa, que hizo que algo en su estómago respingara. —    Sí, señor, gracias ¿Usted me trajo aquí? —    Puedes llamarme Cooper, y sí, así es, te traje porque te desmayaste en la calle y no traías ninguna identificación, ¿Quieres que llame a tus padres? —    No, yo no tengo padres. Algo en él le inspiraba mucha confianza, tal vez su triste mirada o su hermosa sonrisa, pero sabía que él, si era buena persona, no como Luke; le contó todo lo que le había pasado, y sin darse cuenta, ya estaba llorando acurrucada entre sus brazos, el olor de su perfume era, embriagador, olía tan rico, que no quería que la soltara, y seguramente hacía mucho ejercicio, porque sus brazos se sentían fuertes y en ellos se sentía totalmente segura. La dieron de alta del hospital y tuvo miedo, no sabía qué hacer, porque no tenía a dónde ir, Cooper pagó la cuenta, ella casi se infarta cuando escuchó la cantidad, pero él tan solo se limitó a pagar con un cheque. La llevó a su casa, que en realidad era una mansión, era como de un cuento de hadas. —    Aquí puedes quedarte unos días, serás mi invitada, hasta que decidas que hacer, también puedo darte trabajo, yo tengo una empresa, y seguramente puedo encontrar algo para ti. —    Necesito ganar un poco de dinero, creo que será mejor que regrese a Chicago, allí en uno de los hogares sustitutos, me ofrecieron trabajar como sirvienta y como nana de los niños. —    Como tu decidas, tal vez hay algo que puedes hacer por mí, si lo haces, yo te daré dinero para tu boleto de avión y cinco mil dólares para que sobrevivas mientras tanto. —    ¿Cinco mil dólares? ¿De qué se trata? ¿Hay que hacer algo malo? —    No, en realidad, no, solo se trata de ir a una fiesta conmigo. —    ¿A una fiesta? —    Sí, mañana es día de San Valentín y debo asistir a una fiesta, ¿Sabes? Yo soy viudo, hace ya muchos años y hay una mujer, que insiste en tratar de seducirme, pero, a mí no me interesa, ella va estar allí mañana y si tú vas conmigo a la fiesta como mi pareja, me la quitaré de encima de una vez por todas. —    Está bien, iré contigo, pero no tengo nada que ponerme como para ir a una fiesta. —    No te preocupes, yo me encargo de eso. —    ¿Y tenemos que aparentar que estamos enamorados? —    Pues sí, esa es la idea, pero no te preocupes, no tienes que hacer nada que no quieras, tal vez sólo simular algún abrazo, y uno que otro beso, pero no te besaré en la boca, no te preocupes por eso, si con el chico que te robó, siendo de tu edad vomitaste, besando a un viejo como yo, morirás de asco. Ambos comenzaron a reír por el comentario, pero en realidad, Rachel se moría de curiosidad por saber, que se sentiría besar a un hombre como él, fino, elegante, tierno, ya sabía lo que era que sus fuertes brazos la apretaran contra su pecho, pero desde que lo vio entrar en el hospital no dejaba de imaginar sus labios en los suyos. Le asignó una habitación, y más tarde llegó un chofer con unas bolsas de compras, allí llevaba un pijama muy tierno como para una adolescente, jeans, camisetas y zapatos, se dio una ducha relajante y me puso el pijama, estar en esa habitación, era como un sueño. Esa noche no pudo dormir, estaba muy emocionada, nunca había ido a una fiesta, y menos a una tan elegante, pero además iba a ir del brazo de Cooper, como su pareja, recordó una película, Lancelot, el primer caballero, la había ido a ver al cine, y mientras todas las chicas suspiraban por el caballero, ella quedó totalmente enamorada del Rey Arturo y Cooper se parecía a él, no podía dejar de verlo como un verdadero Rey.  Despertó y una muchacha del servicio le trajo el desayuno a la cama, en la bandeja, había una nota de Cooper. “Después de desayunar, el chofer te va a llevar a escoger un vestido para la fiesta, la chica de la tienda ya sabe cuáles son los vestidos que te tienes que probar, escoge el que más te guste y no te fijes en el precio” La chica del servicio, le dijo que “El Señor Cooper” se había ido temprano a trabajar, pero que regresaría a las seis de la tarde a recogerla, que debía estar lista para esa hora. El tiempo pasó volando, eligió un hermoso vestido rojo, a pesar de ser largo hasta el suelo, tenía un escote en la espalda bastante pronunciado, la chica de la tienda eligió para ella ropa interior de encaje, tan sensual que se ruborizó sólo de verla, y las zapatillas, eran tan delicadas, que parecían de cristal. Cooper envió un peinador profesional, peinó su cabello y la maquilló un poco, cuando se vio en el espejo, apenas podía creer que era ella. Cuando bajó las escaleras él estaba allí de pie esperándola, vestía un esmoquin n***o, con una pajarita roja que hacía juego con si vestido, colocó una orquídea en si mano, todo un caballero chapado a la antigua, sacó una gargantilla de un estuche y la puso en su cuello, ella se sentía divina. —    No te emociones — dijo — es prestada, era de mi esposa. Llegaron a la fiesta, y era en un gran salón adornado globos de helio en forma de corazón rojos y plateados, cuando entraron, todos los invitados voltearon a mirarlos, entonces la vio, una mujer de más de treinta años, muy guapa y muy elegante, caminó hacia ellos. —    ¡Cooper querido! Te estaba esperando— dijo con un tono de voz chillante que se oía ridículo en una mujer de su edad. —    ¡Shanik! Déjame presentarte a mi pareja —  dijo Cooper tomando a Rachel por la cintura mientras el contacto de su mano con si piel hacía que una corriente eléctrica se deslizara por todo el cuerpo de la chica — Ella es Rachel, es… —    ¡Soy su mujer! — dijo mirándola a los ojos de forma retadora, — Cooper y yo estamos juntos y lo abrazó pegando su cuerpo al de él lo más que pudo. —    ¡Por favor querido! Esta jovencita podría ser tu hija, seguramente va tras tu dinero — dijo la mujer tratando de humillarla. —    ¡No necesito su dinero! Lo único que me interesa de él, es lo que me da en la cama, pero, bueno, como puedes tu saberlo si no has tenido el privilegio de tenerlo. Rachel tomó la mano de Cooper y lo arrastró a la pista, la música era suave y lenta, comenzaron a bailar y pudieron ver a la mujer mirarlos con furia en los ojos, cuando acabó la música, tomó el rostro de Cooper con sus manos y acercó sus labios a los de él. —    ¿Estás segura? — le preguntó, ella asintió y él la besó. El beso de Cooper la transportó al cielo, fue como volar entre las nubes, sus dulces labios se apoderaron de los de ella, de una manera tan delicada y tan suave que no quería que parara nunca; qué diferente era del beso de Luke, no había punto de comparación, su corazón comenzó a latir tan rápido que sentía que le saldría por la boca. La fiesta transcurrió entre baile, risas, brindis, Rachel sólo había tomado una copa de champagne, no quería abusar del alcohol, porque no estaba acostumbrada, pero aprovechaba cada vez que Cooper terminaba su copa, para darle un beso en los labios con el pretexto de ir a traer otra copa para él. —    Ya no más copas para mí cariño — o terminaré embriagándome y no podré cumplirte esta noche, — dijo Cooper al ver que Shanik estaba cerca de ellos. —    Entonces no más copas, las cambiaré por besos — y fundió sus labios con los de él, no sabía que le estaba pasado, pero sus besos eran adictivos. Salieron de la fiesta y regresaron a la mansión, ella estaba un poco triste, porque al día siguiente tendría que irse, en cuanto llegaron, Cooper entró en su despacho y le dio cinco mil dólares en efectivo. —    Eres una gran actriz — dijo — estoy seguro de que Shanik, no volverá a acercarse a mí, creí que en cualquier momento la ibas a jalar de los cabellos. —    Sólo quería que le quedara claro que no era bienvenida a tu lado — tomó el fajo de billetes y lo guardó en su bolsa. —    Puedes llevarte todo lo que te compré — dijo él—excepto esto — y le quitó delicadamente la gargantilla para volver a guardarla en su caja fuerte. —    Gracias Cooper. —    ¡Oh, no! no tienes nada que agradecer, tú me hiciste un servicio, y yo te lo pagué, es como un trabajo. —    No lo digo por eso, sino por haberme regalado un hermoso recuerdo de lo que debe ser un buen beso, nunca imaginé que besar a alguien pudiera sentirse de esa manera en todo el cuerpo. —    Me alegro que te haya gustado, una chica como tú, no merecía que su primer beso fuera robado por un vulgar ladrón. Caminó hacia la puerta, no quería irse, algo en el pecho le dolía; se armó de valor y volteó a verlo. —    Hay algo más que quisiera que me regalaras — dije acercándose a él —    Pídeme lo que quieras. —    Quiero que me regales mi primera vez. —    ¿Tu primera vez? Te refieres a … —    Si Cooper, quiero que mi primera vez sea con alguien como tú, sé que será el más hermoso recuerdo en un día de San Valentín. —    ¿Estás completamente segura de que eso es lo que quieres? —    No hay ninguna otra cosa que quiera más en este mundo. La besó y ella lo abrazó del cuello entrelazando los dedos con sus cabellos, poco a poco, el beso fue subiendo de intensidad, mientras las manos masculinas acariciaban la espalda desnuda de la joven. —    Eres muy hermosa, te deseo, pero debemos esperar. —    ¿Porqué? —    Porque no estaba preparado, necesitamos preservativos, no quiero correr el riesgo de embarazarte. Él tenía razón, Rachel no había pensado en eso, y le gusto que se lo dijera, porque si no tenía preservativos en casa, quería decir que no acostumbraba llevar mujeres a pasar la noche con él y eso, la hizo sentir, especial de alguna manera. Tomó el teléfono y le dio instrucciones al chofer para ir a la farmacia, no tardo mucho, apenas unos minutos, pero a ella el tiempo se le hizo eterno. El chofer regresó y le entregó a Cooper una bolsa con algunas cosas. La tomó de la mano y subieron a la recámara, era muy grande, la enorme cama con sábanas blancas, parecía jalarlos hacia sus brazos. —    Rachel, aun estás a tiempo de arrepentirte, ¿estás segura de que eso es lo que deseas? —    Estoy muy segura. La besó, despacio y sin prisas, como si temiera lastimarla, mientras sus manos acariciaban sus senos sobre la tela del vestido, provocando sensaciones en ella, que no sabía que existían, ella rodeó su cuello con los brazos y sus manos lo jalaban hacia ella como temiendo que se fuera, no pudo evitar un respingo cuando una de las manos de él llegó a su monte venus, la suave tela del vestido que la separaba del contacto con su mano se sentía como una barrera insoportable. Suavemente, deslizó un tirante del vestido por el hombro, mientras depositaba delicados besos en su piel, primero un brazo y luego el otro, haciendo que el vestido callera al piso; sus senos quedaron al desnudo, el escote del vestido era tan pronunciado, que no permitía llevar un sostén debajo. Sus ojos grises brillaron de una manera al verla, que ella se sintió en ese momento, la mujer más deseada del mundo. Cooper, se apoderó de uno de sus senos con su cálida boca, mientras uno de sus dedos hacía círculos alrededor de mi pezón, y su lengua hacía lo mismo con el otro, ella, cerró los ojos sólo para disfrutar ese momento, las caricias hacían que su cuerpo temblara de emoción y su centro comenzó a palpitar tan fuerte, deseando aquello hasta ese día desconocido. Tomó sus glúteos con ambas manos, los acaricio con suavidad, para luego apretarlos fuerte, pero sin llegar a lastimarla, por el contrario, el cuerpo de ella deseaba que las manos masculinas pudieran recorrer cada parte de su piel sin tener que separarse de la otra. Las piernas le comenzaron a temblar cuando los dedos recorrieron el resorte de sus bragas, porque sabía lo vendría a continuación, y no se equivocó, él comenzó a bajarlas lentamente, mientras sus labios y su lengua seguían torturando los pezones erguidos e hinchados de placer. Colocó una rodilla en el piso y le quitó las bragas por completo, ella no pudo contener un gemido, cuando la cálida lengua se deslizó por entre sus labios vaginales, le dio vergüenza y sintió como su rostro se ruborizaba. Una vez que estuvo desnuda, la tomó en sus brazos y la recostó sobre la cama, se quitó la camisa y ella impresionó al ver su cuerpo, tan bien formado y cuidado a base de ejercicio, si bien su piel comenzaba a tornarse un poco flácida a consecuencia de la edad, su pecho bronceado seguía siendo absolutamente sexy. Cooper se quitó el pantalón quedándose tan solo en ropa interior, se recostó a su lado y con una de sus manos comenzó a recorrer su cuerpo, desde el cabello hasta las piernas y luego hizo el mismo recorrido con su boca y su lengua hacía estragos en las partes más sensibles. Tomó sus piernas y las abrió inclinando sus rodillas, dejando expuesto su sexo para disfrutarlo, ella apretó los labios tratando de mitigar un gemido que luchaba por salir. —    Si te provoca gritar hazlo, nena, no te contengas, nadie a parte de mí puede oírte y para mí, será un placer hacerlo — Dicho eso, la cálida boca se apoderó de sus labios vaginales, y su lengua trazaba círculos en el pequeño botón de su femineidad, hábilmente, introdujo dos de sus dedos en el centro, en un principio, ella sintió un poco de incomodidad, pero luego comenzaron a deslizarse fácilmente, la combinación de caricias, era tan excitante, que no tardó en convulsionar mientras su centro explotaba en sensaciones mágicas y abrazadoras y su boca no pudo contener un grito de placer. —    ¡Awww, Cooper síii! — gritó mientras sus manos lo tomaban por los cabellos como evitando que se fuera. —    Eso es pequeña, estás absolutamente mojada, ya estás lista para mí, pero si lo deseas, podemos detenernos. —    No, no quiero detenerme, quiero que me hagas tuya, quiero sentirte dentro de mí. Se quitó la ropa interior y ella no pudo evitar sorprenderse por su virilidad, a pesar de no haber visto nunca un pene, pensó que el tamaño de eso, iba a lastimarla. —    No tengas miedo, voy a ser muy cuidadoso. Se colocó el preservativo y sus labios la besaron mientras su m*****o se clavaba hasta lo más profundo de su ser, un pequeño grito de dolor salió de su boca y las lágrimas rodaron por sus mejillas, él se quedó inmóvil por un momento, como esperando que el cuerpo de ella, se acostumbrara a sentir su m*****o dentro. —    ¿Estás bien? ¿Quieres que lo saque? —  le preguntó. —    No, no quiero que lo saques, me dolió un poco, pero se siente muy bien sentirte dentro. Sonrió y le dio un suave beso en los labios, luego comenzó a moverse poco a poco, despacio y con cada movimiento su cuerpo necesitaba más, sus caderas comenzaron a moverse al compás de sus embestidas, buscando incrementar la sensación y nuevamente comenzó a convulsionar mientras sus uñas se enterraban en la espalda masculina. —    ¡Aghh Rachel, me has vuelto loco! Gritó y entonces ella supo que él, lo había disfrutado tanto como ella. Se quedaron abrazados desnudos durante un largo rato, era sin duda el mejor día de San Valentín que habían pasado en su vida, ella sabía que, al amanecer, tendría que irse y le dolía, le dolía mucho, no quería irse de sus brazos, quería quedarme allí, por siempre […]

editor-pick
Dreame-Editor's pick

bc

Reviviendo el pasado.

read
84.5K
bc

SUMISA POR ACCIDENTE

read
366.8K
bc

Quiero matar a mi jefe

read
375.7K
bc

El empresario del corazón roto

read
156.3K
bc

Perfekt Für Mich (Perfecta para mi)

read
234.3K
bc

AMOR VERDADERO

read
324.9K
bc

Solo una noche

read
469.2K

Scan code to download app

download_iosApp Store
google icon
Google Play
Facebook