Cooper se sentó en el sillón, el semblante en el rostro de la chica era preocupante, en ese momento, él supo que lo que iba a escuchar no iba a ser, nada agradable. Rachel, se sentó en la alfombra, y recargó su cabeza sobre las piernas de él, que comenzó a acariciarle los cabellos, consolándola anticipadamente. — Cooper… Señor Cooper, lo que voy a decirle, tal vez haga que usted me odie y me eche de su lado y del trabajo, pero debo decirlo, porque me está carcomiendo la conciencia, sólo le pido por favor que me escuche hasta el final, antes de juzgarme, si después de hacerlo no quiere volver a saber de mí, lo entenderé. — Elizabeth, me estás asustando, ven levántate, siéntate aquí, junto a mí. Ella, se puso de pie y tímidamente, se sentó en el sillón a su lado, subió las piernas y

