Lucas dejó a Erin en la entrada del edificio donde vivía. Se adelantó a salir del auto y abrió la puerta, él era un caballero siempre que se trataba de una mujer. Al salir del auto, Erin desvió la vista nerviosa, durante el camino ambos habían estado la mayor parte del trayecto en silencio a excepción de alguna que otra frase que intercambiaron sobre el clima, el paisaje o la hora. —Gracias por traerme, Lucas —dijo Erin con las mejillas sonrosadas. Lucas sonrió risueño. —Nos vemos mañana Erin, llega temprano a la oficina —ella asintió. Él acercó los labios a su mejilla en una fracción de segundo, la respiración de Erin se cortó de inmediato, por un instante pensó que la besaría en los labios, “¿Qué me esta pasando?” se preguntó. —Adiós, Lucas. Erin entró a prisa al interior del edi

