2. Había sido muy ingenuo

1450 Words
Steven despertó tarde al día siguiente, aún envuelto en las sábanas, recordó a la hija menor de los Clark. Esa jovencita de apenas unos veinte años lo había descolocado por completo. Llevo sus manos al rostro, por qué pensaba en ella si era un hombre comprometido, si en unos meses estaría casado con Elizabeth. “Me estoy ilusionando por nada” pensó. Después de ducharse bajó al comedor para desayunar, era domingo, día de descanso familiar, pensaba pasar un día tranquilo en la comodidad de su hogar. Pero sus planes cambiaron cuando vio a su novia sentada junto a sus padres en la mesa del comedor. —¡Hijo! Mira, quien ha venido a desayunar con nosotros —dijo su madre. —Espero, no te moleste que haya venido sin avisar amor —la castaña se puso de pie para recibir a su novio con un beso breve en los labios. —Para nada, tú eres como de la familia Elizabeth, puedes venir cuando quieras, ¿verdad Steven? —presionó su padre mirándolo de una manera que solo él comprendía. Esbozó una media sonrisa, pero por dentro no deseaba verla. Tenía poco menos de un año que había comenzado a salir con la única hija de los Walker, íntimos amigos de sus padres, Elizabeth había estudiado en la Universidad de Londres y cuando regresó sorpresivamente sus padres comenzaron a hablarle sobre ella, a invitarla a todas sus reuniones y ella se fue acercando más a él. —Puedes venir cuando quieras, como dice papá, esta es como tu casa —dijo con la voz seria. Ambos se sentaron a la mesa. Unos días antes de anunciar su compromiso, Steven había hablado con su padre de su intención de no alargar más su noviazgo, no tenía caso. Elizabeth era una joven muy enérgica e inteligente, pero había algo en ella que no lo llenaba por completo. No había esa magia, esos destellos que él ansiaba sentir, ella era más bien fría y calculadora, aunque muy ardiente en la cama, tanto que a veces terminaban exhaustos hasta la madrugada, pero eso no quitaba el hecho de que lo suyo fuera solamente pasional. La reacción de su padre al enterarse fue mucho peor a lo que había imaginado. Este enfureció puesto que gran parte del hecho de que hubieran aceptado su postulación como el nuevo Juez del Gran Tribunal de Justicia era gracias al padre de Elizabeth, si terminaba su relación con ella, Tom Walker era capaz de hacer que no le dieran el puesto, había trabajado durante muchos años por eso, lo posicionaría entre los abogados más poderosos y ricos de todo el estado, dejar de lado las comodidades a las que estaba acostumbrado no estaba en sus planes. Así que amenazó a Steven con bloquearle todos sus contactos para que pudiera abrir su propio despacho como tanto lo quería. Steven no tuvo más remedio que decidir esperar hasta que su padre se convirtiera en Juez. Después de charlar un poco sobre la noche anterior y los invitados, Steven llevó a Elizabeth a caminar al jardín, a veces trataba de convencerse de que podía ser feliz a lado de ella. Ella era una mujer llena de metas, de planes a futuro, siempre deseando llegar a lo más alto, eso era una de las cosas que le agradaba a Steven de ella. Steven sujeto de la cintura a su prometida y la atrajo a él sellando sus labios a los suyos —apenas ayer nos vimos, ¿ya me extrañaste cariño? —Elizabeth preguntó con una marcada sonrisa de satisfacción en el rostro. Steven observaba cada detalle de su rostro, sus ojos, sin embargo, no podía deshacerse del recuerdo de aquellos ojos azules que había conocido la noche anterior. —¿Cuándo piensas en nuestra vida de casados como nos ves Elizabeth? —preguntó clavando su mirada en la de su novia. —¿A qué viene esa pregunta? —Solo contesta. —Nos veo teniendo la vida que tienen mis padres, llena de lujos, viajes, reuniones de la alta sociedad, haciendo contactos importantes, siendo tú y yo contra el mundo. Lo último de esa respuesta le agradaba. —¿Y los hijos? Ella se soltó de los brazos de su novio, sonrió con sarcasmo —Steven es muy pronto para hablar sobre eso, ¿no crees? —Uniremos nuestra vida en matrimonio a finales de año, no creo que sea demasiado pronto para hablar sobre eso. —Con el tiempo tal vez llegaran, pero no te estreses por eso, yo quiero que tú primero te conviertas en alguien muy importante como nuestros padres, conmigo a tu lado lo lograrás. Steven arqueó una ceja no muy convencido de lo que estaba escuchando. —¿Por qué hablas como si yo no pudiera hacerlo solo? Elizabeth río de nuevo. —Cariño, por favor, ambos sabemos que yo fui quien puso los ojos en ti, pero para nuestra fortuna tú te enamoraste también de mí, mi padre le ha hecho muchos favores a tu padre y… —O sea debo casarme contigo, creo que deberíamos replantearnos todo esto. El rostro de Elizabeth cambió a uno gélido —no, no hay nada que replantear, eres mi prometido y nos casaremos apenas tu padre se convierta en juez, él lo prometió a mi padre. Elizabeth se alejó caminando al interior de la gran mansión de los Barkley. Steven se quedó inmóvil ante lo que acababa de escuchar, ahora sabía la razón por la cual su padre se puso furioso al insinuarle que quería terminar la relación con Elizabeth. Eso cambiaba demasiado la situación, se sentía como una moneda de cambio, su padre le había prometido a Tom Walker que él se casaría con su hija, eso no se hacía. Apretó la mandíbula y fue a buscar a su padre al despacho. Entró sin llamar antes, él estaba bebiendo de la copita de vino que se tomaba a mediodía para la “digestión”. —Papá, ¿Por qué Elizabeth ha dicho que tú prometiste que me casaría con ella si o sí? —cuestionó sonando indignado. Su padre alzó la vista ni siquiera había atisbo de emoción en su rostro, simplemente curveó un poco la comisura de sus labios. —Porque es la verdad, ella está enamorada de ti, te ama, yo solo afiancé el compromiso que tú aceptaste como una garantía para ser el próximo juez del Tribunal. Steven apretó la mandíbula, se sentía traicionado, molesto, no solo con su padre, sino consigo mismo por haber sido tan ingenuo. —¡No puedo creerlo! ¿Desde cuándo paso eso? —Desde que ella te vio en el lago Tahoe el verano pasado, aún no terminaba sus estudios, Tom me llamó para acordar una cita, hablamos durante un buen rato sobre ustedes y decidimos acercarlos a ver que pasaba, Elizabeth siempre se ha preocupado por ti, deberías sentirte reconfortado por ser el yerno de alguien tan importante como Tom y de tener una prometida tan bella como Eliz. Se llevó las manos al cabello sacudiéndolo con desesperación. —Es que de eso no se trata papá, ahora entiendo por qué últimamente ella me echa en cara todos los favores que su padre te hace, parezco un títere haciendo todo lo que ella quiere, no pienso casarme. Harrison se levantó de pronto —escúchame bien, Steven, soy tu padre y no vas a echar a perder todo por lo que he trabajado, tú nadie más sabe que merezco ese puesto, además tú fuiste quien le pediste fuera tu novia, ¿Qué acaso no sientes nada por ella? Steven lo miró en silencio —antes sí, pero después del compromiso ella ha cambiado, es porque está segura que nos casaremos. —Está emocionada, ve a dar una vuelta, sal con tus amigos por ahí, piensa en todos los beneficios que te traerá el formar parte de la familia de los Walker, Elizabeth es la única hija de ellos, por ende todo lo que tienen algún día llegará a tus manos, piénsalo bien. Steven salió, echó un diablo de la mansión de sus padres, subió a su auto y llamó a su mejor amigo, para encontrarse con él en un bar. Estuvieron bebiendo y charlando un rato, Lucas trató de convencerlo de que era como ganarse la lotería el que Elizabeth Walker hubiera puesto sus ojos en él. Todo estaba a su favor, todo lo que él siempre había soñado, sus metas, sueños y planes se cumplirían a lado de Elizabeth, pero lo que él se preguntaba cuál sería ese costo. Elizabeth parecía no ser la misma mujer de aquel verano en el que le pidió que fueran novios.
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