Esas simples palabras fueron capaces de que Bastián fuera feliz, él asintió y le dió un dulce beso a Kiya, la mujer se acurrucó en el pectoral izquierdo de este hombre y fue ahí que pudo escuchar el acelerado pero tranquilo palpitar de su corazón.
— Prometo que voy a tener toda la paciencia del mundo, dar mi mayor esfuerzo para merecer tu corazón a pesar de ser un hombre a medias. Seré lo que quieras que sea, te protegeré cuando tú no puedas hacerlo y sobre todo te enseñaré a que te defiendas ya que no sé si siempre voy a poder estar a tu lado, sin embargo, te juro que trataré de estar contigo aunque no me mires.
— Muy bien, creo que es hora de irse a la casa — ella miró que el cielo se estaba tornando n***o — al parecer va a llover, no quiero que enfermes.
— Muy bien, hay que ir — él m
