La granja era enorme, tenía muchos árboles frutales y un poco más allá habían animales de diferentes tipos. Zali al ver a los conejos corrió en dirección a ellos y se le veía contenta.
— Muy bien, pueden ponerse cómodos que iré donde Cleo.
Kiya y Bastián decidieron ir a cuidar a Zali, ella se acercó un poco a las caballerizas y miró una hermosa yegua la cuál iba a acariciar pero una mano se cirnió sobre su muñeca.
— ¿Qué crees que haces? — la chica la miró molesta — ¿Quién eres y qué haces aquí? Esto es propiedad privada y no puedes andar libremente.
— Ouch, me está lastimando — ella cerró uno de sus ojos — me encuentro aquí con Bastián y la señora Rivadeneira.
— No te creo — ella la sacudió muy fuerte del brazo — ahora vas a ver lo que le hacemos a los intrusos en esta granja.
La me
