INSULTADA

1358 Words

**SIENNA** Mi corazón, traicionero como siempre, me jugó una mala pasada. A pesar de todo lo que me exasperaba y de hacerme sentir la oveja negra, ella seguía siendo mi madre. La mujer que me dio la vida y a quien, quizás, yo se la había complicado tanto como ella a mí. El frío de octubre se colaba por las ventanas del pequeño comedor cuando llegué esa mañana. Mi madre ya estaba allí, sentada en la mesa de la esquina que siempre elegía —la que le daba vista completa del lugar, como si fuera una general inspeccionando su territorio. Sus manos, siempre tan cuidadas, tamborileaban sobre la superficie de madera gastada, y sus ojos no se apartaron de mí ni un segundo desde que crucé la puerta de cristal empañado. Llevaba el mismo abrigo gris que había usado en cada una de nuestras confrontac

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