**GABRIEL** Era extraño. Aquí estaba, rodeado de mujeres hermosas que me conocían, que me apreciaban, que mostraban interés… y yo no podía dejar de pensar en alguien que me había tratado como un completo extraño. La noche siguió su curso y yo me dejé llevar por el ambiente festivo. Carla se unió a nosotros en la pista improvisada, y pronto estaba bailando con ambas, riéndome de sus comentarios y dejando que sus coqueteos me envolvieran como una caricia familiar. “Ay, Gabriel, cada vez estás más guapo”, me dijo Carla, pasando su mano por mi brazo mientras me servía más vino. “Las chicas de tu oficina deben estar locas por ti”. Me reí, alzando mi copa. “No tanto como crees”. Valentina se acercó desde el otro lado de la sala, con esa sonrisa traviesa que siempre había tenido. “¿Sigues

