**SIENNA** Esperaba que mi familia me pidiera que no me fuera, que expresaran su preocupación por mi destino. Pero el silencio era ensordecedor. Nadie me rogó que me quedara, solo el tic-tac del reloj marcaba el ritmo de mi partida. —Ya sabrás lo duro que es ser madre soltera. Tan vieja y haciendo este tipo de tonterías —dijo mi madre. —Ridícula, queriendo amarrar a un rico de esta manera. Te salió el tiro por la culata, tan desesperada estás —escupió mi hermana. —Nosotros no somos como tú, Sienna, que siempre volando alto. Ahora la caída ha sido dura, cuñada —agregó el marido de mi hermana, quien nunca hablaba. Los miré uno por uno, sintiendo cómo la decepción se transformaba en desprecio. ¿Cómo se atrevían a juzgarme? Este no era mi hogar, me repetía, tratando de convencerme de algo

