**SIENNA** Pero yo no soy fácil de apagar. Y entonces, como un trueno en medio del caos, lo escuché. —¿Qué hacen con mi mujer? La voz era firme. Cargada de furia. De autoridad. De algo más profundo. Gabriel. Apareció como si el universo hubiera decidido darme una segunda oportunidad. Se acercó con paso firme, mirada de acero, y sin pedir permiso, apartó al tipo que me sostenía. —Suéltala —dijo. No gritó. No necesitó hacerlo. Los hombres retrocedieron. Murmuraron algo. Se fueron. Como sombras que saben que han sido descubiertas. Gabriel me sostuvo. Me miró. Y por primera vez, vi en sus ojos algo más que deseo. Vi preocupación. Vi rabia. Vi… algo parecido a ternura. No soy su mujer. Pero en ese momento, quise serlo. Aunque fuera solo para sentirme a salvo. Me apoyé en su pecho. No po

