**GABRIEL** Me recliné en el asiento de cuero italiano de mi Aston Martin, el motor ronroneando suavemente mientras observaba desde las sombras. El barrio de Sienna era un recordatorio crudo de la brecha que existía entre nuestros mundos: casas modestas con jardines pequeños, coches de segunda mano estacionados en las aceras, y la clase de vida que yo había dejado atrás hacía décadas. Pero no era desprecio lo que sentía al observar su entorno. Era algo más complejo, más peligroso. Era fascinante. Sienna apareció en el porche de su casa, una figura esbelta recortada contra la luz cálida del interior. Incluso desde esta distancia, podía sentir la tensión en sus hombros, la forma en que escaneaba la calle como si sintiera mi presencia. Inteligente. Eso me gustaba de ella. Una sonrisa se c

