**SIENNA** Saqué mi celular rápidamente y envié el mensaje, temblando en cada dedo. En ese instante, mi vida pareció ponerse en sus manos, como si el destino mismo decidiera jugarse en esa noche fatídica. Al levantar la vista, supe que no estaba sola. Un hombre más alto, más corpulento, cuyo aspecto tenía la crueldad y la intimidación de alguien acostumbrado a tener el control. Nos intercambiamos miradas, y en sus ojos espantosos encontré la confirmación de mis peores sospechas: esto no fue un accidente, ni una casualidad. Era un plan cuidadosamente orquestado, y yo había caído en su trampa. Mi corazón latía con una fuerza ensordecedora, tanto que parecía superar incluso la música atronadora que se filtraba desde los bares cercanos. Cada pulsación era un brutal recordatorio de lo vu

