**SIENNA** Nos quedamos en silencio unos minutos, nuestros cuerpos aún entrelazados, pero nuestras mentes empezando a separarse, cada uno regresando gradualmente a sus respectivas vidas compartimentadas. Era siempre así después: la intimidad física que se desvanecía como humo, dejando solo la intimidad emocional que ninguno de los dos se atrevía a nombrar. —Sigues planificando —observó, más como constatación que como pregunta. —Sí, no te preocupes —respondí, sintiendo la familiar punzada de vulnerabilidad que siempre acompañaba estos momentos de desnudez psicológica—. A veces se me olvida, pero soy irregular desde la adolescencia. Salí con quistes ováricos cuando tenía veintitrés años. Los médicos fueron bastante claros: me es prácticamente imposible quedarme embarazada, por eso no me c

