**SIENNA**
Giré a tiempo para ver cómo se dirigía hacia la puerta, su postura nuevamente perfecta, como si los últimos minutos no hubieran ocurrido. Pero antes de salir, se detuvo en el umbral y me miró por encima del hombro.
—Por cierto, soy Sofía. La prometida de Gabriel. —su sonrisa ahora era genuina, no obstante, no por eso menos peligrosa—. Crecimos juntos. Conozco todos sus secretos, todos sus miedos, todo lo que lo hace humano. ¿Y tú? Tú solo tienes un embarazo y la ilusión de que eso significa algo en esta familia.
Y con eso, salió, dejando la puerta abierta intencionalmente. Una última muestra de desprecio.
Me quedé ahí, con el corazón latiendo más rápido de lo que me gustaría admitir, pero con la cabeza clara. Había sobrevivido al primer encuentro, había establecido que no
