NAIN CONTI
Después de que Lissandro saliera corriendo por alguna misteriosa razón que desconozco, pero bajo la situación en la que recibió esa llamada y lo alterado que logró ponerlo, supuse que es importante y no me quedó más remedio que deambular un poco por la casa para matar el tiempo. Luego me fui a la cocina en busca de la comida que había dejado abandonada hace unas horas. Mi estómago gruñe como si viviera una bestia dentro de él.
En la cocina me encuentro con Juliana que al verme me sonrió y yo hice lo mismo.
—Volví por mi almuerzo. Espero que aún esté disponible. —Dije haciendo un puchero.
—¡Claro! ¡Aquí está! —Contestó, sacando nuevamente del horno la comida.
La boca se me hacía agua, el olor a caprese, ossobuco, y Risotto inundaban toda la cocina. ¡Es más…! ¡Toda la atmós
